La 4T está muerta
•Estercolero político
•¡Ay, José Alfredo Jiménez!
ESCALERAS: Hay en la población electoral razones de sobra “para creer que todo está podrido” en las tribus políticas. Y de todos los partidos. Priistas, panistas, perredistas y morenistas, convertidos en sinónimos. Ligados a la corrupción. Pronto, demasiado pronto, la purificación moral de la 4T ha fallecido.
Y en ningún momento murió por el COVID. Se la llevó la misma tentación de la vida pública.
Luis Velázquez
El dinero fácil. El desvío de recursos. La asignación por dedazo de la obra pública y los servicios. El tráfico de influencias. El conflicto de intereses. El nepotismo.
La política, un estercolero. “Llaga purulenta”.
PASAMANOS: En otros tiempos, por ejemplo, la Auditoría Superior de la Federación, ASF, detectó desvío de recursos federales en Veracruz. Ahora, con Morena en el palacio de gobierno de Xalapa, igual, igualito. En el año 2019, el góber machetero desvió fondos millonarios. Sin pudor, culpó, háganos favor, al COVID.
En gobiernos priistas y panistas, la ASF descubrió un ejército de “aviadores” en la nómina del gobierno de Veracruz. Ahora, igual con la 4T.
Antes, desde hace mucho tiempo, las elites políticas en turno incorporaron en la nómina y cargos públicos a hijos, hermanos, tíos, primos y barbies. Ahora, igual, igualito.
Entonces, nada pasó. Ahora, tampoco, nada sucede. Nada trasciende. Finalmente, pareciera que llegar al gobierno equivale a tomar posesión de una hacienda porfirista para estar, ser, hacer y deshacer.
CORREDORES: Poco a poco, la población electoral se fue hartando. Y a mediados del año 2018 treinta millones de mexicanos votaron por AMLO, quien para entonces llevaba 18 años en campaña política caminando el país hasta en rincones inverosímiles.
Pero el desencanto llegó pronto. Antes de lo imaginado. Incluso, el maestro Agustín Basave anuncia “el fallecimiento de la república amorosa”, con su 4T, purificación moral, honestidad valiente y austeridad franciscana.
BALCONES: En el 2018, AMLO ganó la presidencia de la república porque la gente estaba convencida de que “todo estaba (y sigue) podrido”.
“El rayito de esperanza” como le llamaban significó una lucecita alumbrando el largo y extenso túnel del estercolero priista y panista y perredista.
2 años después, igual o peor.
Uno. El cochinero descubierto por la ASF en el gobierno de Veracruz.
Dos. La inagotable lista de “aviadores” en la nómina oficial que la ASF también develó.
Tres. Los contratos de obra pública y servicios por dedazo.
Cuatro. Los familiares en la nómina y cargos públicos.
PASILLOS: Cinco. El millonario subejercicio del año 2019, pendiente todavía el año 2020, y cuyo trasfondo, asegura el politólogo Carlos Ronzón Verónica, es un operativo ex profeso para devolver los recursos al gobierno federal.
Seis. El desempleo creciente y galopante.
Siete. La pobreza y la miseria en que siguen 6 de los 8 millones de habitantes.
Ocho. El tiradero de cadáveres. Veracruz, primer lugar nacional en feminicidios, secuestros y extorsiones.
Y nueve. El tiradero de impunidad. Lo peor entre lo peor en un Estado de Derecho, cuya esencia superior consiste en garantizar la seguridad en la vida y en los bienes.
VENTANAS: Todo está podrido.
Los pobres, más jodidos. Los trabajadores, desempleados que continúan. La baja calidad educativa. La peor calidad de salud. Insólito el número de muertos por el COVID en Veracruz. Por fortuna, el secretario de Salud estrenando oficinas con remodelación millonaria con cargo a los recursos públicos.
La vida, todos los días y noches, una pesadilla.
En Veracruz, la 4T, con la promesa de una vida mejor para el grueso de la población, está muerta. Y como escribiera José Alfredo Jiménez en su canción “La limosna”, “aunque sigas viviendo…” muerta estás.