Es la hora de sonar los tambores de guerra para mirar hacia el futuro, del mes de enero del año 2025, para adelante, cavilando y sopesando los juicios políticos y los juicios sociales y el juicio, digamos, ajá, de la historia, que enfrentarán cuando hayan partido del palacio de gobierno de Xalapa porque nuevos huéspedes existirán para, otra vez digamos, reinventar la historia.

PASAMANOS: Que por ahora existen pitorresco, burlas, charadas, sobre el estilo personal de ejercer el poder del góber fifí, salsero, huapanguero, machetero y morunero, es lo de menos.
Pasado un ratito, todo se acomoda y reacomoda. Pero el juicio de la historia y el juicio social serán implacables así como están y han caminado los días y las noches y los meses y los años en los últimos tres años y medio.
Por demás está englobar el viaje al infierno con el gobierno de Veracruz que la población electoral, aquella que sufraga en las urnas, y los ciudadanos de a pie, y la población económicamente activa enfrenta y confronta.

CORREDORES: Miseria, pobreza, pichurrientos salarios de hambre, desempleo, jodidez, feminicidios, tiradero de cadáveres, Colectivos integrados con padres con hijos y parientes desaparecidos, impunidad, pésima calidad de salud y educativa y pésima entre las pésimas procuración de justicia, resumen a Veracruz en el tiempo sexenal en que andamos.
Además, Veracruz exhibido y a cada rato en el boletín del Seguro Social como una de las entidades federativas incapaz de recuperar los empleos perdidos en los dos años de la pandemia y que otros gobernadores han podido.

BALCONES: Muchas cositas se dicen en el café y el bar, el restaurante y la tertulia social, y también se publican, sobre la herencia política y social que está dejando el gobierno de Veracruz en el corazón social.
Y sin embargo, nada, absolutamente nada ha modificado la actitud y la conducta política y social, económica y educativa del góber.
Uno, le vale. Dos, "estando bien con Dios (el presidente), el resto del mundo le vale.
Tres, es indiferente y ha creado y recreado una concha, una coraza, una escafandra.
Y cuatro, por eso mismo continúa igual. Gobernando con desdén y menosprecio.

PASILLOS: Tampoco, claro, Javier Duarte escuchó los vientos huracanados de la población, seguro como estaba de que "Aquí no pasa nada" y del que, por cierto, en el Palacio Nacional de Enrique Peña Nieto los secretarios de Estado se pitorreaban.
Pero con todo, maestro con permiso en la Universidad Veracruzana y en un CETIS, metido a la política y con buen karma y los astros a su favor, entonces, una pizca de moral pública tendrá para importarle su nombre y prestigio y honra cuando suene la hora de abandonar el palacio de gobierno de Xalapa para siempre.

VENTANAS: Entonces, y de seguir así como va, la historia será implacable. Duro y rudo, por ejemplo, entrar a la historia como el peor gobernador de los 79 en la historia local.
Peor, por ejemplo, que Javier Duarte, Miguel Alemán Velasco, Patricio Chirinos Calero y Agustín Acosta Lagunes, serán palabras mayores.
Únicamente faltan 29 (veintinueve) meses, tiempo suficiente para restituir la honra perdida. A menos, claro, que sea un hombre dogmático, tozudo y terco.