El administrador del palacio
•Sortear los vientos
•Bolas de humo
DOMINGO
El administrador del palacio
Un año polÃtico más se ha ido. Este mes, el segundo informe del gobierno del estado. Y la autoridad, todo indica, se ha vuelto una simple administradora. Casi casi, la gerente de una hacienda porfirista, una tienda comercial, un changarro.
En un año más ha ministrado, igual que en el primero, la pobreza y la miseria. Uno de cada 6 habitantes, en la jodidez.
También ha regentado la venta burda y barata de esperanzas para que todos soñemos, ajá, con una mejor calidad de vida.
Y dosificado las promesas sociales y polÃticas ofertando servicios públicos que nunca han aterrizado.
También ha concedido que sus antecesores son pillos, ladrones y corruptos y ellos, ángeles de la pureza, soldados de la patria, siervos de la nación.
Sorprende la estrategia con la levantada de brazo del López Obrador al góber machetero de que es “el más lealâ€, lealtad ciega, ya se sabe, y el más honesto, ajá.
Luis Velázquez
Con Porfirio Díaz Mori, mucha política y poca administración. Con Agustín Acosta Lagunes, mucha administración y poca política. Hoy, siglo XXI, año 2020, ni política ni buena administración para enaltecer la vida de la población. Apenas, sumistrar, digamos, el día con día.
LUNES
Dosificar los vendavales
En un año sortearon los vientos huracanados y de algún modo graduaron las jugadas, dueños del timón y de las pelotas políticas.
Por ejemplo:
El secretario de Salud sorteando el rebrote de la pandemia y seguir como chachalaca inculpando a los jóvenes de que el coronavirus sigue aquí, con carta de adopción.
El secretario de Seguridad Pública bamboleando el zipizape de la semana anterior en el sur de Veracruz y volteando la tortilla de que los malandros reaccionaban a su drástica política en contra de los carteles.
El secretario de Desarrollo Económico habría salido bien librado con el tianguis de higos y mangos creyendo que cumplía con su alta misión apostólica de alentar la creación de empleos.
El secretario General de Gobierno tuteló los vientos huracanados del diputado local, Magdaleno Rosales Torres, y de la ex presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez, y del líder nacional del PRD, Jesús Zambrano, y de los familiares de los comerciantes de Ciudad Mendoza y Río Blanco en Ixtaczoquitlán.
Más que ejercicio político de la vida pública, manejar los vientos en contra.
MARTES
El regenteador político
El góber machetero ha graduado su lealtad ciega al presidente de la república.
Por ejemplo:
Se adhirió al bloque de gobernadores de MORENA en defensa de López Obrador ante la tribu de los aliancistas, un total de diez mandatarios.
Levantó la mano por López Obrador cuando el Frente Nacional Anti-AMLO, Frena, plantado en el zócalo en resistencia pacífica en contra del Señor Presidente.
Luego luego apostó también a desaparecer organismos anexos y conexos después del anuncio obradorista de la cancelación de 109 fideicomisos.
Fue de los primeros en adoptar la austeridad republicana y la purificación moral y que a la fecha solo significa un político de la yunicidad, funcionario de aquella SEFIPLAN, preso en el penal de Pacho Viejo, más allá de tantas denuncias penales en la Fiscalía Anticorrupción involucrando a políticos de los últimos catorce años.
Tan bien dosificó, ajá, su imagen ante López Obrador que en el año 2019 (falta revisarse 2020) alcanzó un subejercicio insólito en la historia local para devolver al gobierno federal millonarios recursos públicos, además de la exhibida de la Auditoría Superior de la Federación.
MIÉRCOLES
A tiro por viaje…
En la tarea contable han aplicado la filosofía social, política y policiaca del “ojo por ojo y diente por diente”. Por ejemplo:
El sacrificio de la primera Contralora, Leslie Garibo, recién resucitada ahora cuando tronó en contra de la sucesora, Mercedes Santoyo.
La exclusión del diputado local, Magdaleno Rosales Torres, por exigir purificación moral en el gabinete estatal.
El tache a la magistrada Sofía Martínez como presidenta del Tribunal Superior de Justicia, su mayor pecado, la insumisión ante, todo parece, los abusos y excesos del poder cometidos por ella misma e hijos que la acompañan.
Un solo aspirante y suspirante a la dirigencia estatal de MORENA, macheteados como quedaron otros flechadores.
La imposición de la política de la moruna para podar lotes baldíos y camellones a partir de que el jefe máximo lo aplicara un fin de semana, quizá para dejar atrás la imagen de los sabadabas.
El aval inexplicable al secretario de Seguridad Pública y a la Fiscal General ante el tiradero de cadáveres y de impunidad.
JUEVES
Bolas de humo
En el Veracruz ensangrentado, la autoridad merece la más alta medalla administrativa.
En un lado de la moneda, a cada rato, por ejemplo, en los titulares publican la captura de una banda de malosos. Incluso, alardean de la caída del jefe capo de una plaza regional. Peor tantito, lo ligan a una banda interestatal, como el caso, digamos, del presunto asesino del diputado local, Juan Carlos Molina Palacios, y cuya carpeta de investigación fue, de pronto, engavetada.
Y en el otro lado, el paisaje urbano, suburbano, rural e indígena y que ha llegado a cadáveres colgando de los puentes y flotando en los ríos aguas abajo y cabezas decapitadas abandonadas sobre la mesa de un antro.
Incluso, la versión más sórdida y siniestra de la vida humana: la cabeza decapitada tirada en un municipio y el cuerpo en otro.
Cada vez que la prensa publica el saldo de la muerte, resulta curioso que reproducen el boletín “al pie de la letra”. Que la policía investiga. Que la policía ya tiene el retrato hablado de los asesinos, vaya paradoja, tanto físicos como intelectuales.
La administración de la violencia en su capítulo estelar. Pero por aquí detienen a una banda, al mismo tiempo, los malandros tienen nuevo jefe capo.
VIERNES
Genio administrativo
El miércoles 28 de octubre, en el sur de Veracruz, zafarrancho entre corporaciones policiacas y malandros. Narcobloqueos. Ataques con bombas molotov. Carros incendiados. Un muerto, parece. Civil.
Entonces, el secretario General de Gobierno ganó la palabra al secretario de Seguridad Pública y administró la paz sureña diciendo que existe una alianza entre grupos criminales y funcionarios públicos municipales.
Narco/políticos, les llamó, sin especificar nombres, cargos públicos y Ayuntamientos, digamos, para encubrir la investigación rápida, pronta y expedita, pues luego luego identificó a los autores intelectuales y físicos del zipizape.
Su gran capacidad administrativa fue concreta y maciza: Tales funcionarios municipales, dijo, "no son de este gobierno. Vienen de otros. Lo van a saber pronto".
Luego, asestó un calambre político diciendo que el zafarrancho se ubicó en los municipios de Acayucan, Texistepec, Sayula, Cosoleacaque y Oluta y "fueron propagandísticos".
Administrador político aplicado, de nuevo repitió el estribillo sexenal:
"Este tipo de cosas en Veracruz nunca lo vamos a permitir en este gobierno. Se equivocan quienes piensan hacerlo. En este gobierno de la Cuarta Transformación eso se terminó”.
Contundente, doctorado en Administración Pública, redondeó su calambre político:
“Tenemos perfectamente ubicados a quienes lo hicieron y los vamos a detener".
En su bullying a los funcionarios municipales, "El dos del palacio", el vicegobernador, alcanzó la dicha de la contabilidad política.