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Viernes 24 noviembre, 2023

Cuitláhuac con Sheinbaum

I (Ya lo destapó la favorita presidencial de AMLO)

¡Hosanna, hosanna! ¡Los Reyes Magos ya se manifestaron al señor Cuitláhuac García! En Televisa dirían: una estrella más para el canal de las estrellas. En Jerusalem habría dicho: ha nacido el hijo de Dios.
La candidata presidencial de AMLO, Claudia Sheinbaum, lo dijo. Casi casi como el humo blanco del Sínodo anunciando al nuevo Papa: Cuitláhuac estará en su gabinete federal.

Luis Velázquez

Legal o ampliado, ya se verá.
Claro, si gana en las urnas, ajá, en lo que será (ni duda cabe) una elección de Estado más como en los mejores tiempos priistas y panistas.
Por lo pronto, seguirá de jefe del Poder Ejecutivo estatal. Desde aquí, operará en materia política, social y electoral, los comicios de presidente de la república, gobernador, diputados federales y senadores.
Y con los buenos resultados dado el aparato gubernamental al servicio de Sheinbaum y Nahle y asociados, el góber obradorista al gabinete federal.
Digamos, hacia el mes de septiembre, cuando AMLO, el presidente, dejará la silla embrujada del Palacio Federal para vivir en su rancho, La chingada, en Chiapas, escuchando a lo lejos el paso del Tren Maya.
Para entonces, pues, quizá, quizá, quizá, un gobernador interino en Veracruz para chambear los meses de septiembre, octubre y noviembre del año 2024.
A tono, digamos, con su antecesor Flavino Ríos Alvarado, cuarenta días góber sustituto de Javier Duarte, huyendo hacia Guatemala y en donde fue aprehendido.
Y a tono con Dante Alfonso Delgado Rannauro, cuatro años gobernador a la salida de Fernando Gutiérrez Barrios (dos años en el poder estatal) para asumir la secretaría de Gobernación con Carlos Salinas.
Por fin, el deseo tan ansiado de los opositores se cumplirá. Cuitláhuac dejará inconcluso el periodo constitucional para el que fue elegido gracias al efecto AMLO en el año 2018.
Y si Sheinbaum lo ha tratado con tanta deferencia en el avisito mediático, entonces, con una votación avasallante en Veracruz de seguro una secretaría de Estado.
Igual, igualito, que otros antecesores como, por ejemplo, Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines (quienes de secretarios de Gobernación pasaron a presidentes de la república), Cándido Aguilar, Adalberto Tejeda Olivares y Heriberto Jara Corona.
Es el tiempo de Cuitláhuac.
Encumbrado por AMLO, se fue a “la cargada” por Sheinbaum. Y, claro, también por la Nahle.
La misma fuerza política que le permitirá, entre otras cositas, imponer a su ex diputada federal y ex secretaria de Trabajo, Dorheny García, como candidata al Senado de la República.
Por encima, claro, de Manuel Huerta Ladrón de Guevara, aun cuando con mucha flexibilidad para su hermano putativo, Zenyazen Escobar, ex secretario de Educación y ex diputado local.
Los vientos políticos le son favorables. Son los vientos de las tribus guinda y marrón en el poder imperial y faraónico.
Mínimo, aseguraba Porfirio Muñoz Ledo, dieciocho años en el poder.
Seis más que el PAN. 51 (cinco décadas menos que el PRI).

II (El ego inflamado)
Nunca en cinco años de la 4T en Veracruz programas de envergadura económica ni social.
Por ejemplo, la construcción de puentes como Agustín Acosta Lagunes.
La pacificación de Veracruz en cuarenta días con Fernando Gutiérrez Barrios destruyendo a la implacable “Sonora Matancera”.
El insólito programa de construcción social con Dante Delgado bajo la marca de Solidaridad salinista, además de las plazas comerciales y el Acuario jarocho.
El diálogo multiplicador de Fidel Herrera Beltrán con tiros y troyanos.
El festival Tajín con Miguel Alemán Velasco.
Por el contrario, la lisonjería incesante a Andrés Manuel López Obrador.
Por ahí, unos camellones podados. Una callecita pavimentada. Un saloncito de clases.
Nada extraordinario, pues.
Nunca fue ni ha sido (ni será) un gobernador capaz de hacer sentir la esperanza social de que la política podía llegar a ser grande y constructiva y digna.
Muchos chistes, apodos, mofas y pitorreos en su nombre y lo que, bueno, habría sido inverosímil con Fernando López Arias y Gutiérrez Barrios.
Chistes a sus costillas en Internet y llegando por correo electrónico como una montaña rusa y un tren fantasma.
Nadie se equivocaría sintiendo, creyendo y pensando que protagonizó el mejor culebrón de la historia.
Lo decía Juan Maldonado Pereda, cuatro veces diputado federal: “No es el cargo público el que hace al hombre, sino el hombre al puesto”.
El único proyecto político y social de Cuitláhuac es él mismo.
Y su peor crimen, traicionar a los indígenas y campesinos y obreros para enaltecer su calidad de vida cotidiana y al mismo tiempo, favorecer a su casta gobernante.
Los suyos.
Las puertas del cielo nunca están abiertas para tipos con tal tipo de manchas sociales.


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