Cuatro, las tribus políticas (79 gobernadores al momento) fueron demoliendo poco a poco la vida productiva. Todavía hoy.
Y cinco, el juego político y criminal ha acabado por completo con la esperanza social.
El ciudadano de a pie quizá bien pudiera compadecerse del góber de López Obrador. Pronto, su luna de miel con el poder estalló con el primer asesino, incluso, de relieve continental.
Fue en el mes de diciembre del año 2018 cuando en los límites de Isla y Rodríguez Clara emboscaran a unos migrantes de Guatemala y asesinaran a una mujer y herido a un niño.
Entonces, el secretario General de Gobierno halló fácil, muy fácil, inculpar a los policías municipales de Isla.
Y el alcalde de Isla “lanzó su espada en prenda” y le reviró asegurando que los asesinos eran “polleros”.
Desde entonces, la impunidad creciente.
El 15 de febrero, cuatro mujeres asesinadas.
Una, Gladys Merlín Castro, exalcaldesa de Cosoleacaque y ex diputada local.
Dos, su hija, Carla Enríquez Merlín, precandidata a la alcaldía por el lado del PVEM, MORENA y el PT.
Tres, la esposa del ex Oficial Mayor de Agua Dulce, ejecutada al mismo tiempo que el esposo.
Y cuatro, una mujer y su marido en el poblado Las Galeras, de San Andrés Tuxtla.
En los cuatro homicidios, dos mujeres, ciudadanas de a pie, esposas de. La población civil.
Y las otras dos mujeres, también ciudadanas de a pie, población civil, pero con vida política.
Cada vez, entonces, personas notables objeto y sujeto del fuerte y poderoso oleaje de violencia, incertidumbre, zozobra, inseguridad e impunidad, la norma institucional que a estas alturas tiene carta de adopción.

PERSONAS NOTABLES Y CITABLES

El saldo de la 4T en Veracruz es el siguiente:
Niños asesinados. Jóvenes asesinados. Mujeres asesinadas. Ancianos asesinados.
Activistas sociales ejecutados. Taxistas ejecutados. Ganaderos ejecutados. Reporteros ejecutados. Comunidad sexual ejecutada. Empresarios ejecutados.
Políticos, líderes partidistas y sindicales, diputados locales, presidentes municipales y aspirantes y suspirantes a alcaldes, asesinados.
Toda vida humana es invaluable. Cada una tiene identidad y valor propio, fuera de debate.
Pero resulta indicativo y significativo que cada vez el crimen de personas notables y citables, por ejemplo, políticos, sumen la lista negra del oleaje de violencia, incertidumbre y zozobra.
Todos, en conjunto, significando presagios negros y sombríos sobre el gobierno de Veracruz. Mejor dicho, son el testimonio de una muerte mil veces anunciada que sigue y sigue y sigue como si el estado de Veracruz fuera propiedad de los grupos criminales, sea delincuencia organizada o común.
Y, bueno, si es cierto el principio periodístico de que “los nombres hacen noticia”, entonces, entre más figuras notables sean asesinadas, el descrédito, la evidencia, la sospecha, el desprestigio y la mala fama del gobierno de Veracruz alcanza el ranking nacional.
Podrá López Obrador tirar incienso al paso de su góber jarocho. Podrá loarlo en cada girita. Podría ejemplificarlo como el político honesto.
Pero en materia de seguridad y certeza en el diario vivir sale reprobado… con cero. Y un cero a la izquierda.
Y en todo caso, si hacia el 6 de junio, MORENA y los candidatos a presidentes municipales y diputados locales y federales ganan en las urnas, sin ninguna duda se deberá al liderazgo social de López Obrador en el país, sin ninguna indulgencia para el gobierno del Estado, cuyo resultado social deja mucho, demasiado que desear.

UN BELLO DÍA ESPERADO

Son horas difíciles.
El COVID, la pandemia de los últimos cien años que nos tocó vivir, pero en cien años, ni las hambrunas, las dictaduras militares, los golpes de Estado, los campos de concentración, las masacres desde Dachau, la peor nazi, hasta Ayotzinapa con los 43 normalistas, han logrado acabar con la vida.
Podremos salir contagiados y morir con el coronavirus, solos, en casa, en el hospital, sin despedirnos de la familia ni decir adiós a las parejas, los hijos, los nietos, ni tiempo para abrazar a los amigos.
Pero la parentela seguirá viva y continuará la aventura de la vida y perpetuará la especie, la familia, el apellido.
Y algún día los días sombríos y oscuros pasarán y la incertidumbre, la zozobra, la inseguridad y la impunidad, quizá, se habrán ido, o en todo caso, disminuido, abatido.
Y los sobrevivientes podrán reunirse con su cafecito, un chocolate caliente, para platicar de las cosas sencillas, como la tarea de los niños, las mascotas, una película en la plataforma digital, las picadas y las gordas de la señora de la esquina.
Y el corazón humano volverá a vivir porque el corazón tiene “la sabia virtud” (Renato Leduc) de borrar “los malos recuerdos” (Gabriel García Márquez) y recuperar la sonrisa de las personas de buena fe.
Un día los malandros se habrán ido y será como sacarse la lotería. Y sin jugar. Será un bello día. El día del ser humano.
Por fin, luego del camino al Gólgota, tan lleno de espinas y cardos, la tierra, más que prometida, soñada.