Casi cuatro años después, los llamados se parecen al famoso gritito del pastorcito oaxaqueño gritoneando que “ahí viene el lobo”.
Incluso, a la adolescente aquella que llegaba a casa festinando que “está medio embarazada”.
Con todo y que, digamos, se trate de dependencias autónomas, pues de por medio se atraviesa “el Veracruz de un solo hombre”, el jefe máximo, el jefe de jefes.
Más cuando el festín populista, barato y ramplón de que si ningún funcionario ha de ganar más que el presidente de la república, tampoco más que un gobernador.
En todo caso, se explicaría si de por medio se tratara de un gobernador panista, priista o emecista.
Pero como en Veracruz gobierna la tribu de MORENA, guinda y marrón, la honestidad valiente y la purificación moral, entonces, estaríamos ante un manifiesto Principio de Peter.
Desde hace muchos años, AMLO, el presidente, dijo que “¡al diablo las instituciones!”.
Es el caso, por ejemplo, entre otros, cuando el 29 de julio, el góber fifí, salsero, huapanguero, machetero y morunero, exhortó a los funcionarios de órganos autónomos a reducirse el salario, pues, dijo, ganan más, mucho más que él.
Entre otros, los siguientes:
Uno. Los consejeros del OPLE; órgano Público Local Electoral, con 165 mil pesos cada uno.
Dos. Los magistrados del Tribunal Estatal de Justicia Administrativa, con 162 mil pesos mensuales.
Tres. La titular del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, con 152 mil pesos mensuales.
Cuatro. La Fiscal General, con 80 mil pesos.
Cinco. La titular del Instituto Veracruz de Acceso a la Información, IVAI, con 89 mil pesos.
Bastaría referir que en contraparte, la población económicamente activa de los indígenas de Veracruz (un millón en total) ganan entre setenta y ocho pesos diarios en jornales que inician antes de la salida del sol y terminan cuando la luna alumbra el surco.
Y de lunes a sábado en la tarde y sin las prestaciones médicas, sociales y económicas establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
Y si uno de tres jefes de familia lleva el itacate a casa con el sueldito mínimo ganado en el changarro en la vía pública, entonces, los descomunales salarios de los funcionarios públicos constituyen una ofensa, una humillación, a la dignidad humana.

LA LEY DE HERODES

Esos sueldos de maravilla perciben los funcionarios del OPLE, Tribunal Administrativo, IVAI y ORFIS.
Los han percibido durante casi cuatro años y ninguna duda de que continuarán con el privilegio… por más y más convocatorias de buena fe y espíritu franciscano del góber.
Se los han ganado a pulso y como decían en el tiempo priista, “la revolución les ha hecho justicia” y ni modo sean tan patriotas, Siervos de la Nación, obradoristas leales, discípulos de Alfonso Reyes con su Cartilla Moral, para darse “golpes de pecho” y achicarse el salario.
Mucho, demasiado bienestar social habrán generado y están generando para enaltecer la calidad de vida de los seis millones de habitantes de Veracruz que de acuerdo con el INEGI están en la miseria (el último grado de la dignidad humana), la pobreza, los pinches salarios de hambre, el desempleo, la migración y la jodidez.
Hoy, con la 4T, la justicia les ha llegado y el millón de indígenas, por ejemplo, de las regiones de Huayacocotla, Chicontepec, Otontepec, Papantla, Zongolica, Soteapan y valles de Santa Martha y Uxpanapa, habrán recibido sus bendiciones sociales con sus hechos gubernamentales concretos y específicos.
¡Vaya gran batalla social y moral, por ejemplo, del ORFIS, para purificar la vida pública en Veracruz con tantas denuncias penales contra políticos pillos y ladrones en la Fiscalía General!
El IVAI, por ejemplo, transparentando toda la información pública de acuerdo con las solicitudes de los ciudadanos de a pie interesados en la vida pública.
Por eso, sus salarios son elevados.
Además, claro, de que a diferencia, mil, dos mil, tres mil años luz de distancia, nunca, jamás, incurren en tráfico de influencias y conflicto de intereses otorgando obra pública por dedazo y hasta creando y recreando empresas fantasmas.
Menos, mucho menos, como el caso del ex secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, quien en pleno COVID remodeló su oficina con cargo al erario (casi medio millón de pesos) para sentirse en el paraíso terrenal, la tierra prometida, el cielo guinda y marrón.
Ni tampoco como varios secretarios del gabinete legal que han impuesto a los hijos y parientes en cargos públicos.
Por el contrario, así como el salario mínimo, ajá, se incrementa cada año, en nombre de la justicia social también podrían aumentarse el sueldo, pues ni modo que únicamente los trabajadores sean beneficiados.
Además, si de injusticias se trata, ha de recordarse que desde los orígenes de la humanidad hay pobres y ricos y jodidos y magnates.
Es más, de acuerdo con los economistas, una constante general es que en todas las entidades federativas de la república amorosa y mucho más allá de la austeridad franciscana hay doscientas familias dueñas del sesenta por ciento de la riqueza natural.
Y si alguna duda existiera ahí está relato bíblico. Pobre naces. Pobre vives. Y pobre morirás.
Y si en el tiempo de Jesucristo los doce apóstoles crearon una Comuna Socialista en las goteras de Jerusalén donde todos eran iguales y nadie era más que el otro, solo se trató de un hecho aislado y solitario, jamás repetitivo.
“La Ley de Herodes” sigue dominando la vida nacional.
Y por encima del “Amaos los unos a los otros”.