El 20 de noviembre, en Nopaltepec, municipio de Cosamaloapan, desapareció el reportero Francisco Eusebio Hernández Elvira.
La ONG Artículo 19 se ocupó del asunto.
Entonces, de pronto, ¡zas!, que apareció por ahí.
Pero que vivía en una casa en Nopaltepec propiedad de un huachicolero.
Que la Fiscalía General investiga la relación del reportero con el huachicolero.
Que el huachicolero estaba preso.
Y en la cárcel, ni modo, falleció
Qué cómo fue que desapareció.
Fue cuando Veracruz ascendió en el ranking nacional de reporteros asesinados con el caso del taxista y periodista de medios digitales, Pedro Pablo Kumul, luego luego satanizado por el góber de la 4T diciendo que únicamente portaba una falsa credencial de un medio.
Entonces, acorralado por las circunstancias, el góber expidió la siguiente frase bíblica, antigua, histórica y milenaria: “La Fiscalía General tiene una línea de investigación.
Hay avances sobre el presunto responsable.
Hay testimonios recabados.
Confiamos en que pronto se dará con el responsable”.
Es decir, el mismo chorizo de siempre repetido desde hace cuatro años.
Y los amiguitos del caso Francisco Eusebio Hernández Elvira ni tampoco del caso Pedro Pablo Kumul, “ni por el caballo volvieron”.