Tanto era celoso que, por ejemplo, una de sus amantes, que abandonara a esposo e hijo, se pegó un tiro en la iglesia de Notre Dame en París, incapaz de seguir aguantando y soportando sus celos.
En Colipa, veracruz, una mujer, avasallada por los celos, se fue encima de la pareja de su ex marido y la atacó con químicos y la dejó casi ciega.

PASAMANOS: La historia registra dramas pasionales descarrilados. "Atrapada y sin salida", una mujer cortó el miembro a su esposo cuando dormía en estado beodo. Otra mujer mató por la espalda a su cónyuge enloquecida por los celos.
Hombres llenos de celos que han matado a sus parejas. Más, mucho más descarrilados cuando se trata de las amantes.
La mujer de Colipa lanzó el ácido en la cara de su rival de amores cuando se enteró que tenía relación con su exmarido.
La víctima, Micaela M. V. V. La agresora, Reyna N, originaria de la comunidad Pagua, en Colipa.
Fue el 21 de abril del año que camina.
La agresora la estaba cazando al salir de su casa. Alevosía, ventaja y premeditación.

CORREDORES: La soberbia, la vanidad y los celos integran el peor triángulo de males salidos de la caja de Pandora y que Zeus la envió con su barbie preferida a la tierra.
Coctel explosivo cuando los celos se arriman a la soberbia, porque entonces arde Troya.
Caray, Reyna N. ya estaba divorciada de su esposa y aun así se fue contra Micaela.
De hecho y derecho, la sentencia bíblica de la frasecita radiante aplicada al cien por ciento. "Mío... o de nadie".

BALCONES: El único antecedente volcánico de tantos celos sucedió en Córdoba en el duartazgo. Un hombre, de oficio mesero, originario de Huatusco, se enamoró de una trabajadora sexual. Y se declararon almas gemelas.
La relación amorosa, iniciada con el deseo sexual, fue prosperando.
Pero los celos de su vida anterior descarrilaron la mesura y la prudencia del mesero y una tarde, encerrados en un hotel de paso, y luego de hacer el amor y el sexo, la mató de cuarenta puñaladas.

PASILLOS: El chamán, el gurú, el astrólogo, libre a todos de una pareja celosa. También libre a todos de los celos. Los celos, ya se sabe, son los peores consejeros de la vida. Y suelen cometerse locuras desventuradas que, mínimo, llevan al crimen.
Por celos, y amor propio, la guerra de Troya disputando el amor de Helena. Por celos, Herodías, la esposa de Herodes, refundió en un prostíbulo a María Magdalena, la apóstol número trece de Jesucristo. Por celos, cuando Maximiliano de Habsburgo enloqueció con la indita de Morelos, desorbitó Mamá Carlota.