Pantalón color café. Botines color café. Sombrero de ala corta, color blanco. Y un paliacate como pañuelo.
Además, siempre manejando el mismo carrito viejo que tenía.
Además, viviendo con total austeridad. Por ejemplo, en su casa en el Frac. Las Ánimas, de Xalapa, el patio de su casa sembrado con verduras y legumbres.
Y de ñapa, en las ventanas colgando cazuelitas con verduras y legumbres sembradas.
El mismo iba al jardín a recoger el bastimento del día.

DOS. Su limpieza bucal

Desde luego tenía varias muditas de guayaberas y pantalones. Pero siempre, de manera invariable, del mismo color.
Eran tan sencillo que por ejemplo, en la oficina del palacio de gobierno en Xalapa y en su casa se quitaba la placa que tenía en la boca, en los dientes, y la depositaba en un vaso de cristal con agua y tomaba un lapicero y la movía y removía para su limpieza bucal.

TRES. Comida casera

Cuando iba al rancho en Paso de Ovejas, siempre desayunaba y comía en la modestísima fonda de “La negrita” a la entrada (de aquí pa’allá) del pueblo.
Una comida, digamos, casera. Y siempre el mismo platillo. Enchiladas de salsa roja, sin picante, y un bistec suavecito, frijolitos, tortilla echadas a mano y un cafecito de postre.
Luego, así fuera una comida en la Ciudad de México, después de comer solía caminar una media hora alrededor del restaurante para evitar el intestino perezoso y dar movilidad a su cuerpo y para la mejor digestión.

CUATRO. Austeridad franciscana

Sin candilejas, la austeridad franciscana en el ejercicio del poder.
Un límite a los viáticos de los funcionarios públicos del gabinete legal y ampliado.
Prohibidas las comidas suculentas y opíparas.
En todo caso, si un secretario del gabinete quería el festín de carne y alcohol… que pagara sus gastos.
Además, él mismo solía revisar los comprobantes de pago de los funcionarios con la esperanza de tumbarlos porque descubriera chanchullos.

CINCO. Impresionante red caminera y de puentes

Por eso, entre otras cositas, construyó una impresionante red caminera y de puentes.
Además, cuenta el contador Mario Tejeda Tejeda, dejó en la tesorería del Estado un aproximado de cuarenta mil millones de pesos para el sucesor, don Fernando Gutiérrez Barrios, para iniciar el sexenio y tener fondos disponibles para actuar.
La austeridad de don Agustín era franciscana. Pero también, modesta. Por ejemplo, nunca solía inaugurar una obra pública, bajo el poderoso argumento de que la obra fuera puesta en servicio de inmediato.
Incluso, Gutiérrez Barrios comenzó el sexenio inaugurando montón de obra de Acosta Lagunes.

SEIS. “Mi familia, mi esposa e hijos”

Vivía con muchísima sencillez. En su casa, su esposa y él. Los dos hijos, estudiante en la Ciudad de México, primero, y luego, en Estados Unidos.
Uno, el menor, por desgracia, murió en un accidente aéreo.
Austero y ahorrativo, ahorró mucho para sus hijos.
Es más, en el primero o segundo año del sexenio adoptó una nueva filosofía de vida.
Aseguraba, por ejemplo, que su familia únicamente estaba formada por su esposa e hijos.
Todo, porque de pronto, con tantos parientes hubo quienes se excedieron en el nepotismo, el tráfico de influencia y el conflicto de intereses.
Entonces, pronunció su frase bíblica y los funcionarios supieron que debían cerrar la llave a su familia.