a los suyos en los puestos relevantes, allí­ donde disponen de presupuesto para hacer y deshacer y “ordeñar la vaca”.
El consumo de alcohol y de droga como parte de las mieles del poder.
Polí­ticos en lo más alto de la pirámide gubernamental y que de pronto son renunciados y todos los demás lo miran como un leproso.

LUNES
La venganza, eje rector

La primera traición empieza con el mismo Señor Presidente de Estados Unidos.
El Congresista influyente lo ayuda para ganar la silla principal de la Casa Blanca y el candidato presidencial le ofrece y garantiza que lo nombrará Ministro de Estado.
Y cuando llega la hora de repartir como barajitas los cargos públicos entre los amigos y los socios y aliados, lo deja fuera.
El legislador aguanta vara, pero en automático decide vengarse moviendo los hilos del poder, bajo una filosofí­a especí­fica, la siguiente:
En polí­tica, más importante que hacer dinero es aumentar el poder.
Entonces, comienza a tejer y destejer alianzas con otros poderosos y busca la alianza hasta con una joven reportera ambiciosa (Kate Mara), a quien le va filtrando información privilegiada logrando desestabilizar el estado emocional del presidente de la república y su Ministra de Estado.
Incluso, el legislador hace su amante a la reportera para tener la certeza de su lealtad, porque en polí­tica, los enemigos y adversarios buscar “cortar la cabeza del jefe para pelarla como una manzana”.
Y más, porque de acuerdo con su experiencia, en polí­tica “son peores los amigos que los enemigos”.

MARTES
Una reportera en el camino

El Congresista tiene una esposa que se cree y siente la dueña del poder.
A la sombra del marido crea una fundación para ayudar a los pobres del continente africano y así­ recibe dinero millonario como aportaciones y que siempre los pide utilizando al esposo.
Y como ella olfatea, siente y presiente que el marido es infiel, entonces, ella también tiene su amante.
Además, en una doble, triple identidad actúa como una cabildera, ya del esposo cuando es necesario, ya para sus negocios.
Y uno y otro son felices con sus amantes con quienes desatan las pasiones más calenturientas.
Incluso, llega un momento cuando la esposa concentra más y más poder que hasta participa en la imposición de candidatos a gobernadores.
En tanto, la amante del legislador se conforma con que le siga dando exclusivas porque ganar terreno en su espacio periodí­stico y en un dos por tres se convierte en la reportera más codiciada y envidiada del gremio por tantas noticias de 8 columnas en portada que va publicando.
El Congresista le dice:
“Yo amo la polí­tica más que un tiburón la sangre. Y tú amas el periodismo de la misma forma. Somos iguales”.

MIÉRCOLES
Lealtad a ciegas

El filme también se ocupa de las pasiones contrariadas en el periodismo.
La ambiciosa joven reportera cubre sociales. Ella cuenta chismes de la vida pública y de artistas. Pero sueña con información general.
Entonces, busca posibilidades. Y la reportera consagrada de la fuente, el jefe de Información y el director general le hacen imposible la vida. Y la vetan.
Ella sigue tocando puertas. Y su vida se cruza con el Congresista.
--¡Ayúdeme!, le pide.
--Pero yo exijo lealtad.
--Seré leal a usted.
--Lealtad a ciegas.
--Lealtad a ciegas.
--Sin cuestionar nada.
--Sin cuestionar nada, pero siempre que usted proporcione información confiable.
--La polí­tica me ha enseñado que no debo confiar en nadie.
--Lealtad a ciegas.
--Te buscaré, dice el Congresista.
Semanas después le entrega a deshoras de la noche, en un lugar oscuro y desierto, una iniciativa de ley para modificar la educación.
Y ante la sorpresa de sus jefes se gana la primera plana. Y luego otra. Y otra.
La dueña del periódico pide hablar con ella.
--¿Quién es tu fuente de información? le pregunta.
La reportera queda sorprendida. Escudriña. Ojos como cuchillo filoso. Repregunta:
--¿Usted quiere mi fuente informativa o mi integridad profesional?
La dueña queda sorprendida. Y le halaga. Y da luz verde para seguir publicando.

JUEVES
Lucha por el poder

En la disputa por el poder hay elección de gobernador en una entidad federativa.
El Congresista tiene su candidato. El vicepresidente, el suyo. Y la Ministra de Estado, el suyo.
Pésima hoja de servicios. Alcohólico. Drogadicto. Amantes. Mesalinas de todo tipo, tanto VIP como callejeras. Divorciado, padre irresponsable.
Pero el Congresista lanza operativo singular. Por un lado, lo somete a tratamiento con la AA y lo hace público. El modelo de un hombre regenerado en un paí­s con tanta drogadicción y alcoholismo. Y por el otro, cabildeo en el Congreso de la Unión. Y entre los electores. Y con la prensa. Y con los empresarios para aportar financiamiento.
Incluso, la esposa del Congresista se involucra. Y hace talacha y faenas con las mujeres.
El más terco es el vicepresidente para imponer su candidato pues es originario de tal estado.
Pero el Congresista; Kevin Spacey, gana la contienda interna con el visto bueno del presidente de EU. Y se queda con la candidatura para su elegido.
VIERNES
“Tirar huesos a los perros”
Hacia el final de la serie, las circunstancias polí­ticas se vuelven en contra del Congresista.
Uno. Una investigación periodí­stica por el asesinato de otro congresista.
Dos. Otra investigación periodí­stica por el crimen de la reportera que era su amante.
Tres. Las infidelidades de la esposa que son publicadas.
Cuatro. El socio del presidente de la república que se vuelve su enemigo y contraataca.
Entonces, el Congresista estelar de la serie dice:
“Me quieren atar las manos, pero caminaré al frente, pues la polí­tica se mide por el número de almas compradas”.
Obsesionado con el poder presidencial, arremete para reposicionarse bajo una premisa universal:
“No soy un árbol solitario en un campo vací­o”.
Y como al inicio de su vida pública, teje y desteje alianzas, crea y recrea nuevos amigos y en el camino “tira huesos a los perros” como una estrategia para distraerlos y ganar espacios.
La serie “Casa Blanca” constituye una especie de doctorado en Ciencias Polí­ticas porque está llena de sabidurí­a polí­tica en la naturaleza humana, pues nada en la vida pública es tan efectivo como conocer al detalle el corazón y las neuronas de los demás para manejarlos a gusto y antojo.