PASAMANOS: “La paciencia larga y voluntad de fierro” de los ciudadanos de a pie parece entresacada del relato bíblico, la historia de Job cuando el Ser Superior le envía todos los vientos huracanados posibles e imaginables y va perdiendo los bienes materiales y nunca reniega del Ser Superior.
Y es que tantos vientos adversos, camino largo y sinuoso sembrado de espinas y cardos, la población contagia su alegría de vivir.
Será acaso porque somos un pueblo de cara al mar. Quizá, un pueblo alegre que nunca se aplatana ni arredra ante los jinetes del Apocalipsis. Acaso porque la población tiene una fe superior y se llena de karma positivo en vez del mal fario.

CORREDORES: Durante tres décadas, un número incalculable de familias han perdido a los suyos. Incluso, en las peores circunstancias pues un día desaparecieron y jamás volvieron a casa y vaya a saberse si su destino quedó en una fosa clandestina.
Y, sin embargo, para todos ellos (parejas viudas, niños huérfanos, padres ancianos sin hijos que vean por ellos, hermanos desaparecidos, etcétera), la vida está más llena de esperanza que de nostalgia, dolor y sufrimiento.
Y por lo regular, siempre miran para adelante, porque de lo contrario, la vida se amarga y con tanta frustración el alma envejece y en el surco germina y domina el rencor y el odio, hasta “la sed de venganza”.

BALCONES: Y es que de pronto, si una persona odia y sigue odiando, día llegará cuando se pregunte a quién o quiénes ha de odiarse en los días y noches y años por venir.
Al abuelo de Héctor Fuentes Valdés le mataron a un hijo con “alevosía, ventaja y premeditación”. Entonces, un general, jefe militar, su amigo, le ofreció una cruzada de soldados para rastrear la pista del homicida prófugo. El abuelo le dijo:
“¡Déjelo vivir, general! ¡Ese hombre nunca encontrará la paz, creyendo que al día siguiente será detenido o emboscado!”.

PASILLOS: Cierto, la población civil adolorida con un familiar desaparecido y asesinado ha quedado como el rey del cuento, desnuda y a la vista de todos, y a la intemperie, frágil, incluso.
En tanto, los matones profesionales dueños del día y de la noche y pateando todas las pelotas y empujando la carreta.
Pero la historia lo demuestra con hechos. En la vida hay más vacas flacas que gordas y el imperio y el emporio de los malandros durarán lo que un lirio, porque llegarán otros, más audaces y temerarios, que les muevan el piso.

VENTANAS: Allá, entonces, que se maten entre sí. Más, porque pelean disputando los bienes materiales. El dinero. La prosperidad. La vida frívola.
La población ha de seguir con “la voluntad de fierro y la paciencia larga” para reconstruir la vida.
Más, cuando los grandes imperios se destruyen solitos, desde adentro, en la rebatinga por el poder y ser y trascender.
El abuelo lo afirmaba con una sabiduría singular. “Nunca te metas a las patas de los caballos en el carril porque te destrozarán”.