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Lunes 21 diciembre, 2020

5 lobitos de El Chapito

Joaquín Guzmán Avilés, El chapito, presidente del CDE del PAN, tiene 5 lobitos con quienes ejerce el poder partidista en Veracruz. Son, digamos, sus operadores. Sus guardias pretorianos. Sus Narcisos Mendoza. Y, claro, habrá quienes en el reparto del poder lleven tajada.
Uno. El senador Julen Rementería, igual que El chapito, ex amigo de Miguel Ángel Yunes Linares. Sueña con la candidatura del PAN a gobernador en el año 2024.

Luis Velázquez

Pero antes, imponer a su hijo Bingen, diputado local, como candidato a presidente municipal de Veracruz, presupuesto anual de más de mil 400 millones de pesos. Solo el diez por ciento tan famoso, 140 millones.
Dos. Enrique Cambranis. Diputado local por segunda ocasión y ex presidente del CEN del PAN, tiempo cuando el partido azul se volvió más rojo que el PRI, de igual manera como, se afirma, el PRI es más azul que nunca con Marlon Ramírez en la presidencia. Pero azul por el lado del clan Kennedy de Boca del Río.
Tres. Tito Delfín. Dos veces presidente municipal. Una, por Tierra Blanca. Y la otra, por Azueta, hombre polisémico que debió vivir en el siglo XVIII cuando los hombres eran universales. Ex diputado local. Ex subsecretario de Desarrollo Agropecuario.
Cuatro. Germán Yescas. Ex diputado local y ex subsecretario de Desarrollo Agropecuario al lado de “El chapito”, titular de la SEDARPA, su compadre. El mero mero de Isla, después de Erik Lagos, ex de todo en el fidelato y el duartazgo, menos de gobernador. Ahora, enfermo de cáncer del estómago.
Y cinco. Víctor Serralde. Otro ex amigo de Yunes Linares cuando soñó con la candidatura azul gobernador en el año 2016. Ex diputado federal. Dueño de una constructora privilegiada en la SEDESOL donde despachaba Miguel Ángel Yunes Márquez como titular del Programa Oportunidades.
Son los 5 Lobitos de El Chapito, igual, igualito que “Los 5 lobitos”, fundadores de la CTM en 1936, alentada por el presidente Lázaro Cárdenas, uno de los héroes históricos de López Obrador. Fidel Velázquez, Jesús Yurén Aguilar, Fernando Amilpa, Alfonso Sánchez Madariaga y Alfonso Quintero.

REPARTIRSE EL PASTEL Y EL BOTÍN

Con Javier Duarte, los Lobitos eran cuatro y quienes como sus guardias pretorianos a nadie dejaban acercarse y ni el viento pasaba entre ellos. Éric Lagos, Adolfo Mota, Alberto Silva y Jorge Carvallo Delfín. Ellos intentaron adueñarse de las neuronas, el corazón, el hígado y hasta el sexo de Duarte.
Tanto, que en el esplendor y el resplandor sexenal Duarte decía que “como gobernador me volví sexy”, en tanto los cuatro Lobitos se reían.
Los 5 Lobitos de El Chapito tienen enfrente oportunidad histórica como es repartir el pastel y el botín de las 212 candidaturas a presidentes municipales y las mil, aprox., nominaciones a síndicos y regidores y las 50 candidaturas a diputados locales y las treinta a diputados federales.
Banquetazazo. Gran comelitona. Festín de reyes y príncipes, y ni modo que alguien por ahí “tirara su espada en prenda” diciendo que todos lo harán mirando la vocación social y el bienestar público.
El riesgo de que la leyenda negra de la política de que las candidaturas tienen precio podría, digamos, darse y concitarse.
Pero, bueno, tampoco puede suscitarse como un hecho. La naturaleza humana, ya se sabe, es imprevisible y desconcertante.
Y si en el tiempo de resplandor priista la fama pública era que las nominaciones tenían precio de acuerdo con “el sapo”, allá cada quien apechugando su realidad.
En todo caso, bien pudiera darse la abundancia democrática como en el caso de MORENA donde para elegir a quince candidatos a gobernadores hay registrados ciento cincuenta aspirantes y suspirantes.

NUEVO REPARTO DEL PODER

Cada uno del quinteto de Lobitos azules tiene su fama pública. El pasado avalando el presente, profetizando el futuro.
Unos, quizá, bajo sospecha por las malas amistades en el camino. Otros, paseando una integridad “a prueba de bomba” por más y más lodo que les arrojaran. Otros, casi para ser canonizados en el altar partidista y cívico.
El quinteto, sin embargo, con sus parcelas de poder.
Guzmán Avilés, su poderío en el norte de Veracruz, con Tantoyuca como epicentro.
Julen Rementería, en el puerto jarocho, donde fue regidor, alcalde y diputado local.
Víctor Serralde, en la región de Córdoba.
Tito Delfín, en Tierra Blanca y Azueta.
Germán Yescas, en Los Tuxtlas y en el sur, con su epicentro en Isla, su pueblo.
Y Enrique Cambranis, en el sur, con Jáltipan como punto de referencia donde alternara con su amigo, el ex panista, ahora revelación guinda y marrón, Domingo Bahena, aquel que en un
momento de su vida política se soñó con suficiente piel para la candidatura a gobernador… ante, caray, Miguel Ángel Yunes Linares.
Entre todos, a la conquista del poder estatal y que ya se calibrará en la elección de alcaldes y diputados a mediados del año entrante.
Un día después, y de acuerdo con el resultado electoral soñar con la candidatura panista a gobernador y en donde, por ahora, figuran dos lobitos, Guzmán Avilés, el lobo mayor, y Julen Rementería.
El nuevo reparto del poder… en el PAN, y en donde para fortalecerse necesitan de una alianza con el PRD y PRI.


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