Las dos partes, garantizando que con ellos la tierra prometida será aterrizada en la nación. Justicia social, justicia económica, justicia educativa, justicia en salud pública, justicia en seguridad, justicia en procuración de justicia, justicia en el desarrollo humano.

PASAMANOS: Ninguna autoridad, vaya, ni el Instituto Nacional Electoral, INE, ha podido librar a la población de esta pandemia. Se repita cada tres y cuatro y seis años.
Los partidos y las tribus políticas encaramadas en el poder jurando que son los más honestos y los más leales y los más eficaces y eficientes de la historia.
Incluso, ofreciendo, mejor dicho, garantizando que si el ciudadano sufraga por ellos en las urnas entonces el desempleo y los salarios de hambre y la migración a Estados Unidos y la vida digna, plena, serán exterminados.

CORREDORES: Chocan. Fastidian. Hartan.
Es la misma cantaleta de todos los tiempos, en tanto la jodidez se generaliza.
Por fortuna, cada televidente y radioescucha tiene la libertad de cambiar de canal cuando en la programación diaria aparecen los anuncitos de los partidos políticos.
Peor aún, porque la mayoría de spots están mal hechos, con pésimo gusto, repitiendo el estribillo como chachalacas, cero imaginación en el diseño publicitario, más de lo mismo.
Lo peor es que los partidos políticos sienten que la población electoral cree en sus anuncios y en ellos mismos.

BALCONES: En cada campaña, los candidatos ofrecen “las perlas de la virgen” a la población.
Y cuando el periodo constitucional termina, por lo general, el único beneficiado, hasta con enriquecimiento ilícito, es el presidente municipal en funciones, el gobernador, los secretarios de Estado y hasta el mismo presidente de la república.
Es la historia política, social y económica en un país tan pródigo en recursos naturales, pero habitado por gente precaria y limitada.
Terrible y espantoso cuando millones de jefes de familia andan desempleados, apenas, apenitas, llevando el itacate precario a casa con el ingresito derivado del changarro en la vía pública vendiendo picadas, gordas, tacos, tortas y garnachas, con refresco de cola.

PASILLOS: Igual que en el siglo pasado y antepasado, los partidos y las tribus políticas encaramadas en el poder utilizando a “los olvidados de Dios” como “carne de cañón”.
La despensita, la cachuchita, la camisetita, quizá una plaza temporal, acaso “una aviaduría” a cambio de garantizar el voto, primero, de la familia, y segundo, de los vecinos en la colonia popular.
Lo más canijo: cada 6 años (presidentes de la república y gobernadores) y cada 4 años (alcaldes) y cada 3 años (legisladores), la población vuelve a creer y confiar y agarrar la despensita para comer unos días, quizá.

VENTANAS: La pandemia electoral encimada sobre el COVID es la peor entre todas.
Más, porque la ley lo permite y cuando en todo caso deja en libertad a cada televidente de quedar en el mismo canal escuchando las barrasabadas de los partidos y candidatos, cambiar de canal, o de plano, apagar la tele.
¡Bienaventurados, entonces, los ciudadanos que sigan creyendo en los partidos y los candidatos!
De ellos será, como reza el relato bíblico, el reino de la esperanza destartalada.