En el primer manotazo de Sheinbaum, en el aeropuerto la recibió la priista durante veinte años, desertora del tricolor, afiliada al PVEM, filial de MORENA, Anilú Ingram Vallines.
En vez de que Nahle estuviera en primera fila.
Después, en los mítines en Minatitlán y Coatzacoalcos, otro manotazo de Sheinbaum, sin duda, y establecida como premisa universal, con el visto bueno de AMLO, el presidente.
Y/o quizá órdenes superiores: Nahle estuvo vetada para subir al templete.
En cambio, el candidato de MORENA a Senador de la república bajado a la segunda fórmula por manotazo de Nahle, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, a un ladito de Sheinbaum.
Y Nahle, entre el público, “los acarreados”.
Y atrás de la valla de hierro y de fierro.
Luego, el reportero Fidel Pérez, corresponsal de “Latinus” de Carlos Loret de Mola, entrevistó al marido incómodo de Nahle, José Luis Peña Peña.
Y cuando el periodista le preguntó sobre la súper mansión del Frac. El Dorado, en Boca del Río, la respuesta fue la siguiente: “Son puras mentiras. Puras mentiras.
Tú eres un mentiroso.
Están diciendo puras mentiras.
Tú y Latinus son unos mentirosos.
Ya te dije: eres un mentiroso.
Publica, eres un mentiroso.
Y quítame por favor el teléfono”.
Primero, respondiendo con adjetivos calificativos a un hecho inapelable publicado por Arturo Castagné basado en los datos notariales.
Segundo, acusando al periodista de mentiroso.
Tercero, encaramado en el autoritarismo del poder que todavía no tiene Nahle.
Cuarto, más si se recuerda que en junta ganadera sureña se destapó como funcionario en la secretaría de Desarrollo Agropecuario.
Y ofreció y garantizó apoyos singulares al gremio ganadero.

II (¡Al diablo la purificación moral!)
Indicativo y significativo que Nahle fue bloqueada para subir al templete en el sur de Veracruz al lado de Sheinbaum y como es natural en este tipo de eventos políticos electorales.
Casi casi recuerda cuando el candidato presidencial Luis Echeverría Álvarez guardó un minuto de silencio en la universidad pública de Morelos por la masacre del dos de octubre de 1968.
Y el presidente Gustavo Díaz Ordaz, su hacedor, se irritó tanto que de acuerdo con el trascendido de la época pensó en retirar la candidatura de Echeverría cuando ya andaba “a la mitad del río”.
Nunca procedió.
Pero “mientras son peras o manzanas”, la mansión de más de “ocho millones y medio” (se dice cuesta más de 40) de pesos, aprox., de Nahle, riñe con la llamada “purificación moral y honestidad valiente” de AMLO.
Y con la Cartilla Moral del escritor Alfonso Reyes.
Y con la cantaleta de que soy honesto, honesto, honesto.
Pero más todavía, con el sonsonete de un sexenio austero y franciscano.
El manotazo de Sheinbaum, con la bendición obradorista, expresa el pensar y el sentir de Palacio Nacional ante la mansión de Nahle.
Así lo haya adquirido con dinerito honesto, ganado a pulso, “con el sudor de su frente”.
Y en un Veracruz con seis millones de los ocho millones 60 mil habitantes en la miseria (el último grado de la dignidad humana), la pobreza, los salarios pichurrientos, la migración, la desigualdad económica y social, el desempleo, el subempleo y la jodidez.
Además, claro, de la incertidumbre, la zozobra, la inseguridad y la impunidad.
El Veracruz de los jodidos.
El Veracruz de Nahle.
Además, impresionante que la zacatecana se mueva para todos lados en seis, ocho camionetas con unos cincuenta escoltas según el trascendido ciudadano y en los medios.
Quizá, claro, porque los carteles y cartelitos son los dueños del Estado jarocho y ellos mandan y marcan la agenda setting.
Ni hablar, el Veracruz creado por Cuitláhuac García Jiménez.
Aun cuando, desde luego, bien pudiera deberse a que la candidata de MORENA a gobernadora le guste apantallar a los demás.
Y exhibir el puño y los bíceps… del poder político.