Con todo, sirvió de lucha y estandarte para lanzar del Palacio Nacional una vez más al PRI y al PAN y las tribus guinda y marrón entronizarse, igual, igualito que en Veracruz.

LUNES
Culpa es de Moctezuma II

El inicio de la corrupción bien pudo estar cuando Hernán Cortés desembarcara en las playas de Chalchihuecan, luciendo a su Barbie La Malinche.
Entonces, desde Tenochitltán, Moctezuma II le envió veinte doncellas, todas vírgenes, para consumo sexual de Cortés (quien venía enfermo de sífilis) y sus guardias pretorianos.
Pero, además, envió un montón de burritos cargados de oro.
Fue el punto de la ambición y la codicia de los generales, tenientes, coroneles y soldados y ladrones que Cortés traía.
Por eso, camino de Chalchihuecan a Tenochtitlán, Cortés fue arrasando con todo, empezando con el cacique gordo de Cempoala, a quien le exigió el oro que guardaba a cambio de intocar a los cincuenta efebos que tenía para su servicio sexual.
En Tenochtitlán, Cortés se fue contra Moctezuma. Exigió el oro que escondían en algún palacio, dijo.
Fue el origen de la corrupción entre los políticos. Y el ADN del mexicano quedó mostrado. Y desde entonces, una maldición que tiene, por ejemplo, al trío de gobernadores héroes de Enrique Peña Nieto en la cárcel, a saber, Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge Angulo.

MARTES
Purificación moral, ajá

Hacia 1810, la corrupción de los Virreyes, anexos y conexos, y las tribus eclesiásticas, aliadas las partes, dio pie a la guerra de Independencia.
Miguel Hidalgo, y su alumno, José María Morelos, tomaron las armas y se lanzaron en contra.
Los jerarcas de la iglesia eran todopoderosos. Ultra contra súper millonarios. Tanto que, por ejemplo, significaron el antecedente del Monte de Piedad, pues prestaban a rédito y con intereses elevados.
Y los Virreyes se lo permitían, a tono quizá con la herencia de Hernán Cortés, quien llegara al continente con la espada a cargo de los soldados y la cruz a cargo de los monjes para evangelizar.
La iglesia creía, entonces, que solo con billete establecerían el reino de Dios.
Por eso, cuando Hidalgo pegó el grito de Dolores y semanas después se le uniera Morelos con su ejército, los Virreyes y las elites eclesiásticas se aliaron.
Ninguna parte quería perder los privilegios y canonjías. Pero más, las propiedades terrenales. Edificios. Monasterios. Casas. Terrenos. Ranchos. Ganado. Industrias rústicas de pueblo en pueblo con la fabricación artesanal y gastronómica.

MIÉRCOLES
Moches porfiristas

¡Vaya la dictadura porfirista, 33 años en el poder, con la corrupción política!
Por decreto, Porfirio Díaz Mori ordenó al gabinete legal y ampliado y a los gobernadores otorgaran la obra pública a su hijito, Porfirito, cuyo padrino era el góber Luis Mier y Terán, de Veracruz, quien obediente y sumiso “matara en caliente” a los 9 jarochos sublevados a la reelección de su compadrito querido.
El dictador, por ejemplo, distribuía el poder político en los estados con sus amigos civiles, caciques y jefes militares a cambio, primero, de pacificar cada región, y segundo, de “los moches”.
Nada expresa aquella corrupción política como el montón de medallas que el dictador cargaba en el pecho sobre el traje militar.
Las masacres de obreros en Río Blanco y Sonora manifestaron el más alto grado de corrupción para favorecer a los dueños, muchos empresarios extranjeros.
Y si Porfirio Díaz permaneció 33 años en el poder, algunos gobernadores, más o menos el mismo tiempo.
Por ejemplo, en Veracruz, su amigo Teodoro A. Dehesa, diecinueve años como jefe político máximo de la entidad jarocha.
“El país (y el Veracruz) de un solo hombre” intitularía el historiador Enrique González Pedrero sus dos tomos sobre Antonio López de Santa Anna, tres veces gobernador de Veracruz y once veces presidente de la república, ¡vaya corrupción!

JUEVES
El jefe máximo

En el priismo, Plutarco Elías Calles es el jefe máximo de la corrupción.
Un hijo, gobernador de Nuevo León. Otro hijo, diputado federal y Ministro de Estado. Todos, la familia, en los negocios lícitos e ilícitos. Sobre todo, en el campo.
Impuso a 4 presidentes de la república. Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas del Río.
Igual que Porfirio Díaz, repartió las gubernaturas entre los caciques regionales y jefes militares a cambio de pacificar el país.
En nombre del poder presidencial, ordenó el asesinato de cientos, miles de políticos, enemigos y adversarios, el más cruento, la matanza de Huitzilac y la masacre de Topilejo, cien seguidores de José Vasconcelos Calderón, quien se “atreviera” a la candidatura presidencial independiente.
Creó el Partido Nacional Revolucionario, PNR, abuelito del PRI, con todos los vicios del sistema político conocidos hacia principios del siglo pasado, 1929, y que hacia el año 2000, le hicieran perder Los Pinos.

VIERNES
Ni modo, la corrupción es inevitable

En nombre de la purificación moral, José López Portillo encarceló a 7 secretarios de Estado de Luis Echeverría Álvarez, entre ellos, a dos jarochos, Eugenio Méndez Docurro, de Comunicaciones y Transportes, y Félix Barra García, originario de Poza Rica y titular de la Reforma Agraria.
En nombre de la purificación moral, Miguel de la Madrid encarceló a Jorge Díaz Serrano, director de PEMEX y senador de la república con López Portillo.
En nombre de la purificación moral, Ernesto Zedillo encarceló a Raúl Salinas de Gortari, hermano de Carlos Salinas.
En nombre de la purificación moral, López Obrador tiene tras las rejas a Rosario Robles (SEDATU y SEDESOL Peñista), Emilio Lozoya (PEMEX) y Genaro García Luna (Felipe Calderón).
También al empresario Alonso Ancira (Altos Hornos de México) y al abogado Juan Collado.
En contraparte, ha liberado a 47 (cuarenta y siete) presos políticos, entre ellos, activistas sociales.
Justicia y gracia para la prima hermana incómoda, compañía constructora favorecida por PEMEX, y para Pío López Obrador, el señor de los moches.
El ex delegado federal de MORENA en Jalisco, con empresa vendiendo medicinas, entre ellos, al gobierno de Veracruz, únicamente fue despedido del cargo.
Ni modo, la corrupción es inevitable. En todos lados.
Veracruz hoy con el nepotismo, tráfico de influencias y conflictos de intereses. Los Eleazares.
Además de la compra por dedazo de patrullas, ambulancias y medicinas.
Y el 99 por ciento de la obra pública asignada por dedazo a compañías constructoras foráneas según denuncia de la Contralora Mercedes Santoyo.