Mínimo, a partir de Carlos Salinas de Gortari, cuando le concesionara Teléfonos de México.
Y, claro, incluido Andrés Manuel López Obrador, el presidente de la izquierda.

PASAMANOS: La mitad del mundo, quizá, está informada que la fortuna de Carlos Slim ha crecido en un 42 por ciento y que significa 25 mil 500 millones de dólares más… a partir de la pandemia.
Es decir, de entonces a la fecha, cada día, cada día ganó 26 (veintiséis) millones de dólares. (La Jornada-México, Dora Villanueva)
En una república que ni es amorosa ni tampoco humanística donde seis de cada diez habitantes viven en la miseria, la pobreza, el desempleo, el subempleo, la migración y la jodidez.

CORREDORES: La mitad del mundo habrá leído el informe anual de Oxfam intitulado “La ley del más rico”.
Y en el informe consigna lo siguiente:
“Con un gravamen de 5 por ciento sobre la fortuna de Carlos Slim, dueño de América Móvil, se lograrían captar 4 mil cien millones de dólares, monto suficiente para contratar a 250 (doscientos cincuenta) mil profesores”.
En tanto, y durante el tiempo del COVID (la pandemia que está de vuelta), 400 (cuatrocientos) mil personas cayeron en la pobreza extrema.
Pero, bendito el Ser Superior, que a Carlos Slim le fue de maravilla para arriba, y si es uno de los diez magnates más ricos del planeta, entonces, se ignora si es razón de peso y con peso para que los más de ciento veinte millones de mexicanos estemos orgullosos.
¡Hosanna, hosanna!

BALCONES: Igualo, claro, de orgullosos en otras latitudes geográficas del mundo.
Más, cuando Oxfam denuncia y documenta que la fortuna “de los multimillonarios aumenta dos mil setecientos millones de dólares cada día, mientras los salarios de unos mil 700 (setecientos) millones de trabajadores crecen por debajo de la inflación”.
Simplemente, la más espantosa acelerada desigualdad económica y social, trascendiendo a todos los ismos (capitalismo, cristianismo, budismo, socialista, liberalismo, etcétera) que tanto han ofrecido el paraíso terrenal para la mayoría poblacional.

PASILLOS: Bastaría el siguiente dato sorpresivo y mayúsculo: Las ganancias de cuatro días de los más acaudalados del mundo serviría para acabar “de un tajo” con la pobreza extrema en México.
Pero además, durante un año seguiditito.
Entonces, aquellos grititos desaforados de que “Por el bien de todos primero los pobres” únicamente significan la venta burda, ramplona, barata, demagógica y populista de esperanzas.
Más, cuando Carlos Slim sigue privilegiado por el obradorismo.
Y si por ahí Slim reparte ayuditas económicas son el diezmo en la iglesia católica el domingo en la misa de doce.

VENTANAS: México, América Latina, los cinco continentes son una fábrica de desigualdad económica, social, de salud, educativa, seguridad, procuración de justicia y anti-desarrollo humano.
En el último cuarto de siglo, tanto la riqueza como la pobreza extrema (así llaman las buenas conciencias a la miseria) han crecido de manera simultánea y en los peores decibeles.
Desde el Foro Económico Mundial, de Davos, es la mirada social sobre el foxismo, el calderonismo, el peñismo y el obradorismo.
Con todo y “los golpes de pecho” que cada parte puede darse…