Entonces, durante muchas horas, el sistema caído quedó suspendido.
Y como el dinosaurio de Tito Monterroso, al despertar (es decir, al quedar restaurado) resultó que Salinas era el ganador en las urnas por encima, y lejos, de Cuauhtémoc Cárdenas.
Entonces, entre tantos otros políticos de izquierda, Andrés Manuel López Obrador quedó inconforme y con una explosiva indignación política, social, moral y electoral.

PASAMANOS: Con todo, y por alguna razón de peso y con peso, AMLO, el presidente, lo nombró titular de la CFE.
Pero más todavía, lo ha mantenido durante los cinco años y casi cuatro meses del sexenio.
Incluso, con todo y la fama mediática de que un hijo de Bartlett ha sido beneficiado con obra pública federal.

CORREDORES: Ahora, sin embargo, el libro recién publicado, “Las dos izquierdas, lo que nunca se contó sobre la izquierda mexicana”, editorial Debate, escrito al alimón por Jorge Germán Castañeda Gutman y Joel Ortega Juárez, ambos ex profesores de la UNAM, le hace, digamos, justicia, a Bartlett.
Y lo deja como un ángel de la guarda.
¡Hosanna, hosanna!
En el capítulo “El fin de la izquierda independiente”, Castañeda y Ortega cuentan la historia de cuando Cárdenas fue postulado por el PARM, “uno de los llamados partidos paraestatales” para presidente de la república.
Entonces, “parecía imposible que ese registro de la candidatura lo aprobara el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett.
Sin embargo, lo hizo, porque en el fondo simpatizaba con la Corriente Democrática, a tal punto que Porfirio Muñoz Ledo afirmaba que si Bartlett hubiese sido el candidato presidencial
del PRI y no Carlos Salinas, se habría evitado la fractura del PRI y no habría surgido la Corriente Democrática”.

BALCONES: Castañeda y Ortega escriben que en ningún momento es ni sería desmesurada la hipótesis.
Además, y al mismo tiempo, explicaría “el inmenso poder que le ha dado el presidente Andrés Manuel López Obrador a Manuel Bartlett en su gabinete”.

PASILLOS: Por cierto, en el mismo capítulo publican (indicativo y significativo) una fotografía donde en una hilera de butacas en un acto público de la izquierda aparecen Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y López Obrador… con Bartlett en medio.
Y Bartlett, como dicen en el rancho, “aplaudiendo a rabiar”.
La foto carece de fecha. Es de El Universal. Y se ignora, como se presumiría, que en el micrófono está o estaría Cuauhtémoc Cárdenas.
Acaso, la reacción lógica y natural de Bartlett luego de que el presidente Miguel de la Madrid Hurtado prefirió a Carlos Salinas como candidato presidencial.

VENTANAS: Nadie dudaría, entonces, una relación amical, incluso, aliada, cómplice, en momentos estelares entre Bartlett y AMLO.
Es decir, digamos como premisa, un Bartlett jugando en dos o tres palenques.
Como priista. Y como opositor al mismo tiempo para luego en un instante decisivo de su vida la ruptura con el PRI, tantos años en el partido rojo y con tantos cargos públicos, desde la secretaría de Gobernación hasta la gubernatura en Puebla.
Ahora, encumbrado como en el tiempo priista, como titular de la CFE.
Quizá, igual que cuando fue con Miguel de la Madrid, hasta ideólogo de AMLO, el presidente.
Más incluso si se considera que en un momento superior AMLO sintió y creyó que únicamente asociándose con parte de sus enemigos, adversarios y opositores (Bartlett se prestó a la gran estafa contra Cárdenas) podría ganar la presidencia de la república.
Y como fue.
“Cosas veredes, mi querido Cid” escribió aquel.