Dí­as fatí­dicos se viven “en la noche tibia y callada” de Agustí­n Lara.
Uno, los dos muertos en el cuartel. Dos, los policí­as de ílamo y Paso del Macho detenidos casi 2 años después del gobierno de MORENA, acusados de malas amistades.

PASAMANOS: Tres, Veracruz, campeón nacional en feminicidios y asesinatos de mujeres. Cuatro, Veracruz, primer lugar nacional en secuestros y extorsiones.
Cinco, los carteles y cartelitos, más dueños que nunca de la jugosa plaza Veracruz.
Seis, la saña de los malosos recrudecidos al más alto decibel. Cadáveres colgando de puentes. Cabezas decapitadas encima de mesas de antros y bares. Cadáveres flotando en los rí­os aguas abajo.
Siete, la premisa universal que si los malosos hacen y deshacen, caray, la 4T, con la purificación moral, descarrilada en la ruleta rusa.
Simple y llanamente, el estilo personal de ejercer el poder del regio.

CORREDORES: Lo más indicativo y significativo que nunca antes, desde hace varios sexenios, los detenidos aparecidos muertos en el cuartel de San José.
A primera vista y como eje rector, los abusos y excesos del poder de los policí­as, pues ni modo, como en el caso del rapero, un chico joven, parece unos 30, 35 años, fornido, atlético, habituado a la disciplina fí­sica, de pronto, un ataque cardiaco fulminante.

BALCONES: Incapaz la secretarí­a de Seguridad Pública de ordenar y reordenar las cosas apostaron a lo más fácil. Cerrar el cuartel (Notiver, domingo 25 de octubre, 2020).
Quizá, no obstante, bien lo pudieron cerrar de manera momentánea mientras aclaran las razones de la muerte de un detenido en flagrancia cuando extorsionaba a una persona.
Pero de ser así­, y con todo, los derechos humanos en su peor decibel de la historia contemporánea.
Más, en el tiempo de la 4T, la izquierda que en todos los confines del mundo abandera las garantí­as constitucionales, el llamado Estado de Derecho, como filosofí­a de vida y de la que, se entiende, nada saben ni comprende los policí­as rasos.

PASILLOS: Luego de la rara y extraña muerte del rapero en el cuartel San José, nada trascendió. Nada se supo de un castigo a los presuntos policí­as culpables y responsables.
Quizá es la tónica sexenal. Nada, por ejemplo, tampoco se ha conocido de los policí­as de ílamo y Paso del Macho detenidos por sus relaciones peligrosas con los carteles.
En un principio, el trascendido fue de un traslado a Xalapa. Después, el silencio sospechoso.
Bien pudo ocurrir como en el siglo pasado cuando policí­a denunciado por un abuso era reubicado al otro extremo de Veracruz, en el rincón más refundido de la sierra de Huayacocotla, por ejemplo, o del Valle del Uxpanapa, para que nadie lo recordara ni tuviera conocimiento de su destino.

VENTANAS: Ya se verá si el (presunto) cierre del cuartel fue definitivo o fugaz. Pero la fama pública en la 4T de que los presos suelen morir ya nadie se la quita.
Ha sido ahora cuando el titular de la SSP llegó a Veracruz con la fama del súper policí­a y súper fiscal de Nuevo León y hubo quienes en el camino, caray, hasta primo de la esposa del Señor Presidente lo definieron solo por su primer apellido.