Incluidos, opositores, enemigos, adversarios, candidatos independientes y ciudadanos.
Y líderes sociales y populares del mismo instituto político.
Y en todos los casos, sin recibo de por medio para evitar, entre otras cositas, huellas, pistas, rastros, tanto a la oposición como a la autoridad electoral.
El dinero rodando por las cañerías apestosas y hediondas.

LUNES
Dinerito para los medios

La parte notoria del billete en las campañas electorales está en la relación con los medios de información.
Los convenios propagandísticos son, por ejemplo, verbales. Ningún papelito de por medio. Confiando, digamos, en la palabra las dos partes. Quien paga y quien recibe.
Incluso, un arreglo por la publicación de las notas del día.
Otro, por la publicación de comentarios favorables en las columnas periodísticas.
Y en las páginas editoriales, por ejemplo, artículos y ensayos.
Y fotografías y caricaturas.
Vaya, acuerdos monetarios para la exclusividad, de tal forma que los otros candidatos queden vetados y bloqueados por más y más dinerito ofrecido.
Peor tantito: acuerdos especiales para que a cambio de más billete el medio dejé de publicar los hechos denunciados por la oposición en contra del favorito.
Tantito peor: acuerdos monetarios para golpetear y “a tiro por viaje” a los adversarios.
A primera vista se trata del más despiadado cochinero y estercolero mediático.
La mitad del convenio no escrito antes de iniciar la campaña. Y la otra mitad, a la mitad de la campaña, antes, mucho antes de cerrar el proceso electoral.

MARTES
Billetito de sobra

“Una relación lodosa entre el dinero y la política” describe la politóloga Denise Dresser en su último libro, “¿Qué sigue?, veinte lecciones para ser ciudadano ante un país en riesgo”, editorial Aguilar.
Entonces, recuerda cuando en su tiempo, el priista José Antonio Meade, septiembre de 1917, integró “un fideicomiso para ayudar a los damnificados”.
Múltiples aportaciones en efectivo de personas no identificadas. Aportaciones de empresas tampoco identificadas.
El argumente de Meade y el PRI era que “los entes privados no están sujeto al escrutinio de la autoridad electoral”.
Billete, pues, de sobra. Recaudado en nombre de los damnificados jodidos con el temblor.
Sin embargo, los ciudadanos en edad electoral enviaron a Meade al tercer lugar nacional en las urnas, tiempo cuando AMLO, candidato de MORENA, ganó los comicios con treinta millones de sufragios.
Para entonces, el PRI acumuló la tercera derrota presidencial. Y muchas derrotas de gubernaturas. Veintidós que por ahora colecciona el obradorismo.
Mucho dinero, pues, con Meade, pero nominado por un partido político en el descrédito y el desprestigio nacional.
México, por ejemplo, llevado por las tribus y elites priistas al primer lugar mundial de la corrupción.
“¡Corruptazos!” les denomina AMLO, el presidente en turno.

MIÉRCOLES
Amarrar la victoria electoral

En la conquista del poder público, además del dinerito bajo la mesa y que todo, absolutamente todo, corrompe, hay otros ofrecimientos.
Por ejemplo:
Cargos públicos para las tribus del mismo partido político.
Pero de igual modo, para las elites de otros partidos.
Figuras descollantes y encumbradas en otros tiempos, por ejemplo.
Los seis ex gobernadores del PRI a quienes AMLO, el presidente, y sus operadores políticos convencieron de renunciar al tricolor a cambio de una Embajada en algún lugar del planeta.
En otros casos, puestos públicos en el gabinete legal y ampliado.
Caray, convenciendo al priista Alejandro Murat, ex gobernador de Oaxaca, para lanzarse de candidato presidencial.
Y seduciendo al góber de Nuevo León, Samuel García, del Movimiento Ciudadano, para la candidatura presidencial.
Y con el único objetivo de minar la candidatura de la panista Bertha Xóchitl Gálvez y restarle votos de los ciudadanos, digamos, decepcionados, inconformes y desencantados de MORENA.
Además, el anuncio de que a partir del mes de enero, la beca bimensual de cinco mil para los senectos, madres solteras, jóvenes construyendo el futuro y campesinos sembrando árboles será de seis mil meses.
Amarrar, pues, y desde ahora, el triunfo electoral en las urnas de la candidata favorita de AMLO, impuesta por Dedazo, y más allá de la dichosa encuesta.

JUEVES
Del Maximato al Amloato

Plutarco Elías Calles, ex presidente de la república, impuso a cuatro sucesores.
Emilio Portes Gil. Pascual Ortiz Rubio. Abelardo L. Rodríguez. Y Lázaro Cárdenas del Río.
El jefe máximo del siglo pasado encarnado hoy en AMLO, el presidente del Edén.
Del Maximato al Amloato escribe Dresser.
AMLO como el coordinador general y operador de su candidata presidencial y de los candidatos a las nueve gubernaturas y de los quinientos candidatos a diputados federales y 128 a senadores.
Un INE, Instituto Nacional Electoral, y una Suprema Corte de Justicia de la Nación, y si ni diga el Ejército y los Marinos, a su servicio… por si las dudas se necesitan luego de la elección presidencial de mediados del año entrante.
Y, claro, para amarrar el mayor número de gubernaturas, veintidós por ahora.
Y tener mayoría legislativa tanto en la Cámara Baja como Alta.
El presidente de la república con un doble discurso:
Uno, el cariz democrático que se ha dado en los últimos cinco años, además del político más honesto, íntegro y honrado de la historia nacional.
Y dos, en realidad un político autoritario concentrando todo el poder político, económico, social, educativo, de salud, de seguridad y justicia de la historia.
Todo, entre otras cosas, para el objetivo superior de otro sexenio más (y los que se puedan) bajo su feudo.
Que Porfirio Díaz con 34 años en el poder y que Benito Juárez con 15 años reelecto y que Calles ni ocho cuartos…

VIERNES
Operador electoral

De cara a los comicios de mediados del año entrante, la realidad política es así:
Uno. AMLO, el presidente, operador electoral de su candidata y de los nueve candidatos a gobernadores.
Dos. El aparato gubernamental federal (con todo y de todo y desde hace ratito) al servicio del triunfo en las urnas.
Tres. El aparato gubernamental de veintidós gobernadores (con todo y de todo) para ganar en cada entidad federativa.
Cuatro. Los diputados locales, presidentes municipales, síndicos y regidores de MORENA, con una cuota acordada para garantizar sufragios para la causa.
La profecía de Giovanni Sartori cumplida en México en el siglo XXI.