Una de aquellas 8 columnas de Spota fue entrevistar a Bruno Traven, para entonces, el famoso escritor norteamericano que publicaba con un seudónimo y nadie lo conocía.
Su contacto fue una hermana del presidente Adolfo López Mateos, quien era su agente literaria en México y amiga de Luis Spota.
Así, quedó establecida la leyenda universal de que “reportero sin suerte… está perdido”.

LUNES
Hazaña de El Nigromante II

Mucha, muchísima suerte tuvo el reportero del semanario Proceso, de don Julio Scherer García, Ignacio Ramírez, a quien sus amigos llamaban “El Nigromante”, como su homónimo, articulista y político, Ministro de Asuntos Religiosos de Benito Juárez.
En la espantosa cruda de una borrachera, Ignacio Ramírez despertó en la casa de una mujer prohibida, sin identificar el lugar. Como pudo, se levantó, dio un baño y se fue. Caminó en aquellas calles y de pronto se topó con una cantina abierta a las diez de la mañana de un lunes. Y entró para curársela.
En la cantina topó con un trío de albañiles que también se la curaban. O seguían en la borrachera. Y les envió una tanda de cervezas. Y luego, una botella y entonces ya estaba sentado con ellos.
Y platicaron. Y le contaron que eran albañiles. Y que construían un Partenón y que era el Partenón de Alfonso Durazo, el director de Seguridad Pública en la Ciudad de México, amigo desde la infancia de José López Portillo.
Ignacio Ramírez terminó contratándose como albañil y de ahí escribió el reportaje sobre el Partenón que publicada en la portada de Proceso vendiera cinco mil ejemplares en un solo puesto de la Ciudad de México.
Gracias, claro, a la cruda canija que arrastraba…

MARTES
Reportero sin grabadora

Don Julio Scherer García, director general de Excelsior, llegó al Palacio de la Moneda en Chile. El presidente Salvador Allende, el primer socialista de América Latina en llegar a la presidencia de una república por la vía de las urnas, lo esperaba.
Luego del saludo encendido y prendido y cariñoso y respetuoso de Scherer, se sentaron frente a frente en el privado de Allende.
Y don Julio sacó su grabadora y la prendió y la puso entre ambos para la entrevista.
Entonces, Allende le dijo lo siguiente, palabras más, menos:
--Yo voy a trabajar con usted en la entrevista. Usted también trabaje conmigo y apague la grabadora.
Y Scherer apagó la grabadora y sacó su libretita de reportero y le hizo excepcional entrevista.
Desde entonces, nunca don Julio la volvió a utilizar. El ejercicio de la memoria en su más elevado voltaje.
Yo, exclamaría alguna ocasión Gabriel García Márquez, solo recuerdo los hechos importantes. El Gabo tampoco usaba grabadora como reportero.

MIÉRCOLES
El Carbonelazo

Manuel Carbonell de la Hoz, subsecretario General de Gobierno, era el favorito del gobernador Rafael Murillo Vidal y del presidente Luis Echeverría para la sucesión.
Y cuando aquella madrugada Carbonell regresó de la Ciudad de México a Xalapa, donde lo esperaba su equipo (Ricardo Olivares Pineda, Roque Spinoso Foglia, Manuel Pérez Bonilla, etcétera), cargaba par de maletines repletos de dinero para iniciar la precampaña.
En la cancha priista se anotaban Rafael Hernández Ochoa, Arturo Llorente González, César Uscanga, Mario Vargas Saldaña y el almirante Ricardo Cházaro, secretario de Marina.
Entonces, el reportero de la fuente política de Excélsior, Ángel Trinidad Ferreira, originario de Alvarado, Veracruz, entrevistó al presidente del CEN del PRI, Jesús Reyes Heroles, quien pronunció aquellas 8 palabras lacónicas y lapidarias y mágicas al mismo tiempo y que fueran el titular de 8 columnas: “Yo como veracruzano no he votado por Carbonell”.
Y con todo y el respaldo de Murillo Vidal y Echeverría, a Carbonell se le cayó la candidatura en la que únicamente durara 72 horas.
Un hit periodístico sin precedente, antes y después.
Unas 8 columnas estremeciendo el sistema político de aquella “Dictadura Perfecta” bastaron para tumbar la decisión presidencial.

JUEVES
Pagés Llergo y Bartolomé Padilla

Durante muchos años conservé la crónica de Bartolomé Padilla cuando el legendario y mítico José Pagés Llergo, fundador del semanario Siempre! apadrinó a una generación de reporteros egresados de la facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana.
Padilla contaba los días de Pagés Llergo en la ciudad jarocha. Tiempo cuando solía celebrar su cumpleaños en Tabasco y alquilaba un ADO en la Ciudad de México a Villahermosa, pasando por Veracruz, y que llenaba con montón de amigos.
Entonces, visitó el viejo edificio de la Facultad de Periodismo siempre a punto de caerse en la avenida 5 de mayo y en donde sostuvo un agarrón reporteril con el director, Alfonso Valencia Ríos.
Luego, en la noche, otro agarrón de Pagés Llergo con el gobernador Fernando López Arias sobre el destino humano.
Después, la convivencia con los egresados y en donde contaba historias de reporteros atrás de la noticia, entre ellas, la entrevista a Adolf Hitler en Varsovia.
Bartolomé Padilla siempre a su lado registrando cada instante superior y que luego contara en una crónica sabrosísima, cátedra sobre la narrativa literaria y que por desgracia extravié en un cambio de casa como suele ocurrir tan frecuente.

VIERNES
Las 8 columnas de Excélsior

Jesús Reyes Heroles llegó a la ciudad jarocha como presidente del CEN del PRI para un evento tricolor.
Luego, con una reducida comitiva del tricolor y con el gobernador Rafael Murillo Vidal, y una parte mínima del gabinete comieron mariscos aderezados con menyules, su bebida preferida, en el viejo hotel Prendes.
A su lado fue sentado el periodista Froylán Flores Cancela, entonces, subdirector del Diario de Xalapa.
Entre cucharada del caldito de camarones y de camarones para pelar y los menyules, Flores Cancela lo fue entrevistando como si fuera una plática cordial y respetuosa entre amigos.
Y sin grabadora. Y sin libreta de taquigrafía.
Y la noticia fue publicada al día siguiente como la principal de la portada en el Diario de Xalapa.
Pero el contenido era tan sustancial, indicativo y significativo, anunciando los grandes cambios, que al día siguiente si se recuerda bien fue reproducida en el Excélsior de Julio Scherer García a 8 columnas en la portada.
De entrada, una hazaña que pocos, excepcionales, ninguno quizá, reportero de provincia han logrado.
Nunca Froylán quiso dar el brinco a la Ciudad de México para probarse en las grandes ligas del periodismo.