El último ramalazo se expresó cuando en el estado de Arizona, el entonces gobernador republicano, Doug Ducey, invirtió cien millones de dólares del presupuesto para levantar un muro de contenedores de carga y frustrar, bloquear, impedir, disminuir, atajar, limitar el paso de los ilegales.
Pero…, como hacia fin de año entregaría el poder a una demócrata, Katie Hobbs, y luego de una demanda en Washington por construir el muro en territorio federal, él mismo decidió su demolición.

PASAMANOS: Arizona comparte unos 600 (seiscientos) kilómetros de frontera con México, tierra fértil, ideal, soñada, para burlar la vigilancia norteamericana y entrar al paraíso terrenal.
Además, instalado el muro en territorio federal en el Bosque Nacional Coronado significó un daño al medio ambiente.
Ríos y zonas afectadas como también amenazadas unas especies de animales, como por ejemplo, jaguares y ocelotes.
Pero al góber republicano de entonces le valió considerando que más daño hacen los migrantes ilegales al cruzar la frontera.

CORREDORES: Por eso, los buenos deseos y voluntad del presidente Joe Biden tanto han costado de aterrizarse para el bien de los migrantes.
Entre otros, por ejemplo, tantas promesas a los famosos dreamers, los hijos de migrantes la mayor parte llegados a EU cuando eran niños y en donde cursaron parte de la escuela primaria y la secundaria y el bachillerato y cursado (y cursando) la universidad.
Un peligro, además, recrudecido, cuando Donald Trump ha anunciado que buscará de nuevo la presidencia de la república en el año 2024.

BALCONES: Los migrantes, y por desgracia, enfrentando el peor de los mundos.
Originarios de América Latina (Honduras, Guatemala y Salvador) y de otras latitudes geográficas del continente (desde Cuba hasta Venezuela) y de Africa, entre tantos destinos, y, claro, de México, se exponen a rudezas innecesarias.
Primero, porque huyen de los pueblos ante la errática política económica de sus naciones para alentar la creación de empleos.
Y segundo, la violencia de la delincuencia organizada.
Y tercero, las policías. Desde la policía migratoria en México y Estados Unidos hasta las policías municipales, estatales y federales en la lucha diaria para detenerlos y repatriarse no más porque así lo instruye Estados Unidos.
Además, los grandes riesgos cruzando el río Bravo y el desierto y expuestos a los rangers, los cazamigrantes que como en el filme “Desierto” los cazan como si fueran palomas.

PASILLLOS: Pero, bueno, la migración parece, es, un asuntito pendiente que nunca, todo indica, será resuelto.
Es decir, la ineficacia y la ineficiencia oficial seguirán ondeando la misma bandera.
Basaría referir que en la república que ni es amorosa ni tampoco humanística inició con Porfirio Díaz Mori como presidente cuando Estados Unidos construyó las vías del tren en la frontera sur y contrató a miles de paisanos.

VENTANAS: Por ahora, y de acuerdo con la estadística oficial treinta millones de paisanos en el otro lado, además de los millones en otras naciones.
Un millón, originarios de Veracruz y que cada semana y quincena siguen agarrando camino para desempeñar “los trabajos que rechazan los negros” como afirmaba Vicente Fox Quezada, él mismo alto ejecutivo en la Coca-cola antes de entrar a la política, tan productiva que le fue.
La moda hoy son los muros y miles de indocumentados esperando turno en la frontera norte.