En Filomeno Mata, en la sierra de Papantla, la tierra de El Tajín que deslumbró a Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, asesinaron a dos hombres.
Uno, Pablo, de 48 años de edad. El otro, Ubaldo, de 20 años.
Pablo, el padre. Ubaldo, el hijo.
Ta’canijo. Los carteles imponiendo la agenda setting. La Comisión por la Paz que todos los días sesiona en el palacio de Gobierno de Xalapa, con una política reactiva siguiendo la huella de los días y noches.

DOS. Los dos, descuartizados

El padre y el hijo eran originarios de Mecatlán, también en la montaña de Papantla. Secuestrados y desaparecidos, los cadáveres los tiraron en Filomeno Mata.
Los dos, descuartizados. La saña y la barbarie, la atrocidad, el horror.
¡Caray, si ya los habían asesinado, ninguna necesidad de hacerlos cachitos!
El padre, de 48 años de edad, joven, dejando hijos huérfanos y esposa viuda. Quizá el hijo, casado, con hijos huérfanos y esposa viuda.

TRES. La vida con alfileres

Descuartizados en Filomeno Mata. Un municipio en el corazón de la sierra de Papantla. Quizá, uno de los más alejados de la civilización.
Confirma, entonces, la cruenta realidad, terrorífica, de que los carteles y cartelitos operan en los rincones del estado de Veracruz.
¡Ay, Alejandro de Humboldt asombrado de la belleza natural de Veracruz en el siglo XVIII!
Ninguna demarcación local se salva. La vida, sostenida con alfileres. Vivimos y padecemos el peor de los mundos.

CUATRO. “Veracruz se antoja”

Si todos los días, a las 7 horas, las corporaciones policiacas y dependencias anexas y conexas con el rubro social se reúnen para conocer el infierno del día anterior, el ciudadano de a pie se preguntaría el resultado de cada juntita.
Pero más, el avance para disminuir, frenar, abatir, desaparecer el oleaje de violencia, incertidumbre, zozobra, inseguridad e impunidad.
Y aun cuando de vez en vez la secretaría de Seguridad Pública, SPP, festina por ahí la captura de una banda, en ningún momento los estragos disminuyen. Por el contrario, se recrudecen.
Quizá pudiera deberse a que los carteles y cartelitos tienen un ejército de sicarios y pistoleros a sus órdenes y son tantos que pacificar a “Veracruz se antoja” una proeza irrealizable.

CINCO. Un secretario está de más

La SPP está para garantizar la seguridad en la vida y en los bienes.
Y si llevamos dos años y un mes y una semana y media oliendo pólvora y mirando el río de sangre, entonces, la población electoral vuelve a preguntarse las razones por las cuales la SSP incumple la tarea.
Pero más todavía, las razones por las cuales el góber fifí sostiene en el cargo al titular de la SSP.

SEIS. Un policía deja mucho que desear…

¿Se deberá, acaso, a que Hugo Gutiérrez Maldonado tiene madrina o padrino todopoderoso que “el viento (huracanado) le hace lo mismo que a Benito Juárez’
¿Será que el titular de la SSP “ya pisó la sombra al góber machetero?
¿Será que entre el góber y el titular de la SSP hay acuerdos, pactos, que lo blindan?
¿Será que el titular de la SSP tiene apantallado al góber?
¿Será que al góber le vale la tranquilidad de los 8 millones y cacho de habitantes de Veracruz?
El gabinete de seguridad del gobierno del Estado deja mucho que desear.