Triunfalismo guinda
•Los dos Veracruz
•Odio y rencor
ESCALERAS: Hay un abismo sícológico, emocional, entre la población doliente y el gabinete legal y ampliado del gobierno de Veracruz.
En un lado del ring social, los padres, hermanos, tíos, primos y abuelos, con hijos desaparecidos, y por el otro, el desdén de la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía.
Luis Velázquez
En otro lado, los negocios y comercios quebrados con el desempleo galopante, y en el otro, la secretaría de Desarrollo Económico vendiendo higos y mangos.
PASAMANOS: En un extremo de la cancha, Veracruz en los primeros lugares nacionales de feminicidios, secuestros y extorsiones, y en el otro extremo, el gobierno marrón asegurando que el índice de violencia va a la baja.
CORREDORES: En un rincón social, los más de veinte Colectivos, integrados con madres con hijos desaparecidos, rastreando pistas en fosas clandestinas, soñando con la utopía de encontrar los restos, y en otro rincón, la Fiscal General en el fiestón político y social publicando fotos con figuras políticas, incluso, hasta con el Fiscal General de la República, nomás para que vean sus relaciones y las grandes ligas donde juega.
En miles de casas y hogares y familias, niños huérfanos y madres viudas, a la deriva económica y social, educativa y de salud, luego de los padres desaparecidos y asesinados, y en el palacio de Xalapa, el triunfalismo social reproduciendo la leyenda de que “Aquí no pasa nada” como exclamaba el exgobernador de Veracruz preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
BALCONES: Abismo sicológico, emocional: 6 de los 8 millones de habitantes en la miseria y la pobreza, mientras, las tribus políticas encumbradas en el aparato gubernamental dueñas del día y de la noche, proclamándose soldados de la patria y siervos de la nación, como en los mejores tiempos del triunfalismo priista y panista.
Y en tanto el secretario de Salud remodeló, en el tiempo de la purificación moral, las oficinas centrales con gasto público, medio millón de habitantes de Veracruz solo hacen dos comidas al día, y mal comidas, según reporte del INEGI y los Cuadernillos Municipales de la secretaría de Finanzas y Planeación.
PASILLOS: Hundido en el abismo económico, social y sicológico, ningún ser humano es feliz. Los días y noches son horas oscuras.
Incluso, se corre el riesgo de llenarse rencores y odios y hasta de venganza, por ejemplo, en contra de las elites políticas que, primero, usufructúan el presupuesto oficial para vivir en el lujo, y segundo, “ordeñan la vaca”, “curándose en salud” de que son honestos “a prueba de bomba”.
VENTANAS: Por eso, tantas rebeliones sociales. “Muchas cornadas da el hambre”, intituló Luis Spota a una de sus novelas. Franz Fanon los llamó “Los condenados de la tierra”. “Los olvidados de Dios” los describió el cineasta Luis Buñuel.
Si 6 de cada 10 habitantes de Veracruz están en la miseria y la pobreza, entonces, habría de echar cuentas el número de paisanos con el rencor y el odio fermentado en contra de las tribus políticas, aquellas que según el Estado de Derecho están obligadas a garantizar calidad de vida a la población.
Los pueblos, dice un proverbio ranchero, son como las mulas. Cuando se cansan a la mitad del camino y a la orilla del precipicio del mal trato del patroncito, se detienen, sacuden, tiran la carga y ni un paso pa”™lante ni pa”™atrás.
Solo que los pueblos se vuelven autodefensas y guardias comunitarias. Y en el mejor de los casos, ajustan cuentas en las urnas…