En Citlaltépetl, en el poblado La Mesa de Tlanchinol, vivía Cristian Sarahi G. S. Tenía 31 años de edad. La secuestraron y desaparecieron y estuvo varios días desaparecida.
Hasta que la hallaron en un paraje solitario. A orilla de un arroyo. El agente municipal expidió el avisito parroquial.
Fue el martes 21 de junio.

PASAMANOS: Tenía rastros de violencia. Golpeado el tórax. Golpeado el rostro y amoratado. Lesiones en el cuerpo.
Pero…, la ahorcaron. Murió por asfixia. Contusión profunda del tórax.
Ahor/ca/da. Poco a poco. Pian pianito. La muerte lenta. Ella sufriendo y sintiendo que perdía la vida y el asesino gozando quizá.
En la euforia, acaso. El machito, digamos, imponiendo su ley ante la fuerza limitada de la mujer.
Dos días después, en Ciudad Mendoza, en el centro de Veracruz, otro feminicidio. Una mujer y un hombre, al parecer su pareja, fueron secuestrados, desaparecidos, asesinados, desmembrados y arrojados sus cadáveres en cachitos en cuatro bolsas negras a orilla de la autopista.

CORREDORES: Por eso, las mujeres padecen tanto miedo, terror, zozobra, incertidumbre, pánico, horror, angustia y desesperación.
Y viven con sobresaltos.
Además, el gran pendiente social y familiar de niños huérfanos y parejas viudas.
¡Vaya descrédito y desprestigio, cierto, para el Estado de Veracruz y ante el resto de la república amorosa!
Pero también, para el gobierno del Estado.

BALCONES: La mujer de Citlaltépetl, ahorcada. Luego, tirada a orilla de un arroyo. ¡Mucha, demasiada, excesiva perversidad!
Veracruz en los últimos tres años y medio:
Mujeres asesinadas. Mujeres secuestradas. Mujeres desaparecidas. Mujeres desmembradas.
Mujeres a quienes los zopilotes arrancaron los ojos por tantas horas expuestas al sol y sin vida.
Mujeres decapitadas. Mujeres acuchilladas. Mujeres apuñaladas con un bisturí luego de hacer el sexo y/o el amor.
Cadáveres de mujeres a orilla de carreteras y camino. Mujeres levantadas luego de dejar a sus hijos en la escuela primaria.
Es Veracruz hoy. Y la impunidad, claro.

PASILLOS: El día cuando las tribus de MORENA dejen el palacio de gobierno de Xalapa entrarán a la historia, quizá la gloria, acaso la inmortalidad como la generación política que permitió y/o fue incapaz de frenar el Feminicidio.
Veracruz, Feminicida.
El peor lastre para una entidad federativa donde los cadetes de la Naval murieron defendiendo la honra nacional.
Y en donde Benito Juárez se refugiara en el tiempo de Maximiliano de Habsburgo.
Y el Veracruz por donde Porfirio Díaz Mori fuera exiliado a Europa.
Y el Veracruz al que Pablo Neruda, Rubén Darío y Gabriela Mistral, la primera Premio Nobel de Literatura de América Latina, le escribieron poemas.

VENTANAS: Todos los crímenes de mujeres son duros y rudos. Tortuosos. Canijos.
Pero la peor naturaleza e identidad humana expresada cuando, por ejemplo, además de ultrajarlas, las ahorcan, apuñalan, decapitan y desmembran.
Mucha, demasiada, excesiva saña y barbarie. Alevosía, ventaja y premeditación.
La peor constitución humana, emocional, espiritual, neurológica, sicológica y siquiátrica del ser humano.
El hombre bárbaro de las tribus originales. El Hombre Ruin. El Hombre Miserable. El Hombre Antropófago.
Y el gobierno de Veracruz, incapaz de garantizar la seguridad en la vida como lo establece el llamado Estado de Derecho.
Un gobierno incapaz, ineficiente, ineficaz por todos lados. Obsesionado con quedar bien con el presidente de la república