Miguel Ángel padre le han apretado el botón nuclear y guinda y marrón, de seguro, para congraciarse con AMLO, el presidente, quien “lo trae a la mira” (como a tantos otros) a partir de su paso por el ISSSTE en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
Indicativo y significativo: El ex delegado del Bienestar Social (ajá) se ha reducido al palenque público y desde entonces tira la pelota y esconde la mano, pues nunca, jamás, ha interpuesto la denuncia penal, digamos, en la Fiscal General de Veracruz y/o en la Fiscalía General de la República.
Con todo y MORENA y la 4T estar en el pandero sexenal.
Muchos meses, Miguel Ángel padre la ha pasado en silencio. Aguantando vara. Pero ya estalló. La bilirrubina y el fósforo bitacal en su más alto decibel.
Simplemente reviró a Manuel Huerta, el sociólogo egresado de la Universidad Veracruzana:
Uno. “No permitiré más injurias para mí y mi familia” dijo.
Dos. Manuel Huerta tiene varias denuncias de mujeres por acoso sexual y violación.
Tres. En su tiempo de diputado federal y por MORENA, 2018, “presentó iniciativa de ley para regular el cultivo de la marihuana y la amapola y fomentar la producción de fentanilo y otras sustancias como la heroína” (Notiver, sábadito 25 de noviembre, 2023).
Cuatro. “Es aviador de la Universidad Veracruzana (UV) desde hace muchos años. Cobra sin trabajar”.
Entonces, de inmediato, y desde el portal “alcalorpolítico”, Huerta contestó a Yunes Linares:
Uno. No soy violador.
Dos. No soy violento con las mujeres.
Tres. No soy drogadicto.
Y cuatro. No soy “aviador” en la UV, y en donde, remacha Yunes, es asesor desde hace veinticinco años.
El “Noa noa”, pues.
De entrada, dimes y diretes entre par de actores políticos. Ya se verá si en los próximos días, Yunes Linares procede de acuerdo con la ley con una denuncia penal en contra de Huerta, digamos, por calumnias, injurias y difamaciones.
Pero más aún, por daño moral.

II (Campeón en el ring)
Yunes Linares ha sostenido batallas memorables y citables y siempre ha salido triunfante.
Por ejemplo:
1) Su gran pleito con Agustín Acosta Lagunes e Ignacio Rey Morales Lechuga cuando ambos, gobernador y subsecretario de Gobierno, encarcelaron a su compadre y amigo, José Luis Lobato Campos en las mazmorras de la dirección de Seguridad Pública en Xalapa. Entonces, Miguel Ángel se les fue a la yugular y logró la liberación de su cuate.
2) Victorioso en el pleito con la profe Elba Esther Gordillo, lideresa nacional del SNTE y con la bendición de Carlos Salinas de Gortari y Fernando Gutiérrez Barrios.
3) Victorioso en el pleito con Roberto Madrazo Pintado como presidente del CEN del PRI.
4) Victorioso en el encarcelamiento del exgobernador, Dante Alfonso Delgado Rannauro, y par de colaboradores de su gabinete legal por órdenes del presidente Ernesto Zedillo.
5) Victorioso defendiendo a Carlos Romero Deschamps como líder nacional del sindicato petrolero y cuando el desvío millonario de recursos oficiales para la campaña presidencial del priista Francisco Labastida Ochoa.
6) Victorioso con su candidatura panista a gobernador luchando contra el favorito de Andrés Manuel López Obrador.
7) Victorioso en su pelea candente con Javier Duarte hasta lograr su captura en Guatemala.
8) Victorioso encarcelando a montón, montón, montón de funcionarios y policías duartistas en el penal de Pacho Viejo.
Entonces, el round con Manuel Huerta bien pareciera, digamos, entre un peso pesado y un peso pluma, por ejemplo.
Y si ha advertido “a tiros y troyanos” que “no permitiré más injurias contra mí y mi familia”, una cosita son los dimes y diretes, y otra, mil, dos mil, tres mil años luz de distancia la denuncia penal contra el ex delegado del Bienestar Social.

III (Gallitos listos para la pelea)
En Notiver, gran caricatura (sin crédito). Se intitula “Lucha libre”.
En un lado del ring, “Miyuli, el demonio azul”. Y en el otro, “Manuel Huerta, Lord Fentanilo”.
Epígrafe, “A 3 caídas sin límite de tiempo”.
Yunes Linares, musculoso y barbado. Manuel Huerta, un Rotoplas comiendo una torta. Las “llantitas” (mejor dicho, llantotas) colgando.
Sabroso pitorreo.
En el palenque público, los gallitos listos para la pelea estelar.
A menos, claro, que uno de los dos salga gallo—gallina… sin interponer la denuncia penal.