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Expediente 2024
Martes 24 enero, 2023

La pesadilla inacabable

La pesadilla duartiana sigue en Veracruz. Ni modo, herencia fatídica de aquel sexenio. Tiradero de cadáveres por todos lados. Claro, claro, claro, ajustes de cuentas, aquellos que, por cierto, el góber de la 4T aseguró que por ningún concepto los permitiría.
Ajuste de cuentas, se afirma, el tiroteo dominical en Las Bajadas, en el municipio jarocho, a la altura de la colonia popular Los Barriles.

Luis Velázquez

Seis muertos, entre ellos, el padre y la madre y sus dos hijos, menores de edad.
Uno de los muertos, Fernando Pérez Vega, hermano de Reveriano, el jefe, se afirma, de un grupo político y social, pero, todo indica, también delictivo, en la sierra de Papantla.
Peor aún: Fernando Pérez Vega, miembro del partido “Fuerza por México” del que fue candidato a presidente municipal en Coxquihui, señalado como uno de los autores de la matanza dominical del 1 de enero en Poza Rica, con ocho, nueve muertos, todos en bares y todos en bares en colonias populares.
Es el nuevo paisaje de Veracruz.
Más, mucho más duro y rudo que en el viejo oeste y en las películas de los hermanos Almada y que tanto éxito alcanzaron en el siglo pasado.
Veracruz, en las grandes ligas de la delincuencia organizada.
Los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros, dueños de la llamada agenda setting, es decir, marcando el paso en los días y las noches.
Tan es así que, por ejemplo, horas antes, los malos asaltaron una joyería en la plaza comercial “Mocambo” de Boca del Río, metiéndose en medio de la gente, de igual modo, digamos, como también, tan campantes, asaltan autobuses y atracan a los pasajeros.
El colmo: asaltando a unas feligresas una tarde en una iglesia de Córdoba cuando rezaban el rosario.
Caray, el domingo 22 de enero, en la balacera en Las Bajadas, de los seis muertos, dos eran niños.
Los balazos, el fuego cruzado, los ajustes de cuentas, los cartuchos tirados...
Los cadáveres a la orilla de carreteras, caminos y en cañaverales...
Los cadáveres nadando en ríos y lagunas aguas abajo...
Los cadáveres colgados de puentes y árboles...
Las cabezas cercenadas arrojadas en el piso de antros y abandonadas sobre las mesas de cantinas...
Veracruz, primer lugar nacional en feminicidios, secuestros y extorsiones...
Caray, primer lugar nacional en crímenes de odio en contra de la comunidad sexual...
De “la noche tibia y callada” de Agustín Lara, al peor tiempo fatídico en un Veracruz ensangrentado.
Cierto, cierto, cierto, se trata de una herencia fatídica.
Pero al mismo tiempo, inverosímil cuando han transcurrido cuatro años y casi dos meses de la 4T gobernando Veracruz y las cosas y circunstancias en los días y las noches han empeorado.
Lo peor: la vida recrudecida y revolcada y fermentada en el infierno.
El reino de Luzbel evidenciando el “Amaos los unos a los otros” y que tanto predican desde “La mañanera”.
En dos años pacificaré Veracruz auguró el señor Cuitláhuac García en el discurso de toma de posesión.
Cuatro años se han ido.
Y Veracruz liderando la incertidumbre y la zozobra nacional.
Que los carteles y cartelitos también dominan y predominan en otras entidades federativas...
Y con saldos peores...ni duda.
Pero allá cada gobernador con sus pendientes y realidades y fantasmas, ineficiencias e ineficacias, estrategias y operativos.
Más, mucho más si se considera que otro gobernador, Fernando Gutiérrez Barrios, también recibió herencia fatídica de su antecesor con “La Sonora Matancera”.
Los carteles de la época cuando por cincuenta mil pesos, de aquellos, un sicario mataba a un cristiano.
Y en cuarenta días, Gutiérrez Barrios con su equipo policiaco, pacificó Veracruz.
Y lo pacificó encarcelando al primer cacique y quienes entonces bandas delictivas a sus órdenes para hacer y deshacer y poner a Veracruz “patas arriba” en materia de seguridad.
Y luego a otro.
Y después, a dos más.
Entonces, los otros caciques huyeron de Veracruz y durante aquel sexenio que fue de Gutiérrez Barrios a Dante Delgado, Veracruz resucitó a “la noche tibia y callada”.
Incluso, cuando Dante Delgado tomara posesión, un cacique, Toribio Gargallo, El Toro, creyó fácil regresar y seguir cometiendo fechorías y la policía lo enfrentó y en una balacera, fuego cruzado, perdió la vida.
Y Veracruz siguió tranquilo, en paz, sin que la paz pública fuera perturbada por la delincuencia organizada.
Ahora, caray, el gobierno del Estado se refocila y consuela diciendo, ¡vaya descubrimiento!, que el tiroteo en Las Bajadas fue un ajuste de cuentas.
Ta’gueno.

EL DEDO EN EL GATILLO

La escalada nuclear se ha reactivado en la tierra jarocha.
El día primero de enero, ocho, nueve muertos. En Poza Rica.
El día 22 de enero, únicamente seis muertos en el puerto de Veracruz, en Las Bajadas.
El regadero de cadáveres por todos lados.
El tiempo de los abracitos y los besitos para los malos ha terminado.
Hora, tiempo, momento estelar de que las corporaciones policiacas muestren el puño y el músculo en toda su capacidad e imaginación, estrategia y operación.
Los malos, igual que en otras demarcaciones, siguen poniendo el dedo en el gatillo.
Y ensangrentando Veracruz.
Y la autoridad, ni modo, únicamente siguiendo sus tropelías.
Ya con declaraciones.
Ya con amenazas de que pronto, pronto, pronto, serán detenidos tanto los asesinos físicos como intelectuales, ajá.
Festinando que “llegarán hasta las últimas consecuencias”.
Alardeando que los tienen identificados.
Pero el Estado sigue oliendo a pólvora y sangre.
Y, bueno, así como en una sesión espiritista Francisco Ignacio Madero se comunicó con Benito Juárez y quien lo animara para lanzarse de candidato presidencial ante Porfirio Díaz Mori y hasta actuaría como su coordinador de campaña, quizá, quizá, quizá, Cuitláhuac García, y en caso de creer en los médiums y/o en todo caso, hacer la prueba para enlazarse con Gutiérrez Barrios y le compartiera algunas experiencias y vivencias y hasta le diera un cursito intensivo.
En nombre de la paz y la tranquilidad social, todo se vale.
Enfrentan, claro, a organizaciones criminales y hasta grupos terroristas.
Pero ni modo que luego de cuatro años los malos sigan adueñados de la vida, el día, la noche, el destino personal y el destino social.
En vez de que la autoridad ponga a los malos en la cuerda floja, todo parece al revés.
Por eso, y ante tanta evidencia, se impone una vuelta de tuerca.
Más si se considera que en el gobierno existe gente experimentada para una respuesta contundente.
El góber llega al ridículo cuando descubre “el agua tibia” diciendo que el tiroteo en Las Bajadas fue un ajuste de cuentas.
¡Vaya superficialidad!
Y eso que su tesis para posgraduarse en Alemania fue sobre misiles.


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