Once ex presidentes del CEN del PRI se le han tirado a la yugular, pero los más encendidos son Roberto Madrazo Pintado, quien desea volver, y Miguel Ángel Osorio Chong, quien la desea por vez primera.
Y por añadidura, otra vez el Marlon Ramírez como presidente del CDE.
“Debió irse desde hace mucho tiempo” dicen unos priistas.

DOS. Puras Perdidas

Y debió irse desde la última elección de diputados locales y federales, por ejemplo.
Primero, porque de las treinta candidaturas a diputados locales perdió las veinte.
Segundo, porque el PRI quedó favorecido con tres curules pluris y una la dispuso por AutoDedazo para sí, y las otros dos, par de mujeres.
Y tercero, porque de las veinte candidaturas a legisladores federales, perdió diecinueve. Y solo ganó, digamos, una en las urnas.
Aun cuando, claro, y más bien, la ganó José Yunes Zorrilla, por el distrito de Coatepec, y dada su impecable hoja de servicios.
Una gran autoridad moral que posee.

TRES. Mejorar la vida familiar

Desde entonces, el señor Marlon debió renunciar, entre otras cositas, por dignidad personal.
Pero el poder político le ha servido para mejorar su calidad de vida.
Casi casi como aquel periodista que enviaban a vender publicidad y cuando cada tarde regresaba para rendir cuentas y los colegas le preguntaban cómo le había ido, contestaba de manera lacónica, concreta y maciza:
“A mí me fue a todo dar. Al periódico… ¡de la chingada!”.

CUATRO. Horas contadas

Por eso, las tribus irritadas con Marlon andan de nuevo en el palenque buscando su renuncia y/o destitución.
Alito, cierto, y de acuerdo con los estatutos, habrá de irse hacia el mes de agosto del año entrante, aun cuando dado los resultados ahora con la última elección de gobernadores, por dignidad haría sus maletas para dejar la oficina del CEN.
Y en el caso del señor Marlon, parece que el tiempo se achica y deberá partir antes. Con todo y las horas de más que está viviendo y usufructuando.

CINCO. Sólo a él se representa

Nada ya representa en el CDE del PRI. Digamos, más que a él mismo.
Las tribus rojas lo han dejado de respetar desde un principio. Mejor dicho, nunca lo respetaron.
Su hacedor Jorge Carvallo Delfín, antiguo socio, le abrió el camino, pero los resultados fueron, son, peores.
Más cuando avilón se fue cabezón con el reparto de las tres curules pluris, mostrando “el diente” en su identidad estelar.
En el CEN del PRI hay francotiradores obsesionados con derrocar a Alejandro Moreno.
Pero en Veracruz, y por ahora, falta que los ex presidentes (salvo Carvallo, quizá Érick Lagos) también se integraran en un frente común para lograr la renuncia de Marlon.
Su presencia hace mucho daño al tricolor, ya de por sí en el abismo y el rincón más arrinconado del poder en el infierno.

SEIS. Egoteca de Marlon

Sea como sea, el señor Marlon tiene el nombramiento partidista encuadrado en su oficina y casa para añadirse a su egoteca.
Es diputado local y desde ahí puede cabildear presente y futuro.
Su capacidad quedó mostrada en la última elección donde bien pudo escalar, pero en MORENA y en el PAN le ganaron el brinco, y ni modo, suele decirse que “si creciste para maceta… del corredor no pasas”.