Secuelas de la vejez
**Tiempo de sumirse
**Un perrito de compañía
UNO. Estragos de la vejez
La vejez es el tiempo cuando la persona anda con un palillo en la carterita (para limpiarse los dientes luego de comer) y un cotonete (para limpiar los oídos)... Y si es posible, con una medallita colgando del pecho con el nombre y el número telefónico casero por si llegara a perderse
Luis Velázquez
Y/o sufrir un accidente… Y cuando la vida gira alrededor del consultorio médico, la farmacia, el quirófano (para una operación emergente) y la iglesia rezando y pidiendo perdón de los pecados mortales y veniales cometidos…
DOS. Tiempo de la soledad
También la vejez es el tiempo cuando, y por lo general, la soledad física, emocional y espiritual se recrudece… Quizá, la pareja fallecida y los hijos haciendo su vida con sus hijos y con frecuencia hasta en otras ciudades… Y cuando la única compañía bien puede ser un perrito o un gatito o varios perritos o varios gatitos… Y cuando, claro, se platica con los perritos como si fueran seres humanos… Incluso, hay ancianos que validan la existencia de los extraterrestres y los ovnis y los reciben en la madrugada mirando la noche estrellada…
TRES. Vientos huracanados
Es el tiempo cuando los vientos son borrascosos y se corre el riesgo de contraer algunas de las tres mil enfermedades identificadas por la ciencia médica y las siete mil enfermedades desconocidas… Pero, ni hablar, basta y sobra con los dolores musculares, la próstata, el mal de Parkinson, el Alzheimer, el riñón, el hígado y los divertículos para convertir los días y las noches en un infierno… La vejez, claro, el peor capítulo de la vida, con todo y que Matusalen vivió más de novecientos años y con una mujer reciclada en casa… Y que a los ochenta años de edad, el pintor Pablo Neruda procreó un hijo con una chica de veinte años que lo idolatraba…
CUATRO: Tiempo de sumirse
La vejez es el episodio singular de la vida para sumirse… Y si es posible, si fuerza física existiera, sumarse, por ejemplo, “a las causas difíciles y desesperadas”… Andar por ahí en una ONG, digamos, para ocupar el tiempo y evitar que la imaginación, considerada “la loca de la casa” deje de andar pensando locuras y travesuras…
CINCO. Sacar juventud de la cartera
¡Ay de aquellos viejitos que de pronto creen que “ya pegaron su chicle” con una mujer de unos treinta o cuarenta años menos… Más si se las llevan a vivir con ellos… El riesgo siempre latente de los tres sentimientos que un anciano suele despertar en una mujer creyendo que se trata de un deseo y una pasión amorosa… El primero, lástima… El segundo, darle dinero… Y el tercero, consumado, digamos, el acto sexual, asco… Más porque está comprobado que en la vejez por más y más perfume y talco que la persona se ponga siempre huele a humedad… Y a humedad rancia… Y más, con estos calores…
SEIS. La vejez es bella
En teoría, el senil cargado de experiencias y vivencias… Quizá con una buena pensión… Pero siempre y cuando se viva en la soledad y desde la soledad… Manteniendo la distancia con los demás… Sobre todo, con el sexo opuesto… Simplemente, ya vivieron su vida y ahora sólo les corresponde mirar (y admirar) la vida de los otros… Más si se tienen hijos mayores y nietos grandecitos… Entonces, nada mejor que vivir como ermitaño, encerrado en casa, acompañado de un perrito o un gatito, y leyendo y quizá escuchando música… Y música para relajarse…