Tercero, renegar del pasado y desdeñar el futuro. Cuatro, el invento de la minifalda. Y cinco, “entronizar como belleza ideal la muchacha de silueta casi escuálida, senos menudos y cintura alargada que la moda propagara en Europa” (Mario Vargas Llosa, “Las cartas del Boom”, editorial Alfaguara).

DOS. Momento estelar

Aquel tiempo se multiplicó a partir de la película filmada por Antonioni basada en un cuento de Julio Cortázar, “Las babas del diablo” y llevada al cine con el nombre de “Blow-Up”.
Fue una época estelar en la historia y que dejara, por ejemplo, a montón de líderes universitarias ungidos en muchos casos funcionarios públicos.
En París, por ejemplo, el más conocido fue Daniel Cohn-Bendit.
Y en México, primero, la feroz persecución del presidente Gustavo Díaz Ordaz, con su secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, en contra de los dirigentes estudiantiles, incluidos algunos profesores, entre ellos, el ingeniero Heberto Castillo Martínez.
Luego, Echeverría presidente, incorporó al gabinete legal y ampliado y en cargos diplomáticos a líderes entre estudiantes y profesores.

TRES. “Los caifanes”

Y, claro, la música pop, el consumo de marihuana, la minifalda y la figura femenina delgada, delgaditas, con bubis chiquitas y cintura alargada como avispas siguió predominando.
Incluso, en México fue filmada la película “Caifanes” con una Julissa como “la belleza ideal” y unos caifanes (entre ellos, Oscar Chávez y el jarocho Ernesto Gómez Cruz) pitorreándose de la vida y de las instituciones y del gobierno y de la burguesía.

CUATRO. Tiempo envidiado

Fue una juventud excepcional. De seguro, la mayoría de los chicos habría deseado vivir en aquel tiempo y tener la edad para participar.
Era la gran oportunidad de la lucha social. Pero también, política. Y económica.
Y aun cuando en las entidades federativas la efervescencia alcanzó la plenitud, nunca fue (ni habría sido) igual que las caminatas de alumnos, profesores y vecinos solidarios en la Ciudad de México.
Aquella manifestación encabezada por el Rector de la UNAM, Javier Barrios Sierra, por ejemplo.
Nunca una generación estudiantil y juvenil ha influido tanto en el destino inmediato y mediato de la república como la del 68.

CINCO. Streap tease en Avándaro

Luego llegaron otros tiempos. Por ejemplo, el rock en su máxima dimensión. El Festival de Avándaro en el Estado de México.
Y en donde una chica de unos 18 años de edad, bonita, hermosa, guapa y atractiva, encabritada porque todos la miraban (y admiraban) con deseo se trepó a un templete con banda de rock tocando.
Entonces, bailó un sabrosísimo streap-tease y poco a poco ante la locura juvenil y los gritos rabiosos y desaforados se fue desnudando.

SEIS. Juventud narca y migratoria

Ahora, la versión indicativa y significativa de que una parte de la población juvenil, primero, ha engrosado a las filas del narcotráfico atraídos por el dinero fácil, andar armados, secuestrar y desaparecer y matar personas y por las chicas.
Y segundo, el consumo desaforado de las drogas llegando, incluso, al temible fentanilo.
Además, la fuga de inteligencias incandescentes y talentos fuera de serie entre los egresados de las universidades buscando un empleo digno en el extranjero.
Además, de la migración de miles y miles de jóvenes indígenas, campesinos y obreros a Estados Unidos en su mayor parte, soñando con el paraíso terrenal.