Con Javier Duarte, en el año 2014, 520 (quinientos veinte) desaparecidos.
Con el señor Cuitláhuac, en el año 2021, 599 (quinientos noventa y nueve) desaparecidos.
2014, el cuarto año duartista.
2021, el cuarto año del góber fifí, salsero, huapanguero, machetero y morunero.
Y, claro, el Colectivo tendrá “más que los pelos de la burra en la mano, la burra completa”.
Digamos, con la estadística de los desaparecidos. Incluso, con la numeralia de la muerte.
Más secuestros en el año 2021. Más desaparecidos. Y como vamos, más fosas clandestinas.
Y por añadidura, más Colectivos integrados con padres con hijos y parientes desaparecidos.
Con todo y que con Jorge Wínckler aseguraran que “los desaparecidos… desaparecidos están”.
Son seres humanos. Mujeres y hombres plagiados y desaparecidos. Familiares de los que acaso, nunca, jamás, se tuvo información.
Como el caso duro y rudo, por ejemplo, del director de la Policía Vial de la secretaría de Seguridad Pública, Juan Alan Cuetero Meza, secuestrado el 29 de mayo de este año luego de escuchar misa y desde entonces, desaparecido.
Y palabras mayores, porque se trata de un alto funcionario del gobierno del Veracruz, encargado de combatir la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra.
Dura y terrible la analogía entre Duarte y Cuitláhuac en la mirada del Colectivo de Anaís Palacios.
Con Cuitláhuac, y por lo pronto cuando van nueve meses del año cuatro del sexenio, 79 (setenta y nueve) desaparecidos más que con Javier Duarte, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, y acusado, todo indica, además de los otros delitos, por desaparición forzada.
Con Duarte, el punto de quiebre fueron los diecinueve cadáveres arrojados en la barranca de “La aurora”, en el municipio de Emiliano Zapata.
Con Cuitláhuac, los siete comerciantes de Río Blanco desaparecidos en Ixtaczoquitlán.
Más los cinco jóvenes de Xalapa desaparecidos en Emiliano Zapata.
El plantón de padres de familia ante AMLO, el presidente de la república amorosa, en girita en Xalapa y ante la zona militar.
El plantón de padres de familia en el Zócalo de la Ciudad de México, originarios de Veracruz, pero también del resto de la nación.
Entre otros.
Una presea más para la 4T en Veracruz.
Además, Veracruz, campeonísimo nacional en Feminicidios.
De hecho y derecho, un Veracruz Feminicida.
El peor tiempo de todos los tiempos para las mujeres en “la noche tibia y callada” de Agustín Lara.

CARDOS Y ESPINAS EN EL CAMINO

El descrédito político, social y moral para la purificación moral y la honestidad valiente está lleno de espinas y cardos camino al Gólgota.
Veracruz hoy un estercolero, digamos, y en todo caso, igual o peor que con Javier Duarte.
Si con Duarte existían cinco Colectivos, ahora son veinte.
Si con Duarte hubo desaparecidos, ahora, con frecuencia, uno o dos o más por día, y como en el día con día lo reporta la Comisión Estatal de Búsqueda con fichas en donde incluye la fotografía.
Si con Duarte fosas clandestinas, siguen ahora.
Si con Duarte la alianza siniestra de políticos, funcionarios públicos, jefes policiacos, policías y carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros para desaparecer personas, ahora, de igual manera y que, bueno, se está dando, como el último caso, del ex presidente municipal de Rafael Lucio, José Alán Librero Alba, de 39 años, quien fuera asesinado.
Y los familiares se lanzaron contra el alcalde en funciones, a quien acusan de la autoría intelectual.
Si con Duarte 520 desaparecidos en un año, con Cuitláhuac, 599.
Además, una cosita es la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra, y otra, mil, dos mil, tres mil años luz la impunidad.
El tsunami de la impunidad.
Más, mucho más, cuando al frente de la Fiscalía General despacha la primera mujer en la historia local, de quien la mitad de la población y la otra mitad esperaba acciones enérgicas y contundentes dada la sensibilidad femenina.
Pero, ni hablar, el Principio de Peter está obnubilado por el intenso y volcánico blindaje del góber y el secretario General de Gobierno.
Y si un funcionario público tiene el respaldo del par de jefes, allá los querubines y los ángeles que respinguen…

LOS HECHOS SON LOS HECHOS

Desde luego, el gobierno de Veracruz repetirá la famosa cantaleta de “tener otros datos”.
Pero los hechos son los hechos.
Y si el año 2021 cerró con 599 (quinientos noventa y nueve) desaparecidos (faltan los años 2019 y 2020 y lo que va de 2022), entonces, el Colectivo “Buscando a Nuestros Desaparecidos” tiene el nombre y la edad y la fecha de la desaparición de todos y cada uno.
Y las historias con sus circunstancias, quizá.
Más todavía: cada desaparecido con la relación de sus familiares.
Familias con niños, digamos, huérfanos y parejas viudas.
Casas donde una silla del comedor está vacía y vacía la recámara y en el clóset la ropa de todos y cada uno de los desaparecidos.
Familias oscilando en cada nuevo amanecer entre el dolor y el sufrimiento.
Y la terrible y espantosa angustia y desesperación, incertidumbre y zozobra, de si están o estarán con vida, presos por ahí, torturados, confinados para la explotación humana en todos sus niveles.
Y/o en todo caso, pues, ni modo, resulta inevitable, tanto tiempo desaparecidos quizá aniquilados.
Además, la desaparición “es un delito de lesa humanidad que nunca prescribe”.
Y de continuar así, ¡vaya legado histórico de la 4T!, primero, con tantos Feminicidios, secuestros y extorsiones.
Y con tanta jodidez, miseria y pobreza y desempleo y migración.
Y de ñapa, caray, ¡vaya calidad de vida para la población!, con tantos y tantos y tantos desaparecidos.
¡Qué difícil y duro y rudo es vivir en Veracruz con un gobierno del Estado tal cual!