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Diario de un reportero
Sábado 08 octubre, 2022

Alzheimer, peor mal

•Los primeros estragos
•El corazón está vivo



DOMINGO
Riesgo de tres mil enfermedades




De acuerdo con el médico del barrio, desde el nacimiento hasta la muerte una persona está expuesta a unas tres mil enfermedades.
Las peores, entre otras, son los siguientes porque al momento la ciencia médica ha resultado ineficaz:
El cáncer. El mal de Parkinson. La leucemia. La próstata. Los divertículos. La presión arterial alta y baja. Y el Azheimer.Todas, claro, en el centro del infierno. El cáncer, por ejemplo, terribles dolores. Y en contraparte, el Alzheimer, la pérdida lenta y progresiva de la memoria.
Momentos duros y rudos cuando a la persona se le destraban las células del cerebro, y entonces, pierde la memoria total y absoluta.
De entrada, hasta llega a ignorar su nombre. Con más razón, los nombres de la familia. Y ni se diga, los nombres de los compadres y amigos.

Luis Velázquez

Peor tantito, suele perder el conocimiento sobre las partes biológicas de su cuerpo.
De hecho y derecho, un muerto en vida.
Pero vaya paradoja, son raros y extraños los enfermos de Alzheimer que mueren por.
Al contrario, suelen morir por otros padecimientos.
Y aun cuando los doctores recetan medicamentos por ahí, en realidad se trata de un fuego pirotécnico, un elemento distractor, un aliento (fallido) de esperanza, porque cada vez el paciente se va zambullendo en el peor infierno de la vida.

LUNES
Los primeros estragos

Inicia el Alzheimer, entre otras manifestaciones, cuando la memoria empieza a fallar en cosas básicas.
Por ejemplo, la persona preguntándose dónde diablos dejó las llaves de la casa y/o del automóvil cuando las trae en la mano y/o en la bolsa del pantalón.
Cuando de pronto, la persona va al mercado y olvida el encargo.
Cuando hasta en su casa y de la sala va a la recámara y de pronto, ¡zas!, ha olvidado lo que buscaba.
Y cuando por aquí lee, digamos, el periódico, y minutos después nada recuerda.
Y cuando una y otra vez hace la misma pregunta a la persona cercana y aun cuando suele irritar al familiar, la realidad es más profunda.
El Alzheimer con sus primeros estragos.
Por lo general, dice el médico del barrio, la familia es indiferente y lo toma a un achaque de la edad adulta y/o la vejez.
Pero el daño neurológico ya está ahí germinando en tierra fértil.

MARTES
Envejecimiento cerebral

Un día cuando sintió los primeros síntomas, Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, confesó a un amigo reportero que pronto dejaría de escribir.
“Estoy perdiendo la memoria”, precisó y, claro, dijo al amigo que era una confidencia al amigo.
“Y sin memoria, el periodista, el escritor, está perdido” añadió.
Mucho tiempo después trascendería la enfermedad del Gabo y, en efecto, dejó de escribir.
Pero… una científica mexicana, la doctora Clorinda Arias Álvarez, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, dice que la mala alimentación y la inactividad física y mental son un riesgo para Alzheimer.
Es decir, lo atraen y multiplican.
Según la académica, ”las dietas altas en grasas y azúcares son un factor de riesgo para que dicha condición surja” (La Jornada, Fernando Camacho Servín).
Ella está especializada en envejecimiento cerebral patológico.
Dice que por ahora hay unos cincuenta millones de personas en el mundo con Alzheimer, pero dado el tren de vida, vida sedentaria, vida sin hacer ejercicio, vida sin hacer dieta básica, para el año 2050 habría 150 (ciento cincuenta) millones con Alzheimer.
Obesidad, diabetes, hipertensión, tabaquismo, aislamiento social y depresión, son caminos ultra contra súper seguros para la pérdida de la memoria.

MIÉRCOLES
Primas hermanas del Alzheimer

La depresión, claro, ataca el cerebro.
El aislamiento, también.
De igual manera, la hipertensión.
Y la obesidad.
Y la diabetes.
Digamos, el quinteto de enfermedades anteriores son primas hermanas del Alzheimer.
Pero… Ernest Hemingway, por ejemplo, otro Premio Nobel de Literatura, era tan depresivo que a los 61 años de edad se levantó de la cama a las seis de la mañana y se fue caminando despacio, sin hacer ruido, al sótano donde guardaba sus armas, tomó una escopeta y pegó un tiro en la boca.
Todo, y como decía el escritor William Styron, porque “la depresión es un viaje a la oscuridad”.
Nunca Hemingway perdió la memoria. Pero perdió el ánimo de vivir, la emoción social, la dicha de escribir, el gusto por los cincuenta gatitos que tenía en su Finca Vigía en Cuba.
William Styron también se quitó la vida. Y era depresivo. Pero más, mucho más alcohólico que el autor de “El viejo y el mar”.
Además, caray, la depresión es una enfermedad hereditaria y que con frecuencia suele llevar al suicidio.

JUEVES
La tierra fértil

La científica de la UNAM dice que el Alzheimer encuentra tierra fértil en el ser humano para germinar cuando suelen darse las siguientes circunstancias:
Una, la pobre estimulación cognitiva.
Dos, mala alimentación.
Y tres, mala salud cardiovascular.
Por eso, lanzó quinteto de posibilidades para disminuir hasta donde es posible el mal:
Una, mantenerse activos en materia física.
Dos, también mentalmente.
Tres, conservarse activo en materia social.
Cuatro, llevar una dieta saludable.
Y cinco, claro, tanto el paciente como la familia han de tener información sobre la naturaleza del mal neurológico.
Únicamente así, y en tanto la comunidad científica del mundo descubre el antídoto para acabar con el Alzheimer, la vida es, sería, será, más llevadera.
Y sana, claro.
Se trata de sugerencias, de igual modo como en Cuba y Europa los médicos científicos han anunciado que pronto anunciarán el gran descubrimiento de medicinas eficaces, probadas y contraprobadas contra el Alzheimer.
Entonces, y como dicen en la 4T, tengamos fe, fe ciega, esperanzas ciegas, que luego de viajar a la luna y a Marte, y hasta ofrecer viajes de luna de miel a Marte, ahora toca al Alzheimer.

VIERNES
El corazón está vivo

Con todo, los familiares de las personas con Alzheimer que han vivido y vivido la pesadilla de esta enfermedad aconsejan que el familiar, por lo general, la madre y el padre, han de recibir todo el cariño del mundo.
Y es que aun cuando ya perdieron la memoria, el corazón sigue vigente y ellos sienten y son receptivos y experimentan tanto la sensación del afecto como del menosprecio y la lejanía.
Hay veces, dicen, cuando de pronto, como una especie de relámpago visual hay en sus ojos un destello de amor.
Incluso, de satisfacción, y hasta de gratitud, como dando las gracias de estar acompañados y asistidos y procurados.
Es el famoso lenguaje del amor. Cuando ninguna palabra se necesita pronunciar y basta y sobra con la mirada.
En otras ocasiones, por ahí, un ligero tenue y frágil apretoncito de manos.
Un día, a un enfermo de Alzheimer le llevaron a un tataranieto recién nacido. Y el abuelo se le quedó mirando por mucho tiempo y en sus ojos pasearon diferentes tonalidades.
Desde el cariño y el amor y el afecto hasta la sorpresa y la alegría y la satisfacción.
Ninguna palabra pronunció el anciano. Quizá por ahí se asomó la mitad de una sonrisa, pero fue suficiente.
Y la familia alcanzó la dicha y la felicidad.


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