Discordia obsesiva
•Van cuatro años
•Eje obradorista
UNO. Discordia obsesiva
El peor desencanto político y social que el presidente de la república amorosa, AMLO, ha sembrado en los ciudadanos de a pie, la población electoral, es su obstinación para sembrar la discordia.
Luis Velázquez
Desde hace casi cuatro años, y desde el púlpito de “La mañanera”, el discurso oficial gira alrededor del belicismo.
Un político bélico. Con el carcaj lleno de flechas para rafaguear a los enemigos, adversarios, conservadores y neoliberales.
DOS. Magnum aceitada
Terco, necio y tozudo como a sí mismo se ha definido, el presidente guinda tiene una Magnum bien aceitada en la mano y con las suficientes balas para disparar en cada nuevo amanecer.
A los otros, los enemigos y adversarios, ha endilgado los peores adjetivos calificativos “de que se tenga memoria”.
Los agarra como piñata y dado el ingenio y el humor y el pitorreo de los tabasqueños hasta se mofa y burla, haciéndose, incluso, “el chistocito”.
Se ignora si en algún tiempo de su vida habrá conocido la mesura, la prudencia y la cordura.
Pero nadie como él está más lejos de su mandamiento religioso de “Amaos los unos a los otros”.
TRES. Historia de un resentimiento
En el libro incunable, “Tiberio, historia de un resentimiento”, el escritor español, Gregorio Marañón documenta “la verdad histórica” de que un político encumbrado ha de llegar al poder y ocupar la silla embrujada del palacio dispuesto y predispuesto a la concordia.
Nada más útil para un pueblo como la concordia entre las tribus y las elites políticas para enaltecer y dignificar al grueso de la población que en los cinco continentes viven atrapados en la miseria, la pobreza, la jodidez, los pichurrientos salarios de hambre, el subempleo y el desempleo.
CUATRO. Peor infierno de la vida
Pero si el político asciende al poder lleno de resentimiento, odio y venganza, entonces, la vida pública se vuelve el peor infierno de la vida.
Más, porque un presidente de la república, por ejemplo, un gobernador, son los jefes máximos.
Jefes del Poder Ejecutivo. Jefe de parte de los poderes Legislativo y Judicial. Jefe de las fuerzas armadas y las corporaciones policiacas. Jefe del erario. Jefe de parte importante de los medios. Jefe de la diplomacia. Jefe nato del partido político.
Y en el caso presidencial, jefe de los gobernadores de su partido. Y de los diputados locales y presidentes municipales de su partido.
Entonces, con tanta fuerza únicamente basta adoptar como propia la filosofía de Calígula, el emperador romano, exclamando que “hay días cuando me siento Dios”.
CINCO. Sumar antes que dividir
Por eso, y entre otras razones, la tolerancia, la reflexión, la cordura, la prudencia y la mesura del político en el ejercicio del poder.
Y más, porque mucho más gana un político, una persona, un ser humano, sumando y volviendo a sumar que restando y dividiendo.
AMLO, el presidente de la república amorosa, avasallado por la discordia, digamos, su temperamento, carácter, identidad tabasqueña ha llenado de espinas y cardos los caminos de la nación.
SEIS. El rey de la discordia
A partir de la discordia, todos los males de la caja de Pandora y de los jinetes del Apocalipsis.
Incluso, más que “El rey del ca$h”, El rey de la discordia.
Y, bueno, como en la discordia han caminado casi cuatro años como jefe máximo del Poder Ejecutivo federal, nada, absolutamente nada indica que la vida pública pueda cambiar.
Algún día, quizá, cuando viva retirado en su rancho “La chingada”, en Chiapas, Andrés Manuel López Obrador advertiría el camino equivocado con que ejerció el poder durante seis años.
Lic.omar Hernández mendez 27 Nov, 2022 - 22:13
Tu análisis es alevoso,doloso ,su actitud como gobernante es consecuencia de su espinoso camino ,la frustrada oposicion y los golpes recibidos por ajustarlos a cuentas.Siempre pisotean la ley,yo no creo no tiene porqué arrepentirse lo seguimos millones