Tres:
En los últimos cinco años y casi cuatro meses, “un gobierno vacío en acciones y capacidad de respuesta”.
Cuatro:
“Un gobierno con cinco años de inseguridad y violencia”.
Cinco:
“Un gobierno con cinco años de abandono y negligencia.
Seis:
“Un gobierno con cinco años de irresponsabilidad y corrupción”.
Siete:
Un gobierno que basa “su estrategia electoral en dinero y amenazas”.
Ocho:
Un gobierno que gasta “dinero para comprar votos y lealtades y amenaza para evitar que los ciudadanos voten por la coalición”.
Nueve:
Entonces, vislumbró el Veracruz por venir pues “no hay mal que dure cien años ni mal gobierno que pueda engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Derecho, derechito, Pepe Yunes a la yugular de Cuitláhuac, el góber que mientras juega boliche y beisbol obradorista Veracruz continúa ensangrentándose.

II (Verdad histórica, claro)
El candidato a gobernador del Frente Opositor ha pincelad un retrato hablado del góber obradorista.
Una verdad histórica que desde hace mucho tiempo circula entre los ciudadanos de a pie y motorizados.
Incluso, una verdad histórica que ha politizado a cientos, miles de mujeres, digamos, de la cuarta década en adelante.
Es más, mujeres quienes en un momento estelar reconocen el trabajo social de AMLO, el presidente, con los programas sociales a los jodidos.
Y al mismo tiempo, reprueban en todas las asignaturas a Cuitláhuac García.
Cierto, “un gobierno vacío y una silla vacía”.
Pero, vaya paradoja, si es cierto como aseguran los teóricos y expertos y pragmáticos, el vacío de poder nunca existe.
Y si en lado del poder se siente y respira y olfatea “el vacío del poder” significa que en otro lado el poder está encarnado.
Digamos, por ejemplo, el vacío del poder cubierto por los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malandros y malosos, rateros, ladrones y asaltantes.
Delincuencia organizada.
Y delincuencia común.
Impresionante, por ejemplo, cuando los vecinos detienen a un ladrón y lo amarran de manos y pies y lo madrean y lo apersogan a un poste de luz y/o lo abandonan en el centro de una calle y hablan a la policía para recogerlo.
Vacío de poder, en todo caso, cubierto por los vecinos organizados contra los malosos.
Nunca la oquedad política ha alcanzado niveles superiores como en los últimos cinco años y casi cuatro meses en el Estado jarocho.