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Sábado 24 septiembre, 2022

Desaparecidas 413 Mujeres

En el cuarto y quinto año, un político encumbrado manejando mujeres y hombres y presupuesto suele creerse y sentirse “en la plenitud del pinche poder”.
Pero en el caso de la 4T “hecha gobierno en Veracruz”, mucho se duda, por ejemplo, y entre otras cositas, a partir del Observatorio Veracruzano de Violencia contra la Mujer de la Universidad Veracruzana.

Luis Velázquez

Únicamente en el transcurso de este año desventurado del COVID, la recesión y la inflación, un total de 413 (cuatrocientas trece) mujeres han desparecido.
Y en más del cincuenta por ciento, menores de edad.
En unos casos, se dirá en desagravio, que las mujeres volvieron a casa.
Quizá. Pero al mismo tiempo, el hecho concreto y lapidario es uno solo: las 413 fueron secuestradas y desaparecidas.
Falta, claro, dar seguimiento para ver si de paso fueron asesinadas y sepultadas en fosas clandestinas.
Y, ni modo, ultrajadas.
El epicentro de las desapariciones está en par de ciudades urbanas símbolo de Veracruz.
La primera, la ciudad jarocha, donde Hernán Cortés fundara, con la Malinche a un lado, el primer Ayuntamiento de América Latina en tierra firme y eligieran “de acuerdo con el voto ciudadano” al primer presidente municipal.
Y la segunda ciudad sórdida y siniestra para las mujeres es Xalapa, la capital, la sede de los tres poderes, en donde el miércoles 21 de septiembre, en la mañana, una profesora, subdirectora de una escuela primaria, fue asesinada al bajar de su automóvil por un par de motociclistas.
Además, de su nieto, de 7 años de edad, herido.
Y un día después, una niña de 5 años asesinada en Hidalgotitlán.
Es, ha sido, ¿será?, la 4T en Veracruz el peor tiempo para las mujeres.
Más, considerando que de cada diez habitantes, seis son mujeres.
Más, cuando en el palenque público las tribus políticas se “desgarran las vestiduras” por la dignidad femenina y los derechos humanos.
Esta semana terminará con la semana número 38 (treinta y ocho) y con 268 (doscientos sesenta y ocho) días en lo que va del año.
Y en contraparte, 413 (cuatrocientas trece) mujeres desaparecidas.
Más de una… por día.
El descrédito total y absoluto para la 4T, MORENA, el obradorismo y el señor Cuitláhuac G. J., como suele manejarse en las redes sociales.
Simplemente, incapaz de cumplir con el Estado de Derecho, no puede.
Los zapatos le quedaron demasiado grandes como zapatitos de payasito cirquero de pueblo en pueblo.
Incluso, del descrédito a la ridiculez en el palenque público como un góber fifí, salsero, huapanguero, danzonero, machetero, garnachero, elotero y chicharronero.

EL PEOR DE LOS MUNDOS

Duro, terrible, espantoso un Estado como Veracruz pródigo en recursos naturales, habitado por gente en la miseria, el último decibel de la dignidad humana para llevar el itacate y la torta a casa, y en la pobreza y en la jodidez.
Además, en el desempleo descarrilado.
Y todavía, caray, las mujeres expuestas a tanta violencia con el secuestro y la desaparición, y en muchos casos, el ultraje, el homicidio y la fosa clandestina.
Ta’canijo vivir así en Veracruz.
Peor, mucho peor, cuando, por ejemplo, el Observatorio de la Universidad Veracruzana documenta paso a paso la desaparición de mujeres y nada, absolutamente nada pasa con una política de seguridad y justicia que garantice el llamado Estado de Derecho.
Y más canijo que los Colectivos, integrados con padres con hijos y parientes desaparecidos, protesten y nada pase.
Por el contrario, la Fiscal General les revira, muy echada pa’lante, diciendo que “no se pueden tener contentos a todos”.
Además, claro, de paso habría de precisar si algún Colectivo estará contento con ella.
Hay marchas, caminatas, plantones, plantones incluso en el Zócalo de la Ciudad de México ante el palacio nacional, declaraciones, exigiendo seguridad en el diario vivir, y nada pasa.
Bueno, el tsunami de violencia continúa inderrotable, con todo y que Agustín Acosta Lagunes aseguraba como gobernador que “ni modo, la violencia es inevitable”, ¡vaya frasecita para justificarse!

LA CUARTA GRAN TRANSFORMACIÓN DE VERACRUZ

Hacia el cuarto año de la Gran Cuarta Transformación en Veracruz son el secuestro y desaparición de mujeres y los feminicidios.
De igual manera como hacia el año 1907 fue la herencia histórica del góber Teodoro A. Dehesa con el asesinato de trescientos obreros textiles de Río Blanco.
Y hacia la década de 1930, con un sexteto de gobernadores, el asesinato de cuarenta mil ejidatarios en aquella enconada lucha agraria.
Y con el góber porfirista, Luis Mier y Terán, el homicidio y por la espalda y tiro de gracia de los nueve jarochos sublevados a la nueva reelección del dictador.
Desde el lado de la 4T, la incapacidad manifiesta para garantizar la tranquilidad de las mujeres.
En ningún momento se diría como en la comunidad sexual que se trataría de crímenes de odio.
Menos, mucho menos, por un ajuste de cuentas, derivado del resentimiento y la venganza.
Simplemente, se trata de indolencia, incapacidad, ineficiencia, ineficacia, principio de Peter, indiferencia, desdén, menosprecio y desprecio.
Todo junto, revolcado en un vaso coctelero como dicen los sociópatas tipo Manuel Huerta.


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