Indicativo y significativo cuando el índice de lectura es que por lo general una persona suele leer uno o dos libros cada año.
Y en la mayor parte de los casos, libros de autoayuda.
El segundo rubro de libros vendidos es sobre religión. De hecho y derecho, buscando a Dios, a un Ser Superior que sea como una especie de brújula para encontrar y reencontrar el camino.

LUNES
República de Lectores

Hay campañas nacionales para crear la llamada República de Lectores, ajá.
Incluso, la editorial del gobierno ofrece libros y libros clásicos de hasta cien pesos. Los hay de hasta ochenta pesos. Inverosímil, de diez pesos.
Una estación televisora anuncia (y oferta) libros clásicos, grandes lecturas, pero sin la respuesta esperada.
En las escuelas secundarias y de bachillerato y hasta universidades se integran clubes de lectura y apenas unos cuantos estudiantes se inscriben.
Los grandes escritores de todos los confines derrotados por los libros de autoayuda emocional y sicológica como aquel libro convertido en best seller intitulado “Sea usted su propia siquiatra”.
En la película “Nosotros los nobles”, un actor muestra a otro su libro de cabecera. “¿Cómo hacerse millonario de la noche a la mañana?”.
Con todo, la demanda de tales libros alcanza niveles insospechados que muchas librerías se sostienen por sus ventas.
Pueblos, entonces, necesitados y urgidos de una tabla de salvación sicológica, social y económica para seguir empujando la carreta, pateando la pelota, remando la canoa.

MARTES
Apostolado de la iglesia

Hay tanto desconsuelo individual, familiar y social que a veces se cavila la posibilidad de crear y crear sociedades filantrópicas para levantar la moral colectiva.
Tipo, digamos, Alcohólicos Anónimos. Neurasténicos Anónimos. Tragones Anónimos. Sexoadictos.
Una vez a la semana, por ejemplo, sesiones grupales con la asesoría de sicólogos, terapeutas y sociólogos para orientar y reorientar las tertulias.
Lucecitas que alumbren el camino. Y auxilien para encontrar el rumbo y el destino.
La tribuna abierta para que cada persona expusiera su historia. Y entre todos se auxiliaran, pues finalmente se trata de una frustración generalizada.
Ya el desempleo y el subempleo. Los salarios bajísimos. La vida con sobresaltos, secuestros, desapariciones, crímenes, fosas clandestinas.
En Soledad de Doblado, por ejemplo, la iglesia católica realiza extraordinario apostolado.
Una vez a la semana organiza reuniones terapéuticas con las personas de la sexta y séptima década.
Inician hacia las ocho de la mañana con un desayuno para mujeres y hombres.
Luego, juegos colectivos. Después, la tertulia, el intercambio de experiencias, un tema a desarrollar cada semana, la tribuna abierta para todos.
Y todos con respeto, sin envidias ni celos ni recelos.
Los adultos mayores terminan hacia el mediodía y retiran a sus casas, dichosos y contentos.

MIÉRCOLES
Señoras en tertulia

Hay en la ciudad montón de grupos de señoras casadas, divorciadas y viudas que de tarde en tarde (unas tres a la semana) se reúnen para la manualidad.
Unas a otras se enseñan a bordar. Y pasan tardes contentas y felices platicando sobre sus cosas y confiando utopías y sueños.
Y si algunas tienen problemas, pendientes, preocupaciones, se apoyan sin dudas ni reservas hasta encontrar una solución salomónica.
Digamos, casi casi como una sociedad fraterna, una sociedad solidaria, una sociedad humana.
Y, claro, entre ellas se cuentan experiencias y vivencias personales a propósito de alguna atrapada en el atolladero sentimental.
Una buena, extraordinaria, terapia, porque en el día del cumpleaños de todas y cada una organizan su kermesse y pasan tardes agradables y lo más importante, saben, están conscientes, seguras, de que en ningún momento están solas.
Es el mismo caso de las zumbas, aun cuando las relaciones son menos personales entre sí. Pero al mismo tiempo, saben que entre ellas se tienen para “sacar al buey de la barranca” en casos imprescindibles.

JUEVES
Angustia sicológica

En el fondo de la compra (y lectura) de libros de autoayuda, “la angustia sicológica, la incertidumbre, el no saber qué será de nosotros mañana”. (Octavio Paz, Itinerario)
La vida, en el día con día: el legítimo sueño para tener una vida digna, de calidad, de buen nivel, con un empleo pagado con justicia laboral y social y en donde cada persona se sienta y esté a gusto.
Desde luego, viviendo “con la medianía del salario” y con la austeridad franciscana, pues los bienes materiales nunca generan la dicha y la felicidad total. “El dinero ayuda, decía María Félix, pero no es todo”.
Y por añadidura, vivir sin sobresaltos, miedos, temores y horrores.
Entonces, los libros de autoayuda encarnan la esperanza, la ilusión, la quimera, la utopía, el sueño en la vigilia y el sueño onírico.
Fue el sueño de los doce apóstoles de Jesucristo cuando luego de su crucifixión fundaron la primera (y única) Comuna en las goteras de Jerusalem para crear y recrear la sociedad igualitaria.
Y que, claro, en sueño quedó, aun cuando cada ser humano, cada persona, cada mujer, cada hombre, continúa soñando.

VIERNES
“Salir de perico perro”

Millones de toneladas se habrán impreso en la historia de la industria editorial con libritos de autoayuda, muchos de unas cien páginas, máximo.
Miles de títulos impresos para “salir de perico perro”, pero en pocos, poquísimos, excepcionales casos habrán funcionado.
La mitad de la población y la mitad de la otra mitad, seis de cada diez habitantes, en la miseria, la pobreza y la jodidez, el desempleo y el subempleo y sin las prestaciones de ley, sin que los dichosos libritos levantaran expectativas.
Simple y llanamente, la venta burda, tonta, ramplona, barata, demagógica y populista de esperanzas y que como dice aquel dichoso poema, “a la vida nos lanza…”.
Una estafa. La gran estafa que ha caminado inalterable en varios siglos.
El ser humano, la mujer, el hombre, en su famosa circunstancia cuando “Dios dispone y el diablo descompone”.
Además, caray, ¡vaya paradoja!, de que la vida se vuelve un infierno sin tener esperanzas.
Entonces, y por eso mismo, como una espiral sicológica, la apuesta por la vida está vigente y a seguir leyendo los libros de autoayuda.