Otro, en Banderilla. Otro, en Tuxpan. Y otro, en Xalapa.
Y aun cuando los familiares y Colectivos, integrados con padres con hijos plagiados y desaparecidos, siguen la frenética búsqueda, caray, en el tiempo sexenal de los derechos humanos, más y más y más desaparecidos.

DOS. Tragedia social

La estadística enumera la tragedia humanitaria:
Más de siete mil desaparecidos en el Estado jarocho de Javier Duarte a la fecha.
Veracruz, hoy, en el tiempo de la 4T, campeón nacional en feminicidios.
Y secuestros.
Y extorsiones.
De norte a sur y de este a oeste, tiradero de cadáveres.
Otros paisajes indicativos: cadáveres flotando en los ríos y lagunas. Colgados de árboles y puentes. Cabezas decapitadas arrojadas en la pista de una disco y abandonadas sobre la mesa de antros.

TRES. Removiendo la tierra

Los familiares de las víctimas continúan la búsqueda de los suyos. Siguen removiendo la tierra en lotes baldíos y hasta ocupados, digamos, por el ganado y los caballos y los burritos.
Cada vez aparecen más fosas clandestinas. Veracruz, un fosario inacabable desde Javier Duarte.
Los Colectivos y las familias también buscan visibilizar la tragedia que viven y padecen en cada nuevo amanecer.
Pero mucho se duda obtengan resultados concretos y específicos, lacónicos y macizos.
De cualquier forma, los carteles y cartelitos siguen levantando y desapareciendo personas.
El gobierno de Veracruz, rebasado. Simplemente, no puede. El Principio de Peter se ha adueñado de sus neuronas y experiencias.

CUATRO. Justicia, simplemente justicia

Resulta admirable el tesón y la vitalidad con que las familias y Colectivos empujan la carreta aunque esté destartalada y remen la canoa aunque tenga orificios clamando y reclamando, con toda legalidad, la justicia.
Simplemente, justicia, y que, bueno, pareciera es mucho, demasiado pedir a la autoridad.
Caray, ante la incapacidad oficial, la autoridad se cobija en el desdén, el menosprecio y el desprecio.
Bastaría referir la frasecita bíblica de la Fiscal General:
“No a todos se puede tener contentos”.
Casi casi como la otra frasecita memorable en el tiempo de Jorge Wínckler como Fiscal General:
“Los desaparecidos… desaparecidos están”.
Antes, mucho antes, el gobernador Agustín Silvestre Acosta Lagunes lo expresó de la siguiente manera:
“Ni modo, la violencia es inevitable”.

CINCO. Postre de Cuitláhuac a Veracruz

Veracruz, pródigo en recursos naturales y habitado por gente en la miseria, la pobreza y la jodidez, todavía ha de padecer como postre, digamos, el tsunami de secuestrados y desaparecidos.
Y lo peor entre lo peor, el raro y extraño comportamiento del gobierno del Estado y la Fiscalía.
Habría de recordar que el menosprecio oficial inició desde Javier Duarte con sus Fiscales, Felipe Amadeo Flores Espinoza y Luis Ángel Bravo Contreras.
Y, claro, sigue. Imperturbable. Indiferente. Desdeñoso.

SEIS. Cuitláhuac, de paseo

Hay en Veracruz Memoriales del Recuerdo.
Paredes y bardas colgando fotos de los desaparecidos.
Árboles navideños con fotos de los desaparecidos.
Palacios municipales con fotos de desaparecidos en sus columnas y sobre las paredes.
Ciudades, como Xalapa, tapizadas con fotos de los desaparecidos.
Y cada día y noche la incertidumbre y la zozobra se multiplican como los peores males enviados a la tierra por Zeus en la caja de Pandora.
El sexenio de Cuitláhuac García no puede y prefiere trotar “en noche tibia y callada” en el malecón de Coatzacoalcos con su secretario General de Gobierno y Fiscal General.