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Miércoles 25 enero, 2023

¡Que viva México!

El cineasta Luis Estrada es una lumbrera. Una inteligencia incandescente. Y si es cierto como observa el viejito del barrio que la más alta expresión inteligente del ser humano es la ironía, el sarcasmo, la mofa y el pitorreo, entonces, la vida se vuelve un festín.
Más, mucho más, cuando en un pueblo como la república que ni es amorosa ni es humanística, seis de cada diez habitantes están en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los pichurrientos y miserables salarios de hambre.

Luis Velázquez

Pero sobre todo, cuando la población, los ciudadanos de a pie son víctimas de los abusos y excesos del poder político, ligados siempre al pillaje y la corrupción.
Y desde luego, y lo peor, a la injusticia y la impunidad.
Por eso, entre otras razones de peso y con peso, el éxito taquillero de algunas de sus películas, entre otras, las siguientes.
“La ley de Herodes”, la corrupción priista en el siglo pasado (Miguel Alemán Valdés) hasta el sexenio de Ernesto Zedillo, quien caminando en la ciudad de México una señora le extendió la mano pidiendo “una limosnita por el amor de Dios” y le contestó de la siguiente manera:
“No tengo cash”.
“Un mundo maravilloso”, feroz crítica al panista Vicente Fox, quien en girita en Canal Cuarenta, los trabajadores en huelga le pidieron resolviera el problema y Fox contestara:
“¿Y yo por qué?”.
“El infierno”, el dominio y predominio del narco con Felipe Calderón Hinojosa, quien cuando en el campo de batalla de su guerra contra los malos eran asesinados niños, mujeres y ancianos, asegurara que se trataba de “daños colaterales”.
“La dictadura perfecta”, enunciando la fuerza poderosa, poderosísima, del poder televisivo que llevara a Enrique Peña Nieto a la presidencia de la república, aquel que cuando las baterías exhibían a Rosario Robles Berlanga, su secretaria de Estado, le dijera:
“No te preocupes, Rosario”.
Y ni modo, AMLO, el presidente de MORENA, la encarceló.
Ahora, Luis Estrada, con sus geniales actores preferidos y consentidos como son Damián Alcázar y Joaquín Cosío, el famoso “Cochiloco” de “El infierno”, tiene listo el filme “¡Que viva México!”.
La historia de una “familia enloquecida detrás de una herencia minera” y en el tiempo de MORENA, la 4T, la purificación moral y la honestidad valiente, y en donde ha florecido la explotación obrera en las minas.
Un filme, del que se asegura será exhibido en el mes de marzo en dos mil 500 (quinientas) salas comerciales “pese a la censura institucional”.
La censura, digamos, del obradorismo.
Antes, igual, digamos, que ahora, Luis Estrada como un gran crítico de la realidad social.
Casi casi, padeciendo indignación crónica por el México de “Los olvidados de Dios”, “Los condenados de la tierra”, “Los excluidos del paraíso”, “Los precaristas” y “Los otros”, el también llamado México bárbaro.
Impresionante el fotograma anunciando el filme “¡Que viva México!”, donde Damián Alcázar y Joaquín Cosío están sentados en medio de un montón de gente, igual que ellos, vestidos con ropitas sencillas y modestas, gente que ni siquiera vive con “la medianía del salario” ni tampoco con la austeridad republicana.
Y todos, con la cara dura de la rabia social, la irascibilidad colectiva, hijas de la miseria y la jodidez.
Pobre naces. Pobre vive. Pobres mueres, la profecía bíblica cumpliéndose letras y palabras de manera puntual.
El tema es tan quisquillo y filoso que en cinco ocasiones, el cineasta Luis Estrada solicitó apoyo público de la 4T para filmar la sátira política y en cinco ocasiones fue rechazado.
Y eso que Damián Alcázar se ha declarado “un obradorista acarreado” y sin pudor ni rubor.
Y eso que Luis Estrada ha confesado que cada vez que AMLO se lanzó a un cargo de elección popular sufragó en las urnas por su fórmula electoral. Incluso, precisando que si de nuevo AMLO se lanzara a las urnas (se ignora si pensando en el año 2024 para la reelección presidencial), de cualquier forma votaría por él.
Pero, bueno, en la 4T quieren mexicanos dóciles, callados, sumisos, obedientes y “tirados al piso” del jefe máximo, “el presidente en el país de un solo hombre”.

BREVE HISTORIA DEL BLOQUEO OBRADORISTA

Con todo, el cineasta Luis Estrada ha confesado que está decepcionado de la Gran Cuarta Transformación. (La Jornada-México, Sergio Raúl López)
Y del famoso proyecto de nación que tanto fue cacareado y “por el bien de todos primero los pobres”.
Y, claro, el daño que la 4T ha causado en el mundo de la cultura y el cine, aquel medio de comunicación masiva que tanto controlaba en todo y con todo y hasta imponiendo a actores y actrices Adolf Hitler a través de su Ultra Contra Súper Ministro de Información, Joseph Goebbels, el loquito que luego del suicidio de Hitler, envenenara a sus seis hijos cuando dormían y después le pegara un tiro a su esposa y luego él mismo se quitara la vida.
Una cosa, entonces, y en el caso de Estrada, es la convicción política.
Y otra, superior, cien por ciento superior, la vocación cinematográfica siempre ejerciendo el legítimo derecho a la libertad.
La libertad tan practicada por Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, los tres últimos, exitosos en Hollywood, y Estrada, en México.
El viacrucis de Estrada con el filme “¡Que viva México!” desnuda el bloqueo de la 4T a su producción cinematográfica.
Tanto que, por ejemplo, el cineasta exclamó la siguiente frase aun cuando, desde luego, la aligeró:
“Al que obra mal... se le pudre el tamal”.
En dos ocasiones cabildeó con el Sistema de apoyos a la Creación y a Proyectos Culturales, y le negaron el apoyo.
En tres ocasiones cabildeó con la oficina del Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica y le negaron el auxilio.
Incluso, el consejo evaluador “dictaminó que el proyecto carecía de calidad en el guión y en el equipo mismo, incluyéndolo a él” (Ibíd.).
Detrás de cámaras, todo indica, operando la mano negra de María Novaro y Alejandra Frausto, se ignora si por sus pistolas y/o acatando órdenes superiores.
Más si se recuerda la filosofía guinda y marrón de que si cometes un ilícito “y te cachan te echas la culpa y te callas”.
Dice Luis Estrada: “No quiero sonar paranoico ni temerario pero las autoridades no querían que se filmara esta película, por lo menos en este sexenio para evitarse un problema”.
¡Ay la otra 4T!
Avisito parroquial:
Luis Estrada interpondrá una denuncia en contra de la secretaría de Cultura y el Instituto Mexicano de Cinematografía ante la secretaría de la Función Pública y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
“Que viva México!”, listo para exhibirse en dos mil 500 salas comerciales del país.
Ahora falta que María Novaro y Alejandra Fraustro también operen el bloqueo en las salas de cine.
Todo, claro, ajá, en nombre de la Gran Purificación Moral.


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