En tanto Veracruz es declarado (ajá) en el cuarto lugar de feminicidios luego del Estado de México, Nuevo León y Sonora, el góber alardea jugar boliche y béisbol como un experto.
Mientras en Veracruz se han integrado treinta Colectivos con padres con hijos y parientes secuestrados y desaparecidos, Cuitláhuac, el góber, el político más encumbrado en el Estado jarocho sueña con el cargo público ofrecido por Claudia Sheinbaum en el gobierno federal… claro, si gana en las urnas.
En tanto hay de norte a sur y de este a oeste seis millones de habitantes de Veracruz en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos, la incertidumbre, la zozobra, la inseguridad y la impunidad, el góber promueve la Semana Santa para un pueblito.
Mientras Veracruz se desangra en cada nuevo amanecer y anochecer, Cuitláhuac anuncia una nueva Ley de Tránsito que para acabar (por decreto) con los abusos de los concesionarios de grúas.
En tanto la secretaría de Marina exhibe a un Veracruz con cinco mil setenta y dos homicidios en los últimos cinco años y cuatro meses, el góber continúa saboreando que AMLO, el presidente, lo puso por enésima ocasión como ejemplo de honestidad de cara al Golfo de México.
Mientras estamos en el último año del sexenio y en Veracruz dominan y predominan seiscientos mil personas analfabetas y un millón de paisanos con la escuela primaria inconclusa y otro millón con la secundaria a medias y seiscientos mil con el Bachillerato incompleto, la Universidad Veracruzana condecora a Cuitláhuac como el gran inventor científico.
Y, caray, uno y otro se la creen…
En tanto hay un millón de paisanos como migrantes en Estados Unidos más los que cada mes siguen partiendo de sus pueblos a la frontera norte soñando con ingresar al terrorífico Estado racista y xenófobo de Texas, Cuitláhuac alardea de un Veracruz recuperándose en materia económica.
Mientras los carteles y cartelitos siguen adueñados de Veracruz y se vive a orillas del precipicio, el góber toca la jarana para impresionar a Claudia Sheinbaum quien desde niña, adolescente, era una experta tocando el instrumento y así (ajá) abrirse paso camino a las grandes ligas nacionales de la política.

II (Un sexenio más perdido)
Lástima (decepcionante) un sexenio más perdido en Veracruz para, entre otros objetivos superiores, enaltecer la vida digna de la población.
Indígenas, campesinos, obreros, clase media y clase media baja, trabajando duro y tupido en cada nuevo amanecer, apenas, apenitas, con un sueldito para comer.
Medio millón de habitantes únicamente hacen dos comidas al día y mal comidas.
Y lo peor, sin ahorrar un solo centavo para emergencias, por ejemplo.
Uno tras otro un total de 79 (setenta y nueve) gobernadores han ocupado la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa.
Y de poco o nada ha servido.
Un Veracruz sumergido en lo que los teóricos llaman “la pobreza extrema” y que en términos reales, comunes y sencillos significa la miseria.
Y la miseria, el último grado de la dignidad humana para estar, ser y trascender.
Los políticos celebraran el avance democrático, ajá.
Pero la democracia también es democracia económica, social, educativa, de salud, de seguridad y justicia y desarrollo humano.
Y con tanta jodidez significa una grosería, una bofetada, una humillación la vanidad y la frivolidad con que Cuitláhuac ha ejercido el poder y gobernado.
Y lo más canijo, que AMLO, el presidente, el hombre, el político mejor informado de la nación como dicen en el pueblo, permita y tolere a Cuitláhuac con su insustancialidad.
Más, mucho más, cuando AMLO se declara “más veracruzano que ‘La bamba’” porque también es jarocho, dice.
Premisa universal:
Si Cuitláhuac actúa así se debe, entre otros hechos, a que Andrés Manuel López Obrador lo permite y tolera.
La frasecita memorable, citable y bíblica de que “por el bien de todos primero los pobres” en las cañerías del drenaje social de Veracruz.

III (Desbordada imaginación de Cuitláhuac)
Una generación (guinda y marrón) perdida.
Podrá Cuitláhuac vivir en las neuronas, el corazón y el hígado de AMLO, el presidente.
Pero al mismo tiempo, significa un desencanto social.
Esa es la imagen que ha deseado proyectar y mantener en el viaje sexenal.
Caray, lo último:
Dado el incendio originado en las Altas Montañas de Zongolica, Cuitláhuac asegurando (inventor que es acaso) que los incendios “fueron provocados y que se han obtenido pruebas de que personas generan fuegos forestales de manera intencional”.
Peor aún: De acuerdo con Cuitláhuac, raro y extraño que en otros sexenios nunca se hayan dado siniestros de tal magnitud.
Desde luego, sabrá el chamán si los ciudadanos y la población electoral cree en la imaginación encendida del góber obradorista.