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Escenarios
Miércoles 23 noviembre, 2022

Jubilado de 50 años

•Chofer de su pareja
•Paraíso terrenal

UNO. Sombra de su esposa

Jubilado a los 50 años de edad, el señor Ene, N, se convirtió en chofer de su pareja.
Inició a los 19 años como escribiente en una oficina del gobierno y durante tres décadas se mantuvo como burócrata.

Luis Velázquez

Ahora, la pensión le permite vivir y como se habituó a vivir en la austeridad franciscana, la pensión le alcanza para el café todos los días con los amigos.
Y ser el chofer de su esposa, quien también tiene cincuenta años.

DOS. Vivir sin sobresaltos

Nunca procrearon hijos. Tampoco se sometieron a estudios, deseosos de seguir ignorando si las razones biológicas y productivas eran de él o de ella.
Tampoco tuvieron la tentación de adoptar un hijo. Y como el padre del señor Ene es longevo y cumplió ochenta años de edad y lúcido, siente que todavía le restan unos treinta años más para vivir sin sobresaltos.
Vive en casa propia y con un jardín. Y en el jardín suelen jugar los sobrinos los fines de semana con un perrito juguetón.
Entonces, la casa se llena de gritos ensordecedores de los niños incansables.

TRES. Turismo estatal

Otras veces, el viernes al mediodía alistan maleta de fin de semana y cuando ya están en el automóvil uno al otro se pregunta se toman hacia el norte o el sur, el este o el oeste del estado de Veracruz.
Incluso, según ellos, mucho, demasiado, ganaría el turismo si entre los presidentes municipales de un extremo a otro del Estado jarocho lo promovieran en la población para descubrir y redescubrir la belleza natural que tanto deslumbrara al barón Alejandro de Humboldt hacia el año 1,800 cuando desembarcara en el puerto de Veracruz procedente de América Latina.

CUATRO. Vivir sin prisa ni aprisa

El domingo en la tarde, antes de oscurecer, regresan a Xalapa, la ciudad donde viven.
Y si por equis razones están cansados de trotar, entonces, luego del desayunito el lunes en la mañana en la ciudad donde reposaron agarran camino.
Uno al otro se han redescubierto como seres humanos y están contentos y dichosos de estar juntos.
Y unidos, sin celos ni recelos. Sin dudas atravesadas en las neuronas, el corazón y el hígado.
Nunca como ahora viven su sexualidad a plenitud.

CINCO. Juntos y unidos

Entre semana se convierte en taxista de su esposa. Juntos hacen el mandado en la plaza comercial y el mercado.
Incluso, en el barrio donde viven ya se estableció una sucursal de una plaza comercial y la lleva en el coche.
De tarde en tarde la señora tiene tarde pastelera con las amigas y también la lleva.
Entonces, el señor Ene se va al café con los amigos y por el celular la señora le avisa para pasar por ella.
En las tardes en casa juntos miran una película mexicana en blanco y negro, aun cuando prefieren la de Elsa Cárdenas, la preferida, Rosita, donde interpreta a una trabajadora sexual en un burdel donde Agustín Lara le compuso una canción y que por cierto tanto gustaba al presidente Lázaro Cárdenas del Río y hasta la entonaba.

SEIS. Fuera de ellos, el limbo

Llevan una vida sencilla y como a ninguno de los dos ocupó ni preocupó hacerse ricos entonces son más dichosos y felices.
El señor Ene tiene un pecado mortal: leer libros, aun cuando compra más libros de los que lee. Y en su librero están amontonados en lista de espera.
Ella, teje y desteje. Ahora, teje chambritas para obsequiar a una sobrina recién casada y embarazada.
Los dos se tienen entre sí. Y más allá, únicamente está el vacío.


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