Por el otro, la dependencia de las empleadas de los jefes.
Y por el otro, la inevitable convivencia laboral con los compañeros.
Incluso, hasta compartiendo sueños.
En el día con día, todos se van conociendo y acercando en la relación amical y el afecto y el cariño.
Y de pronto, ¡zas!, el deseo sexual fermenta y se recicla cada día.
Nada más fascinante como llegar a trabajar con la ilusión de que al ratito se verá a la persona deseada y quizá amada.
Y como la calentura es canija, ni hablar, la relación laboral trasciende y violenta las reglas y las normas y lo más indicativo, transgrede los derechos humanos.
Por eso, cuando en el palenque público, la diputada local, priista Anilú Ingram Vallines sigue ocupándose del acoso en las dependencias estatales y federales y dice hay, por ahora, 104 (ciento cuatro) denuncias por acoso... está “poniendo el dedo en la llaga purulenta”... que dicen los clásicos eruditos.
Y de seguro, y con los datos del Instituto Veracruzano de las Mujeres, IVM, tendrá, “más que los pelos de la burra en la mano... la burra completa”.
De entrada, insólito, insospechado, que en las oficinas del gobierno del Estado se originaran 104 denuncias, de seguro, en la Fiscalía General, para, digamos, seguir los casos.
Es decir, 104 mujeres acosadas.
Bajo acecho quizá de los jefes superiores, acaso de los compañeros.
Peor tantito cuando el IVM entregó a la legisladora otro datito canijo, terrible:
Ellos han atendido dos mil 704 (setecientas cuatro) denuncias de mujeres por violencia sexual en diferentes modalidades. (La Jornada-Veracruz, sábado 26 de noviembre, 22)
Palabras mayores.
Una cosita es que la convivencia diaria en la oficina pueda derivar, suele traducirse, en afecto y cariño por el otro sexo, y otra, mil, dos mil, tres mil años luz de distancia que el acoso sexual se tradujera en dos mil 704 casos.
Y todos, denunciados en el Instituto de las Mujeres y atendidos reza el boletín.
Todavía pendientes de aclarar y ajustar cuentas con 104 (ciento cuatro) denuncias.
Casi casi, como si el acoso sexual tuviera permiso en el gobierno de Veracruz ahora con la 4T “hecha gobierno”, recién definida como el “Humanismo mexicano”.
“No se puede dar carpetazo” dijo la legisladora, antigua diputada federal y antigua directora de Radio en el sexenio duartista.
Y “si la muerte tenía permiso” como escribiera Edmundo Valadés, entonces, pareciera que el hostigamiento sexual tuviera permiso en el gobierno de Veracruz, ¡ay, Cuitláhuac, si Benito Juárez no hubiera muerto!

CARAY, HASTA CONTRA ESTUDIANTES HACIENDO EL SERVICIO SOCIAL...

Tarea titánica de la diputada tricolor.
“No se puede dar carpetazo” dijo en un Veracruz con tantas protestas de los Colectivos integrados con padres con hijos y parientes desaparecidos...
Y el montón de mujeres asesinadas...
Y hasta de mujeres asaltadas en su propia casa, y golpeadas y maniatadas que dejan como en el caso del trío de mujeres en Tuxpan, una señora de 82 años...
Y de tanto feminicidio que tienen a Veracruz en los tres primeros lugares nacionales...
Y de los cadáveres flotando en los ríos y lagunas aguas abajo...
Y los decapitados...
Y los colgados de puentes y árboles...
Caray, hasta unas estudiantes universitarias que llegaron a la secretaría de Finanzas y Planeación, SEFIPLAN, en son de prácticas, fueron víctimas de depredadores sexuales.
A la fecha, y en contraparte, un solo funcionario fue despedido.
Un subsecretario de SEFIPLAN, hijo del presidente municipal de Tuxpan, ex diputado local, ex priista, ex perredista, ex panista, y ahora morenista, ajá, José Manuel Pozos Castro.
Falta saber si, por ejemplo, con los dos mil 704 casos de mujeres víctimas de violencia sexual a que se refiere el Instituto de las Mujeres y que fueron atendidos hubo burócratas y jefes despedidos.
Y, bueno, por delante, queda el destino social de las 104 (ciento cuatro) denuncias reportadas en las dependencias estatales y federales.
“Aquí, dijo el góber fifí en el tercer informe de gobierno, las mujeres pueden soñar”.
¡Vaya cinismo oficial!
El góber laureado por AMLO.
El político enaltecido por su lealtad, lealtad ciega, ajá.
La octava maravilla de la izquierda en Veracruz.

LIBRA, SEÑOR, A LAS MUJERES

De los calenturientos, líbranos, Señor.
De los jefes lujurientos, líbranos, Señor.
De los sicópatas, líbranos, Señor.
De la impunidad en el caso del acaso sexual, líbranos, Señor.
De los asesinos seriales ardidos por el sexo, líbranos, Señor.
De los hombres y jefes fogosos, incendiados y encendidos con el descubrimiento históricos de Sigmund Freud, líbranos, Señor.
De los jefecitos que piden sexo a cambio de una plaza burocrática, líbranos, Señor.
A rezar, pues, todos, y en cadena de oraciones.