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Malecón del paseo
Miércoles 07 junio, 2023

Amigo generoso

**Formado en la UNAM
**Jaime Baca Rivero

EMBARCADERO: Jaime Baca Rivero fue un amigo excepcional... Tenía una biblioteca con unos veinte mil libros, todos empastados, y los que puso al servicio... Prestaba un libro los días necesarios y facilitaba el siguiente cuando se devolvía el anterior... Además, como había leído todos y uno que otro subrayado y poseía una memoria prodigiosa, solía entablar una tertulia con un sabroso cafecito de olla platicando y agotando el tema... Era una institución magisterial... Y su plática un privilegio

Luis Velázquez

ROMPEOLAS: Estudió la carrera de Leyes en la UNAM… Y entre otros de sus amigos en el aula fue Miguel Alemán Velasco… Siempre recordó con admiración y cariño la materia impartida por Antonio Díaz Soto y Gama, ideólogo de Emiliano Zapata, el Caudillo del Sur… Algunas veces, lo invitaba con otros compañeros a su casa… Todo, porque en el día de su cumpleaños, unos condiscípulos se cooperaron y regalaron un cinturón, pues el suyo estaba roto, hilachas… Y Soto y Gama quedó impresionado y los invitaba a comer…

ARRECIFES: Y por lo regular, la comidita era una sopita de fideos y un guisado, siempre austero y modesto y unas tortillitas… Y luego, un cafecito de olla en la fría y lluviosa Ciudad de México para seguir la tertulia… Le impresionó, impactó y formó en su vida pública el ideólogo de Zapata quien para vivir necesitaba impartir clases cuando, caray, José Vasconcelos Calderón cuenta que Zapata (y Pancho Villa y Venustiano Carranza) expropiaban haciendas en la Revolución y regalaban a sus amantes…

ESCOLLERAS: Durante treinta años, Baca Rivero fue burócrata federal en la Ciudad de México… Trabajó en la secretaría de Comunicaciones y Transportes… Allí lo invitó su amigo, el jarocho Eugenio Méndez Docurro… Y hacia el final del sexenio de Luis Echeverría Álvarez, se quedó hasta jubilarse… En el camino soñó que partido político, el PRI, lo podría nominar candidato a presidente municipal de Veracruz, pero quedó en el intento, el sueño, la ilusión, la quimera, convertida en utopía… Entonces, concentró en su despacho jurídico, el mismo que antes había ocupado su padre y ahora su hijo, Jaime Baca Olamendi…

PLAZOLETA: Era avasallante su biblioteca… Además, universal… Todos los libros bien acomodados por temas… Y fue el paraíso terrenal… Casi casi, como la biblioteca del doctor Diódoro Cobo Peña en su consultorio médico de cardiólogo en la avenida Independencia de la ciudad jarocha… Y la biblioteca del filósofo Héctor Rodríguez en su departamento en la misma avenida, y en donde de tarde en tarde solía llegar en aquel tiempo Mario Vargas Saldaña, entonces presidente municipal, para una tertulia… Pero más todavía, para aprender del filósofo jubilado como maestro de la UNAM…

PALMERAS: Otra gran biblioteca tenía el maestro Reynaldo Maldonado Fuentes, sin duda, el abogado con mayor autoridad jurídica y moral en el segundo tramo del siglo pasado… Pero allí, y por desgracia, nunca se tuvo acceso… Era catedrático de Ética en el Ilustre Instituto Veracruzano y en donde fuera director… Bajito de estatura, impactaba su presencia… Habituado al estudio, el análisis y la reflexión terminó pareciéndose a un búho, la figura icónica de los hombres sabios… Jaime Baca siempre tenía una sonrisita pícara y maliciosa con unos ojillos que miraban con lupa y sonreían… Solía animar y reanimar la vida contando historias de hombres desafiando la adversidad, casi casi como los cuentos y novelas de Ernest Hemingway… “El viejo y el mar” era uno de sus libros preferidos con la historia del pescador que se enfrenta a todo y sale triunfante…


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