En el otro carril del hipódromo, la exhibida de la secretaría de Marina de que en los últimos cinco años y cuatro meses, el góber jarocho ha concentrado cinco mil 72 (setenta y dos) homicidios.
En otro carril, un Veracruz ensangrentado. Campeón nacional en feminicidios, secuestros, extorsiones y fosas clandestinas.
En otro carril del hipódromo, la euforia turística con la feria del taco en Xalapa, la feria del libro en Orizaba, la banda MS desfilando en Coatzacoalcos y la feria de orquídeas en Coatepec.
Y en otro carril, la frivolidad y la vanidad como el par de atributos del sexenio de MORENA, la 4T y el obradorismo en el Estado jarocho.
Tal cual, “la plenitud del pinche poder”.
Vamos ya (y por fortuna) en el sexto y último año del sexenio.
Un sexenio más en el limbo y en la nada de casi unos ochenta gobernadores ocupando la silla embrujada del palacio de Xalapa con el siguiente resultado social, entre otros:
Seis millones de los ocho millones y cacho de habitantes de Veracruz, en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los pichurrientos salarios y la migración.
Indicativo y significativo, al góber le vale.
Todo le vale.
Le valen los treinta Colectivos, integrados con padres con hijos secuestrados y desaparecidos, revoloteando la tierra buscando a los suyos.
Le valen el millón de paisanos como migrantes (y sin papeles una parte considerable) en Estados Unidos.
Le vale tanta tanta tanta sangre desparramada con los más de cinco mil homicidios.
Lo único importante para el góber es quedar bien, primero, con AMLO, el presidente, y de inmediato con el par de candidatas a la presidencia de la república y a la gubernatura.
Y de ahí en adelante, que los ángeles y querubines emberrinchen porque Cuitláhuac está bien con el jefe máximo de “la república amorosa y humanística”.
Nada más frívolo (y hasta ridículo) un gobernador alardeando gallinitas, mazorcas y chivos.
Y alardeando que se atraca de chicharrones de una paila hirviendo en la calle.
Y alardeando que sabe bailar salsa con mejores pasitos, digamos, en su estilo, que Resortes y Cantinflas.
Y que, caray, juega boliche y beisbol.
La vanidad más canija quizá, quizá, quizá, como elemento distractor para cometer cositas lícitas, acaso ilícitas, por ahí.
Con todo, más insólito que AMLO, el presidente, esté a gusto con él y le siga levantando la mano como un político honesto.

II (Que Miss Veracruz o Miss México)
Cinco años y cuatro meses de Cuitláhuac García en la frivolidad.
¡Qué vanidad ni qué ocho cuartos, por ejemplo, de una Miss Veracruz, Miss México, Miss Universo!
¡Qué vanidad ni qué ocho cuartos de “la flor más bella del ejido!
¡Qué vanidad ni qué nada de una actriz con el Oscar en la mano en el festín nocturno de Hollywood!
El ejercicio del poder guinda y marrón en Veracruz ha gravitado alrededor del más elevado decibel frívolo de un hombre a quien la curul y la silla embrujada del palacio de Xalapa le llegó, digamos, de rebote.
Cuando nunca lo esperaba.
Y, bueno, en el último año del sexenio nadie dudaría de que esa vanidad le cayó en gracia a AMLO, el presidente, y por eso la deferencia.
El politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica siempre ha sostenido que la tolerancia obradorista a Cuitláhuac se debe, entre los hechos visibles, al subejercio, y que en lenguaje sencillo y popular significa devolver el dinero federal enviado a Veracruz para construir obra pública.
Y en realidad, dinerito, quizá, quizá, quizá, para aplicarse en campañas electorales.
Y aun cuando de manera oficial el trascendido es de más de mil millones de pesos, vaya el lector a imaginar, sentir, creer, que la cantidad es mayor.
Más, mucho más cuando López Obrador tenía par de posibilidades para elegir un mejor candidato a la gubernatura.
Uno, Amado de Jesús Cruz Malpica, presidente municipal de Coatzacoalcos.
Y dos, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, ex delegado federal del Bienestar Social y candidato de MORENA a Senador en segunda fórmula pues fue “tumbado del caballo y a mitad del río”.
Los dos, como grandes prospectos en los años 2018 y ahora 2024.
Pero razón poderosa tendrá AMLO para en su momento favorecer a Cuitláhuac.
Acaso, “el más tendido al piso” del Edén.
El resultado social, sin embargo, demoledor para la población de Veracruz.
Cinco mil 72 homicidios en el viaje sexenal.