1) Ir al cine y comer palomitas y cheetos… 2) Desayunar picadas y gordas con cafecito de olla… 3) Dormir al bebé en los brazos y cantándole una canción… Y/o en todo caso, poniéndole una canción de cuna en el celular… 4) Dar de comer a las palomitas hacia las 7 de la mañana como un acto de fe religiosa… 5) Sacar al perrito a pasear en el parque de la esquina… 6) Regar las plantitas que cada quien pudiera tener en macetas colgadas del balcón y/o de la ventana… Y en todo caso, regar el jardín… 7) Hacer la tarea con los niños… 8) Desayunar los sábados con los nietos mayores… 9) Dormir a los niños con un cuento, por ejemplo, el de Pinocho, ahora tan de moda gracias al cineasta Guillermo del Toro… Y 10) Llegar todos los días a casa con “un engañito”, desde un volován (para el antojo) hasta una rosa cortada en el parque de la esquina…

CURVA PELIGROSA: Pronto, una generación de estudiantes terminará la carrera universitaria… Incluso, ya están preparando la graduación, todos tan contentos… Noche de baile hasta las 7 de la mañana… Desayunito un día después para la entrega de certificados… Pachangón al día siguiente y entre ellos… Y en medio de todos, como una sombra ominosa, perversa y diabólica, el siguiente paso… La mayoría, tocar puertas laborales para una oportunidad de trabajo… El riesgo (inevitable) de salarios de hambre, digamos, unos seis mil pesitos mensuales (si bien les irá)… Incluso, chicos pensando en volar a Estados Unidos soñando con un mejor destino… Los estragos del covid, la recesión y la inflación, vigentes aún… Peor aún, recrudeciéndose… Por eso, y con justa razón, la leyenda real de que las universidades se han vuelto fábricas de desempleados… En el mejor de los casos, y si la economía familiar lo permite, estudiar un posgrado para aumentar la plusvalía profesional…

AUTOPISTA DEL SUR: Caray, desde el siglo pasado, la versión de que Veracruz es un gran destino turístico, pero para el turismo de picadas y gordas y horchata y camarena, es decir, dormir en la playa refrescados con la brisa marina… Incluso, hasta tirados sobre la arena para que a primera hora del amanecer a tirarse en el Golfo de México… Luego, y en la noche, si es jueves y sábado, a bailar danzón en el Zócalo jarocho… Las fondas de los mercados populares, repletas de turismo… Y, claro, hay familias que de plano traen anafre, parrilla eléctrica, para guisar… Más de cien años con la misma leyenda real… Y, bueno, ninguna autoridad ha revirado la profecía bíblica… Tampoco contravenido la tradición turística… Somos y seremos en Veracruz un destino para el turismo de horchata y jícama… Digan lo que digan la autoridad y los prestadores de servicios… En todo caso, y como dice aquel desde “La mañanera”, “por el bien de todos, primero los pobres”…

AUTOPISTA DEL NORTE: La viejita del barrio dice que las picadas y las gordas son ultra contra súper sabrosas cuando, primero, las bañan con pedacitos de aguacate… Segundo, con un bistecito de picaña… Tercero, con frijolitos refritos… Cuarto, pedacitos de queso de cabra en un platito aparte… Y quinto, un cafecito de olla… Una delicia gastronómica… Luego, claro, y para conservar la línea y airear la dieta nada como dar vueltas alrededor de la cuadra durante una media hora, caminando despacio, platicando con un amigo… En todo caso, lanzarse a plaza comercial y disfrutar el aire acondicionado… Recordatorio parroquial: el jueves 23 de marzo el nuevo filme del cineasta Luis Estrada, “¡Qué viva México”, con Damián Alcázar y Joaquín Cosío, El Cochiloco, se estrenará en tres mil salas cinematográficas de la república, entre ellas, claro, de Veracruz… La actriz jarocha, Ana de la Reguera, en papel estelar… Es una película demoledora para el obradorismo… Y como decía Joe de Lara, “ahí nos vemos”…

RECTA FINAL: El geriatra dice que en el camino hacia la vejez primero envejecen las piernas… Luego, la espalda… Después, las manos con las artritis, entre otros males… El peor avisito parroquial de la senectud es cuando los deseos (desde el deseo de vivir hasta el apetito sexual) se van muriendo poco a poco en una muerte, digamos, silenciosa… Significa el momento estelar de cuando ya nada se espera la vida… Y/o en todo caso, la persona ha entrado al mundo de la sublimidad camino, quizá, a los altares y a punto de volverse un santo laico… Por lo pronto, de acuerdo con el viejito del barrio, nunca ha de olvidarse que los políticos son las personas más tóxicas del mundo… Más todavía, cuando en el ejercicio del poder comienzan a levitar y se declaran transparentes, puros, honestos, íntegros… Y lo peor, se la creen…

META: La felicidad es como un pájaro: se va volando enseguida… Por eso, caray, una de las preguntas existencialistas de la vida es la forma, la manera, la estrategia, para alcanzar la felicidad en la tierra, pues después de la muerte, ya se sabe, si fuiste bueno y justo al cielo, y si fuiste malo, al infierno… El escritor Albert Camus, Premio Nobel de Literatura, era tan pobre tan pobre tan pobre en la infancia, la adolescencia y la juventud que como padecía tuberculosis se la atendía en un hospital público… Su padre murió en la guerra cuando tenía dos años de edad… Y su señora madre era analfabeta y ganaba la vida como trabajadora doméstica de casa en casa y lavando y planchando ropa… Un profesor de la escuela primaria fue su ángel de la guarda luego de quedar atónito y perplejo con su inteligencia… Entonces, primero, le prestaba libros de su biblioteca… Y después, casi casi lo adoptó y consiguió becas para seguir estudiando… Por eso, toda su vida Camus despreciaba el lujo y nunca vivió obsesionado con los bienes materiales… Era, sin embargo, muy faldero… Un día, la escritora Simone de Beauvoir, esposa de Jean-Paul Sastre, se le ofreció… Y Camus le asestó tremendo manotazo: “En este tipo de cosas… yo elijo”…