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Expediente 2024
Martes 20 septiembre, 2022

Un cadáver caminando

El cadáver fue tirado (un biógrafo de la 4T dice que se ahogó) al río Papaloapan. Fue el viernes 16 de septiembre. Y llovía. Y si bien diferente a las lluvias del siglo pasado cuando se desbordaba, suficiente para arrastrar el cuerpo aguas abajo.
Flotó y el cadáver siguió caminando, digamos, en la travesía de la muerte.
Unos ciudadanos de a pie lo descubrieron a la altura de Tuxtepec, Oaxaca.

Luis Velázquez

Entonces, el cuerpo sin vida caminó hacia el poblado de San Bartolo Tuxtepec, Oaxaca.
Siempre, en el cauce del río Papaloapan, tiempo aquel, por ejemplo, cuando se desbordara y entrara al Pueblo Mágico de Tlacotalpan y se llevara los muebles de casas y tiendas y hasta el zapato izquierdo, nuevecito, marca Canadá, que por ahí andaba Fidel Herrera Beltrán, feliz y dichoso, de estrenar.
A la altura de Carlos A. Carrillo, un taxista lo miró desde su unidad móvil. Y avisó a la autoridad policiaca.
El cadáver ya flotaba frente al ingenio San Cristóbal, sobre la colonia Paso Real.
Pero la fuerza de la corriente era intensa y volcánica. Y la policía, los rescatistas, fueron incapaces de recuperar el cadáver.
Y de hecho y derecho, el cuerpo tomaba camino hacia Alvarado.
Fue cuando por ahí alguien lanzó la propuesta de treparse en lanchas para rescatar el cuerpo.
Era sábado 17 de septiembre cuando la poli lo entregaba al SEMEFO y en calidad de desconocido.
Por ahora, nadie conoce su identidad. Tampoco han comprobado si se ahogó o fue arrojado al río por unos sicarios y pistoleros, malosos y malandros.
Es el nuevo paisaje urbano y suburbano, indígena y campesino de Veracruz, y en donde, caray, ni el Cristo Negro de Otatitlán, tan milagroso, lo pudo salvar, en caso, por ejemplo, de haberse ahogado, pues de los tiros de los carteles y cartelitos pocos, excepcionales, se salvan.

PANTEÓN PRIVADO DE LOS MALOS

Ríos, lagunas y arroyos y hasta el Golfo de México están convertidos en panteón particular de los malos.
Incluso, hasta los niños viviendo en las inmediaciones de los ríos los han descubierto de cerca y de lejos y a la orilla detenidos en los brazos de un río y en medio de las piedras y los árboles.
Nadie dudaría de que hoy, en el tiempo de la 4T, en vez de pescar pececitos los niños y los adultos pescan cadáveres.
Y por lo regular, de desconocidos.
La fama pública registra que en un municipio son secuestrados y desaparecidos.
Y en otro, resguardados en una casa de seguridad durante un tiempecito.
Y en otro, asesinados, y hasta luego de cobrar el rescate.
Y en otro municipio, arrojados los cadáveres a los ríos para quedar sin identificarse.
Nunca, jamás, y hasta donde se recuerda si se recuerda bien, los cadáveres flotando en los ríos han sido identificados.
Se van a la fosa común como desconocidos.
Y su rastro allí se pierde.
Un cadáver en un río flotando aguas abajo significa la peor impunidad de la vida.
Y, bueno, para lavarse las manos como el maestro de la diplomacia, Poncio Pilatos, nada como boletinar que la persona se ahogó, ya porque no sabía nadar, ya porque se metió a una poza, ya porque estaba borracho, ya porque sufrió un infarto cardiaco.
Es más, se han dado casos cuando de pronto, los cadáveres son descubiertos por unos vecinos flotando en el río y a las pocas horas de que la policía llegó en automático declaran que se ahogó, caray, en aguas pacíficas.
VERACRUZ SANGRA

Veracruz está ensangrentado.
Tiradero de cadáveres de hombres. Feminicidios. Niñas y chicas secuestradas y desaparecidas.
Hogares enlutados. Hijos huérfanos. Parejas viudas.
Un dolor y sufrimiento bíblico, incapaz de soportarse.
Los panteones cada vez engrosan.
Más, mucho más fosas clandestinas, como si Veracruz fuera un fosario.
Y aun cuando la Fiscal General “se lava las manos” asegurando que resulta imposible tener contentos a todos los Colectivos, allá ella con sus motivos y pretextos.
Pero al mismo tiempo, ilógico, absurdo, terrible, su filosofía política y social y moral. Casi casi como cuando Jorge Wínckler Ortiz era el Fiscal y su gente aseguraba que “los desaparecidos… desaparecidos están”.
Claro, desde el poder político cada parte se justifica. Pero los hechos son los hechos. Y cada vez, los Colectivos descubriendo más fosas y más cadáveres y más restos óseos.
Y por razón natural, más inconformidad social.
El cadáver del hombre flotando en el Río Papaloapan desde Oaxaca hasta Veracruz, una anécdota fúnebre para la picaresca guinda y marrón.


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