Es decir, más que meter el miedo, manipular “el miedo al miedo” para acosar y azorrillar, doblar y arrodillarse.

PASAMANOS: La noche del 17 de marzo, los policías fotografiaron su casa en el Frac. Los Encinos.
Y cuando estaba en una reunión familiar.
Luego, sobrevino la agresión verbal.
Y cuando el alcalde pidió una explicación, un oficial cortó cartucho.
Después, se retiraron, para de igual modo tomar fotos a la casa de la tesorera municipal.
En una semana, tres veces los polis repitieron el acto intimidatorio.
Es más, tiene las grabaciones de la cámara de vigilancia listas y disponibles para cualquier aclaración.
Más cuando la secretaría de Seguridad Publica, SPP, expidió comunicado en las redes sociales “lavándose las manos”, oh Poncio Pilatos, porque de por medio les llamaron por teléfono solicitando auxilio por ahí.

CORREDORES: La SPP llamó mentiroso al presidente municipal.
Y también el góber bolichero y beisbolista de AMLO, el presidente.
Pero el alcalde fue concreto y específico: en el fraccionamiento donde vive, ninguna queja.
Ha de anotarse y denotarse que Vázquez Parissi es priista, el partido de oposición en Veracruz a MORENA ejerciendo el poder como autoridad estatal.
Además, los dos hermanos Vázquez Parissi se han desempeñado en tres ocasiones como ediles. Ponciano, por segunda vez.
Entonces, se trata, digamos, de una ínsula aislada del contexto generalizado de dominio guinda y marrón.
Además, el hermano de Ponciano, Cirilo, en el equipo político de Pepe Yunes Zorrilla, candidato a gobernador del Frente Opositor.

BALCONES: El avisito está dado. Y nadie desearía que el presidente municipal fuera emboscado por un feroz ataque de caspa, pues entonces, y como premisa universal, ya se tendría uno de los posibles culpables.
Más, en un Veracruz donde ene número de veces los policías estatales han sido exhibidos y denunciados por abusos y excesos del poder blindados con el uniforme, la cachucha, la macana, la pistola, la patrulla, los lentes oscuros y el bigotito.

PASILLOS: Peor en un Veracruz con unos cuarenta políticos (exalcaldes, exediles, presidentes municipales y ediles en funciones, diputados locales y dirigentes partidistas) asesinados.
La mayoría, en la impunidad y con la subasta de esperanzas ramplonas, baratas, demagógicas y populistas de que habrá justicia.
El más conocido, por ahora, de todos, el crimen del diputado local y presidente de la Liga de Comunidades Agrarias, Juan Carlos Molina Palacios, mejor conocido como “El compadrito”.
El dirigente campesino, por cierto, que trascendiera a Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes Linares y llegara a Cuitláhuac García Jiménez.

VENTANAS: Los 212 municipios de Veracruz están ensangrentados.
Sangre femenina. Sangre masculina. Sangre infantil. Sangre juvenil. Sangre de gente madura. Sangre de ancianos.
Caray, personas seniles asesinadas con el único objetivo del robo en casa.
La tragedia memorable y citable de una señora de 90 años y su hija de 60 años en la ciudad jarocha.
Y hasta anoche, en la total y absoluta impunidad.
Peor tantito, en el olvido de la impunidad.
Su expediente por ahí quizá tirado en la oficina de los casos sonados, pero muertos.
Muertas la madre y la hija. Muertos sus expedientes.
Así, tal cual, al pie de la letra, la autoridad estatal ejerce el poder en el Veracruz huracanado y turbulento que han vuelto.