del poder.
Simplemente resulta insólito que Franco Castán haya ganado trece amparos y todavía sigue preso.
Más con el aparato gubernamental y hasta los servicios de inteligencia a las órdenes del góber.
Absurdo. Demasiado absurdo.

LUNES
El puño de Cuitláhuac

De pronto, la ex esposa de Rogelio Franco encontró unos aliados en el sexenio de la 4T en Veracruz.
Y si en sexenios anteriores nunca pudo desfogar las diferencias conyugales, ahora, pan comido.
En Tuxpan, el perredista fue detenido acusado de agravios a los policías cuando en un forceje rompiera la camiseta de trescientos pesos a un gendarme.
Era el tiempo cuando la Ley de Ultrajes, aprobada por los diputados locales de MORENA, aliados y conexos, para castigar a quienes agraviaran, injuriaron, insultaran a las corporaciones policiacas.
Después, la acusación derivó a un antiguo, histórico, bíblico, expediente de su ex pareja donde lo acusaba de golpes.
Y el góber se empalmó en aquellas aguas turbulentas y asestó espectacular golpe de timón.
A tal grado que de nada valieron las protestas callejeras del PAN y PRD.
Incluso, la dirigencia nacional del sol azteca llevó el asuntito a la secretaría de Gobernación.
Más cuando Franco fue elegido diputado federal por la vía pluri.
Entonces, ni hablar, el góber mostró el puño y el músculo.
Y la denuncia penal derivó en una pulseada, digamos, política.
Era Cuitláhuac, para mantener preso a Franco, o era Franco, con sus aliados, para alcanzar la libertad.

MARTES
La fábrica del resentimiento

La fuerza del Estado en contra de un ciudadano.
En el otro lado de la cancha, la acusación contra un Regidor de MORENA en el Ayuntamiento de Veracruz por acoso sexual.
Incluso, y con varios casos.
Entonces, el góber pidió pruebas y denuncia penal concreta y específica en la Fiscalía General.
Ni una palabra sobre los tres policías de Xalapa que patearon y agraviaron a la odontóloga Karen Rodríguez Fitz y el cuarteto de policías de Coatepec que golpearon y patearon a un hombre.
La fábrica del resentimiento, el odio y la venganza en contra de Rogelio Franco.
Más cuando las hijas de Franco lo han defendido en ruedas de prensa y en contra de su señora madre y quien, parece, volvió a casarse.
Por eso, el ex secretario General de Gobierno ha sido declarado un preso político.
El preso político de la 4T, que al declararse de la izquierda ondea la bandera de los derechos humanos universales.
Lo decía, sin embargo, Benito Juárez García:
“Para los amigos, justicia y gracia. Para los otros, justicia a secas”.
Una justicia, todo indica, preñada de rencor.

MIÉRCOLES
Justicia Politizada

El caso tiene otros tintes. Es más, caso politizado.
En un lado del charco y las cañerías, el PAN y el CDE y CEN del PRD. Silencio indicativo y significativo del PRI.
Y en el otro, el góber y su aparato gubernamental.
Un operativo gigantesco de la purificación moral en Veracruz para que la Fiscalía General con sus Agentes del Ministerio Público y jueces mantengan refundido a Rogelio en la cárcel.
Y, bueno, hasta una guerra tecnológica de información para su descrédito.
Nada, ni siquiera, vaya, la piedad y la misericordia de “Amaos los unos a los otros” posibilita, por ahora, la libertad de Franco.
Quizá, digamos como premisa, peores pecados mortales y veniales habría cometido en los cargos públicos desempeñados.
Por ejemplo, cuando pintara el PRD de azul en los sexenios de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa.
Y cuando se prestara a una feroz persecución en contra del presidente del CDE, Juan Vergel Pacheco, y lo llevara hasta Jesús Ortega, el líder nacional acompañando al secretario General de Gobierno, Éric Lagos, para su destitución.
El góber se encaramó en la bíblica denuncia de machismo para su encarcelamiento.
Y si bien le va, saldría en libertad luego del año 2024. Digamos, en el nuevo sexenio.

JUEVES
Aquellas mieles del poder

En la vida pública, Franco Castán ha estado dispuesto a cualquier cosa para mantener y conservar el poder y, claro, usufructuar las mieles del poder.
Incluso, como en aquel tiempo cuando volviera rojo el color del PRD Veracruz. Tanto que en una girita de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en la tierra jarocha sobraron los enemigos y adversarios diciendo que el PRD era aquí más rojo que en el resto del país.
Según las versiones, Cárdenas pensó que más rojo como el color de la izquierda abandera en el mundo.
--¡No, no! Rojo priista. Rojo fidelista. Rojo por la amistad cercana de Franco con el priista Fidel Herrera Beltrán.
Tiempo aquel, incluso, cuando el panista Enrique Cambranis, ahora diputado local, también volvió rojo al PAN.
Con todo, nunca en aquel tiempo Rogelio Franco fue zangoloteado. Permaneció en el cargo y siguió empujando la carretita.
Ahora, preso… que por golpeador de una mujer, pues el delito de Ultraje a la Autoridad fue borrado.

VIERNES
Dos años sin condena

Dos años preso y sin que la Fiscalía General le dicte sentencia.
Veinticuatro meses con “la aburridora” por delante y en la litigada política, partidista y mediática.
Y de por medio, dimes y diretes.
Integrante del círculo íntimo del poder con un trío de gobernadores (Fidel Herrera, Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes Linares), ahora, con Cuitláhuac (y Atanasio), el infierno.
Y en el rincón más arrinconado del infierno.
Un volcán eructando cada vez que al góber le plantean el tema.
Rogelio Franco, en la cuerda floja.
Una de las peores asonadas cuando el CEN del PRD planteara el asunto al secretario de Gobernación, el presidenciable Adán Augusto López Hernández.
Y ni modo, el rechazo. La evasiva. La tregua.
Más, mucho más efectivos fueron los senadores Ricardo Monreal Ávila (enemigo público número de Cuitláhuac García en el caso de la sucesión presidencial, Claudia Sheinbaum de por medio) y Dante Alfonso Delgado Rannauro, cabildeando la libertad de José Manuel del Río Virgen, preso en el penal de Pacho Viejo, acusado de un crimen.
Aquella significó una derrota para el góber de la 4T y anexos y conexos, entre ellos, la Fiscal General.
Y si Rogelio Franco fuera dejado en libertad sería una nueva derrota política y jurídica más.