Pero, por ejemplo, en Irán el simple hecho de un aumento en el precio del pan desencadenó terribles protestas y multitud de tiendas comerciales fueron incendiadas y la policía arrestó a decenas de iraníes.
Más, mucho más porque la mitad de la población está debajo del umbral de la promesa.

PASAMANOS: En la república amorosa, luego del COVID y la recesión con el cierre de negocios, industrias, comercios y empresas y el creciente, imparable desempleo, sobrevino la inflación.
Aumentos insólitos que pusieron los precios de los artículos básicos “en las nubes”.
140 pesos el kilo de aguacate. 120 pesos el kilo de limones. Una micha, treinta y tres pesos.
Un solo platanito Roatán, treinta pesos. Un kilo de tomates, noventa pesos.
Y ni así, la población azteca se rebeló. Cien por ciento aguantadora.

CORREDORES: Lo más insólito es que mientras en Irán la mitad de la población (un total de 82 millones de habitantes) está por debajo de la pobreza”, es decir, en la miseria, en México estamos peor.
Seis de cada diez mexicanos, en la pobreza y la miseria.
Y la miseria es lo que los políticos finitos y delicados llaman “pobreza extrema”.
Y la miseria significa el último grado de la dignidad humana para llevar el itacate a casa, por ejemplo, prostituir el cuerpo… tanto mujeres como hombres.
Padres de familia, incluso, con la fama pública de vender a sus hijas, niñas y adolescentes.

BALCONES: Y mientras en irán el alza en el precio del pan en una república panera, igual, igualito que en México (país panero y país de picadas y gordas y tacos y tortas, etcétera), produjo
irascibilidad social, aquí, en el país amoroso, calladitos todos, despotricando contra el gobierno en corto y privado, pero sin llegar a la violencia incendiaria.
La protesta más grande en irán fue en la provincia suroeste llamado Desful, rica en petróleo.
Unas trescientas gentes protestando en la vía pública y sometidas por las fuerzas de seguridad.
La policía, pacificando la inconformidad luego del fracaso rotundo de la política económica y las tribus gobernantes.

PASILLOS: Quizá hacia dónde más ha llegado la población es cuando en la carretera un transporte carguero de alimentos, cervezas, sacos de azúcar y hasta cerdos tiene accidente y descarrila.
Entonces, los excluidos, los olvidados de Dios, los condenados de la tierra, aparecen de pronto llenos de furia social para la rapiña.
La quincena anterior, un carguero que llevaba cerdos volcó y la población aledaña se llevó a los cochinos cargando en la espalda.
De allí pa’lante, podrán los precios de la canasta básica subir y bajar y volver a subir… que nada pasa.

VENTANAS: Claro, hemos tenido, por ejemplo, en Veracruz, tiempos huracanados. Quizá el más impetuoso y volcánico hacia la década de 1930.
Fue cuando la enconada lucha agraria donde ejidatarios y terratenientes, hacendados, latifundistas, enfrentaron durante diez años y el saldo fue impresionante:
Cuarenta mil ejidatarios asesinados, entre ellos, diecinueve de sus líderes.
Y del lado de los latifundistas, ninguno, salvo uno que otro pistolero y sicario de la banda “La mano negra” del cacique y hacendado, Manuel Parra, al servicio de los magnates del campo.
Fue la atroz lucha por la propiedad de la tierra.