Entonces, y cuando pronto entraremos al quinto año del sexenio obradorista, nada mejor que soñar con que el presidente de la república amorosa, AMLO, bien pudiera formar un nuevo partido político.
El Partido de los Viejitos. El Partido de la Vejez. El Partido de la Senectud.

PASAMANOS: Los viejitos descubrieron en AMLO “el amor de su vida”. Tanto, que por ejemplo, el actor, fallecido el fin de semana a los 83 años, Héctor Bonilla, era fans de la capilla del Edén.
Igual, igualito, por ejemplo, que lo son Damián Alcázar, María Rojo y Joaquín Cosío, y ni se diga, Gael García Bernal y Diego Luna.

CORREDORES: Parafraseando al poeta y guerrillero salvadoreño, Roque Dalton, sin los viejitos “la victoria (política y social) es imposible.
AMLO, por ejemplo, tiene en los viejitos el cimiento social, partidista y electoral para derrotar en las urnas a enemigos, adversarios, emisarios del pasado, chairos, peñistas, felipistas, foxistas y salinistas y conservadores.
Entonces, y para seguir la lucha social en nuevos pastizales, si “la mayor grandeza de un hombre es jugarse la vida por un ideal” (Roque Dalton), entonces, como guerrillero de la aurora social, AMLO ha de aplicarse ya, ya, ya, en el Partido de la Vejez.

BALCONES: Y así como el PRI fue rediseñado con sus llamados Sectores (el sector cenopista, el sector campesino, el sector obrero, el sector femenino, el sector juvenil, etcétera), el Partido de la Vejez de AMLO tendría los suyos, digamos, como estrategia para multiplicarse y volverse más fuerte.
Digamos, las filiales de la comunidad sexual, las sectas religiosas y los Colectivos, integrados con padres con hijos y parientes desaparecidos.
Nada descabellado sería incorporar al ejército, los soldados, los militares, luego de que en los últimos cuatro años les ha dado “hacha, calabaza y miel”.

PASILLOS: En una de esas, habría una filial de trabajadores de la información, quizá como estrategia para el desagravio con reporteros, columnistas, fotógrafos y camarógrafos.
Es más, y dado el liderazgo social del político del Edén, y toda vez que para los carteles y cartelitos ha predicado el “Amaos los unos a los otros” y la política de “abracitos y besitos”, entonces, sicarios y pistoleros, malosos y malandros en el Partido de la Vejez, sean jóvenes, gente madura y/o ancianos.
De todo, pues, en la “Viña del Señor”.

VENTANAS: La posibilidad del nuevo partido obradorista se afianzó en el palenque público con la marcha por la Gran Cuarta Transformación, 4T, el domingo 27 de noviembre en la Ciudad de México y en donde predominaron los viejitos.
Todos ellos, primero, feligreses de la capilla de AMLO.
Segundo, agradecidos con los donativos bimensuales tan puntuales que llegan a los viejitos, pero también, a las madres solteras y jóvenes ni-ni y campesinos sembrando árboles.
Tercero, porque lo más importante en la vida, más que la eficiencia y la eficacia, que dice AMLO, es la lealtad.
A tono, digamos, con lo que repetía Adolf Hitler que lo peor entre lo peor de la vida son los traidores y para quienes nunca ha de existir piedad ni misericordia, ¡ay, Ricardo Monreal Ávila!