Sublevación femenina
En Veracruz, la patria femenina desgarrada en el día mundial de la Violencia contra las Mujeres. Ocho marchas, mínimo, en ciudades emblemáticas. El grito universal de “Estamos enojadas” y “Ni una más”. La entidad jarocha, campeona nacional en feminicidios.
En Veracruz, el tiradero de cadáveres de mujeres. Incluso, secuestradas, desaparecidas, torturadas, ultrajadas y asesinadas.
Un río de sangre y de pólvora inacabable. Y a un ladito, el raking nacional en impunidad.
Luis Velázquez
¡Vaya esperanza de que una mujer fuera elegida por dedazo la primera Fiscal General! Y por 9 años, caray.
Cientos, miles quizá, de niños huérfanos. Parejas viudas. Padres ancianos, en la deriva social.
Una cruz más en el panteón para muchas, muchísimas familias. Una silla sin ocupar en la mesa de comer. Una cama vacía en la recámara de la casa familiar.
6 de cada diez habitantes de Veracruz son mujeres.
De los 212 presidentes municipales, únicamente en 35 gobiernan alcaldesas… y las están asesinando.
La mayoría de secretarías en el gobierno de Veracruz, ocupadas por hombres.
De los diez, once partidos políticos en Veracruz, solo una mujer dirigente estatal.
Las mujeres en tareas directivas en la iniciativa privada perciben un salario menor a los hombres en los mismos cargos gerenciales.
En casa, el machismo tradicional, histórico, legendario y mítico. El niño, el adolescente, el joven, usufructuando más derechos que la hermana mujer.
Y de ñapa, los feminicidios.
Antes, mucho antes, se creía que el peor legado de la 4T en Veracruz era el tiradero de cadáveres. Ahora, 24 meses después, es el feminicidio, sin duda.
Javier Duarte entró a la historia como el sexenio convertido en “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”. Diecinueve trabajadores de la información ejecutados en menos de 6 años. Más trío de periodistas desaparecidos, el primero en el año 2012, y hasta la fecha, nada de nada. Archivadas las carpetas de investigación.
Ahora, con el góber de la 4T, los feminicidios. Otros le llaman simple asesinato de mujeres.
Por culpa de la secretaría de Seguridad Pública, la Fiscalía General, evidenciada, bajo sospecha, en la duda total, incapaz, ineficiente e ineficaz.
SAÑA Y BARBARIE
En las ciudades de Xalapa (primer lugar en feminicidios), Veracruz, Orizaba (la estatua de Porfirio Díaz Mori), Córdoba, Coatepec (donde quiso nacer Natalia Lafourcade), Huatusco (la tierra de las sabrosas chicatanas), Martínez de la Torre y Poza Rica (por segunda ocasión atentados al periódico Presente), las marchas de las mujeres y activistas en contra del oleaje imparable de violencia.
Lo indicativo y significativo es la peor pesadilla de todos los sexenios locales:
Una. Los feminicidios siguen.
Dos. La saña y la barbarie se han adueñado de la vida diaria de las mujeres. Por ejemplo, mujeres secuestradas, desaparecidas, asesinadas y decapitadas.
Tres. Mujeres asesinadas de hasta cuarenta puñaladas. Una cuchillada tras otra. Cuarenta en total.
Cuatro. El mesianismo de la 4T gritoneando que ya tienen identificados a uno que otro asesino físico e intelectual y pronto, pronto, pronto, caerán, vaya venta burda, ramplona y barata de esperanzas y “tomadura de pelo”.
Cinco. Los oídos sordos de la autoridad a las marchas, protestas, resistencia pacífica, declaraciones mediáticas, foros y plantones hasta en el zócalo de la Ciudad de México.
Seis. La insólita versión oficial de inculpar al machismo de tantos feminicidios.
Siete. Inverosímil, increíble, pero el góber de la 4T inculpando a la presidenta municipal de Jamapa, Florisel, de su propia muerte, ¡vaya desparpajo!
Ocho. La Fiscal General, encerrada en el palacio donde ella manda y gobierna, como si todavía fuera la reina de su pueblo, “la flor más bella del ejido”, viviendo a plenitud el mundo color de rosa.
Nueve. La ineficacia de la secretaría de Seguridad Pública, que no puede con el paquete. Y la ineficiencia de la Fiscalía, que tampoco.
El peor mundo de todos los mundos para las mujeres de Veracruz.
NADIE LAS ESCUCHA…
Las activistas gritan “Ni una más”, y nada pasa. Incluso, pareciera que el góber de la 4T tiene dislexia y lee “Una Más”.
Las activistas dicen que “Estamos enojadas” y nada sucede. Ninguna respuesta oficial. Nadie las escucha.
Las artistas de Xalapa lanzan la obra “Morras rodando hacia el 25N”, obra teatral en el Teatro del Estado, y ningún trascendido en el palenque oficial.
Las activistas anuncian que “Todas vamos por Veracruz”, pero uno es el Veracruz de los feminicidios y otro el Veracruz de la 4T y otro el Veracruz de Hugo Gutiérrez Maldonado y otro el Veracruz de la fiscal general.
Dos años después, el gobierno estatal entró a la historia como el sexenio del feminicidio, de igual manera, digamos, como a su estilo, Antonio López de Santa Anna, tres veces gobernador y quien cuando se aburría y fastidiaba de ejercer el poder tomaba a una muleta sabrosa de veinte años y se iba con ella de pueblo en pueblo a los palenques, a jugar baraja, emborracharse y hacer el sexo.
Y cuando se sentía desestresado, regresaba tan campante a ocupar la silla embrujada del palacio.
Ningún mandatario ha enaltecido tanto a la mujer en Veracruz como Fidel Herrera Beltrán. Ahora, las están matando.