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Diario de un reportero
Sábado 19 septiembre, 2020

Tragicomedia jarocha

•La huella porfiriana
•Infortunio como destino

DOMINGO
Tragicomedia jarocha



Entre el siglo XX y el XXI hay vidas paralelas en Veracruz. Entre otros, el Veracruz sangriento.
Cientos, miles quizá de niños huérfanos y mujeres y hombres viudos. Padres ancianos quedados a la deriva económica y social.
La vida, más difícil y ruda que nunca.
Por ejemplo, de los trescientos obreros asesinados en Río Blanco el 7 de enero de 1910, a los trescientos cadáveres sepultados y hallados en las fosas clandestinas “Colinas de Santa Fe”, de los años 2010 a 2019.
De los 300 trabajadores textiles ejecutados en Río Blanco cuando todos ellos, obreros, incluso, con sus familias, pararon la región fabril del centro de Veracruz con una huelga, y trepados los cadáveres a los vagones del ferrocarril trasladados al Castillo de San Juan de Ulúa y arrojados al Golfo de México…a los doscientos cadáveres-->

Luis Velázquez

sepultados en las fosas de El Arbolillo, La Laguna y La Guapota.
De la orden del dictador Porfirio Dí­az Mori a su compadre, el gobernador Luis Mier y Terán, de “¡Matar en caliente!” a los nueve jarochos sublevados a su reelección presidencial, a un Veracruz convertido en el primer lugar nacional en secuestros, feminicidios y extorsiones.

LUNES
Vasos comunicantes del pasado y el presente

De los cuarenta mil campesinos y ejidatarios asesinados en la década de 1940 por los sicarios y pistoleros del cacique y latifundista, Manuel Parra, su banda “La mano de negra”, como parte de la enconada lucha agraria por la defensa de la tierra, al insólito tiradero de cadáveres en el Veracruz de hoy.
De los diecisiete lí­deres campesinos perseguidos, secuestrados, desaparecidos y asesinados en aquella lucha agraria al número insólito de desaparecidos de norte a sur y de este a oeste de Veracruz y para documentar la cruenta realidad bastarí­a referir que según el Colectivo de la señora Aracely Salcedo, madre de Fernanda Rubí­, solo en la región de Orizaba y Córdoba hay seiscientos desaparecidos.
De la feroz persecución polí­tica en contra de Herón Proal, el lí­der socialista del movimiento inquilinario, encarcelado en el penal de Allende y liberado debido a las presiones de las trabajadoras sexuales solidarias con la causa, a los secuestros, asesinatos y decapitaciones de los reporteros que van de Javier Duarte a Miguel íngel Yunes Linares y Cuitláhuac Garcí­a Jiménez.
De una prensa escrita de entonces al servicio de las tribus polí­ticas a unos medios “tirados al piso” de las elites gobernantes acallando la realidad social dura y adversa.

MARTES
De Porfirio Dí­az a Cuitláhuac Garcí­a

Del Veracruz con Porfirio Dí­az, 33 años en el poder, con su amigo Teodoro A. Dehesa, diecinueve años seguiditos como gobernador, y que ni siquiera alcanzara el góber precioso de Plutarco Elí­as Calles, el coronel Adalberto Tejeda Olivares, dos veces en el cargo… al góber precioso, fifí­, sabadaba y machetero de López Obrador, dos veces su candidato a la silla embrujada del palacio y una vez a la curul federal.
De los grandes negocios en obra pública de Porfirito, el hijo de Porfirio Dí­az, ahijado del góber jarocho, Luis Mier y Terán, aquél de “¡Mátalos en caliente!”, a la compra por dedazo de patrullas, ambulancias y medicinas y al nepotismo, tráfico de influencias y conflicto de intereses con Cuitláhuac Garcí­a y los suyos.
Del paseo polí­tico de Porfirio Dí­az con Teodoro A. Dehesa a quien primero impuso como director general de Aduanas para luchar con la corrupción, y luego lo nombró su góber jarocho, a López Obrador con su góber bendecido elevado a las alturas como legislador federal, curul inconclusa, y canonizado como su góber, el más leal y honesto.

MIÉRCOLES
Le arrancaron el corazón y se lo comieron
De las rebeliones indí­genas en Olarte (1836), Misantla (1865), Papantla (1891 y 1896), el más cruento porque intervino Victoriano Huerta, el asesino de Francisco Ignacio Madero y el vicepresidente José Marí­a Pino Suárez, hasta las sublevaciones indí­genas en la montaña negra de Zongolica, por ejemplo, Soledad Atzompa, con el linchamiento de 6 secuestradores de maestros, y el asesinato de una familia, incluida niña de doce años, en Santa Ana Atzacan, en el tiempo de la izquierda en Veracruz.
Del manipuleo de reporteros independientes que solí­a practicar Teodoro A. Dehesa para darse “baños de pureza” al Cartel de Reporteros del Palacio de Xalapa, capaces, incluso, de cronicar la polí­tica del machete en mano para demoler el monte crecido en lote baldí­o público.
Del profesor, lí­der indí­gena en Papantla hacia 1896 emboscado, asesinado y decapitado, y a quien los sicarios al servicio de los latifundistas arrancaran el corazón y se lo comieran (El Diario del Hogar, de Filomeno Mata, “La revolución mexicana en Veracruz, antologí­a de Bernardo Garcí­a Dí­az), a los carteles y cartelitos de hoy que asesinan, decapitan, arrojan el cadáver en la ví­a pública, y a veces sepultan en fosas clandestinas.

JUEVES
La huella porfiriana

De los novecientos totonacos de Papantla que hacia finales del siglo XIX, casi 1900, se “levantaron en armas y atacaron a las autoridades estatales”, aplastados y sometidos por el Vigésimo Tercer Batallón, general Rosalino Martí­nez, a las autodefensas de Veracruz en Cacahualco, cumbres de Aculztingo, sierra de Zongolica, Las Choapas y Agua Dulce, negadas por la secretarí­a General de Gobierno, creyendo que así­ nomás, por decreto superior, se vuelven invisibles.
De la rebelión indí­gena en la sierra de Soteapan el 30 de septiembre de 1906 para tomar Acayucan en nombre del Partido Liberal de Ricardo Flores Magón, a la toma de la presa Yuribia por los indí­genas y que obligaran al góber machetero a viajar al poblado y en donde le fue muy mal, excusándose que él también, como ellos, es indí­gena por llamarse Cuitláhuac y porque sus hermanos, todos, fueron bautizados con nombres aztecas.
De la adjudicación de un latifundio sureño, desde Soteapan hasta Minatitlán e Hidalgotitlán, en el Valle de Uxpanapa, en el siglo pasado, a nombre de Manuel Romero Rubio, suegro amado del dictador Porfirio Dí­az, a la compra por dedazo de patrullas, ambulancias y medicinas en el sexenio de MORENA en el gobierno de Veracruz.

VIERNES
Ningún respeto por la vida

Un proverbio judí­o dice lo siguiente: “Quien salva una vida, salva el mundo entero”.
Se lo dieron unos judí­os a Oskar Schindler, el nazi bueno que durante la Segunda Guerra Mundial salvó a mil cien judí­os de morir en las cámaras de gases de Adolf Hitler.
Pero el paí­s y Veracruz parecen ser unas cámaras de gases sórdidas y siniestras.
Los desaparecidos y asesinados en la Guerra Sucia, Gustavo Dí­az Ordaz y Luis Echeverrí­a ílvarez gobernando desde Los Pinos.
La masacre de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968.
La matanza de 17 campesinos en Aguas Blancas, Guerrero, Ernesto Zedillo, y su compadre, Rubén Figueroa Alcocer gobernador.
La matanza de Acteal, Carlos Salinas presidente.
La matanza de los 72 migrantes, hasta con tiro de gracia, en San Fernando, Tamaulipas.
Las Colinas de Santa Fe en la ciudad de Veracruz (trescientos cadáveres) y las fosas clandestinas de El Arbolillo y La Laguna, en Alvarado (doscientos cadáveres).
Ningún respeto, entonces, por la vida ni tampoco por los derechos humanos.
El Veracruz del siglo XX. El Veracruz del siglo XXI.


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